Nuestros lectores advertirán sin dificultad en este texto la idea del corazón como centro del ser, idea que, según lo hemos explicado (y volveremos sobre ella) es común a todas las tradiciones antiguas, procedentes de esa tradición primordial cuyos vestigios se encuentran aún en todas partes para quien sabe verlos. Advertirán también la idea de la caída que rechaza al hombre lejos de su centro original e interrumpe para él la comunicación directa con el “Corazón del Mundo”, tal como estaba establecida de modo normal y permanente en el estado edénico (Ver “Le Sacré-Coeur et la légende du Saint Graal” (aquí, cap. III: “El Sagrado Corazón y la leyenda del Santo Graal”)). Advertirán, por último, en lo que concierne al papel central del corazón, la indicación del doble movimiento centrípeto y centrífugo, comparable a las dos fases de la respiración (Ver “L’Idée du Centre das les traditions antiques” (aquí, cap. VIII: “La idea del Centro en las tradiciones antiguas”)); es cierto que, en el pasaje que citaremos en seguida, la dualidad de esos movimientos está referida a la del corazón y el cerebro, lo que parece a primera vista introducir alguna confusión, aun cuando eso sea también sostenible situándose en un punto de vista algo diferente, en que CORAZÓN Y CEREBRO se encaran como constituyendo en cierto modo dos polos en el ser humano. SFCS: CORAZON Y CEREBRO
La última observación, aunque formulada en términos un tanto oscuros, coincide en el fondo con lo que decíamos sobre el valor simbólico que, aparte de su realidad propia (y, entiéndase bien, sin que ésta sea en modo alguno afectada por ello), tienen los hechos históricos, y sobre todo los hechos de la historia sagrada ( “Les Arbres du Paradis”, en Reg., marzo de 1926, p. 295 (artículo retomado en Le Symbolisme de la Croix, caps. IX y XXV; pero el punto concerniente al simbolismo de la historia se encuentra en el prefacio de dicho libro)); pero no nos proponemos insistir ahora sobre estas consideraciones. Nuestro propósito es volver, aprovechando la oportunidad que así se nos ofrece, sobre el asunto de las relaciones entre CORAZÓN Y CEREBRO, o entre las facultades representadas por estos dos órganos; ya hemos dado ciertas indicaciones a este respecto ( “Le Coeur rayonnant et le Coeur enflammé”, en Reg., marzo de 1926 (cf. aquí, cap. LXIX)), pero creemos que no será inútil aportar nuevos desarrollos. SFCS: CORAZON Y CEREBRO