arma

El sentido más general vinculado con la letra de que se trata, sea en hebreo o en árabe, es el de “fuerza” o “potencia” (en árabe, qowah), la cual, por lo demás, según los casos, puede ser de orden material o de orden espiritual (La distinción entre estos dos sentidos se señala en árabe por una diferencia en la ortografía de la palabra: qowah para el primero, qowâ paya el segundo); y ciertamente a este orden corresponde, de modo más inmediato, el simbolismo de un ARMA como el hacha. En el caso que ahora nos ocupa, evidentemente ha de tratarse de una potencia espiritual; esto resulta de que el hacha está puesta en relación directa, no con el cubo, sino con la pirámide; y podrá recordarse aquí lo que hemos expuesto ya en otras ocasiones sobre la equivalencia del hacha con el vajra (Sobre el vajra, ver cap. XXVI y LII. (N. del T)), que es también, ante todo, el signo de la potencia espiritual. Hay más: el hacha está situada, no en un punto cualquiera, sino, como hemos dicho, en el vértice de. la pirámide, vértice que a menudo se considera como representación de la cúspide de una jerarquía espiritual o iniciática; esta posición parece indicar, pues, la más alta potencia espiritual en acción en el mundo, vale decir lo que todas las tradiciones designan como el “Polo”; también aquí, recordaremos el carácter “axial” de las ARMAs simbólicas en general y en particular del hacha, que manifiestamente está en perfecto acuerdo con tal interpretación. SFCS: UN JEROGLIFICO DEL POLO

Esto nos lleva naturalmente a recordar un punto que ya ha sido tratado: el hacha de piedra de Páraçu Râma y el martillo de piedra de Thor son una sola y misma ARMA (Ver el artículo P. Genty sobre “Thor et Purashu-Râma” en V. I., diciembre de 1928), y agregaremos que esta ARMA es el símbolo del rayo. Se ve también por esto que el simbolismo de las “piedras del rayo” es de origen hiperbóreo, es decir, se vincula a la más antigua de las tradiciones de la humanidad actual; a la que es verdaderamente la tradición primitiva para el presente Manvántara (Señalemos a este respecto que algunos, por una extraña confusión, hablan hoy de “Atlántida hiperbórea”; la Hiperbórea y la Atlántida son dos regiones distintas, como el norte y el oeste son dos puntos cardinales diferentes, y, en cuanto punto de partida de una tradición, la primera es muy anterior a la segunda. Estimamos tanto más necesario llamar la atención sobre este punto, cuanto que quienes cometen esa confusión han creído poder atribuírnosla, cuando va de suyo que no la hemos cometido jamás ni vernos siquiera en cuanto hemos escrito nada que pudiera dar el menor pretexto a semejante interpretación). SFCS: LAS “PIEDRAS DEL RAYO”

La espada puede ser considerada, de modo general, como un ARMA de doble filo (En otra de sus significaciones, la espada es un símbolo del Verbo o de la Palabra, con su doble poder creador y destructor (véase, por ejemplo, Apocalipsis, I 16 y XIX, 15). Es evidente, por otra parte, que ese doble poder es análogo a la fuerza doble de que acabamos de hablar, o que, más exactamente, no son sino dos aplicaciones diversas de una misma cosa. Con respecto a la espada, notemos que, según ciertos historiadores antiguos, los escitas representaban a la Divinidad por medio de una espada hincada en tierra en la sumidad de un montículo; siendo éste la imagen reducida de la montaña, se encuentran así reunidos dos símbolos del “Eje del Mundo”); pero un ejemplo aún más notable es el de la doble hacha, que pertenece en particular al simbolismo egeo y cretense, o sea prehelénico, pero no es exclusiva de él. Ahora bien; el hacha, como lo hemos explicado antes ( “Les pierres de foudre” (aquí, cap. XXV; “Las ‘piedras del rayo’”)), es muy especialmente un símbolo del rayo y por lo tanto, a este respecto, un equivalente estricto del vajra; y la comparación de estas dos ARMAs muestra, por consiguiente, la identidad profunda de las dos formas de simbolismo mencionadas, la de las ARMAs de doble filo y la de las ARMAs de doble punta (El mallete o martillo de Thor, otro símbolo del rayo que hemos señalado también (ibid), presenta, por su forma en T, una exacta similitud con la doble hacha. Haremos notar también que, como el mallete y la espada, aunque menos en evidencia que éstos, el hacha se encuentra aún hoy en el simbolismo masónico). SFCS: LAS ARMAS SIMBÓLICAS

La representación del vajra ofrece múltiples variantes; Ananda K. Coomaraswamy ha señalado (Elements of Buddhist Iconography) que la forma más habitual, con triple punta en cada extremo, está por eso estrechamente emparentada con el triçûla o tridente, otra ARMA simbólica muy importante pero cuyo estudio especial nos apartaría demasiado de nuestro tema (En este caso, la doble triplicidad de las ramas y de las raíces recuerda aún más exactamente la de las dos extremidades del vajra. (Sobre esto, véase infra, cap. LII: “El árbol y el vajra”). Sabido es, por otra parte, que el triçûla, como atributo de Çiva, se refiero a menudo al “triple tiempo” (trikâla), es decir a las tres modalidades del tiempo, como pasado, presente y futuro; habría también aquí vinculaciones que establecer con lo que se encuentra en el mismo orden de cosas en otras tradiciones, por ejemplo con ciertos aspectos del simbolismo de Jano); observaremos solamente que, mientras que la punta medial es la terminación del eje mismo, las dos puntas laterales pueden ser referidas también a las dos corrientes, de derecha y de izquierda, ya aludidas, y que, por esta misma razón, tal triplicidad se encuentra en otros casos de simbolismo “axial”, por ejemplo en ciertas figuraciones del “Árbol del Mundo”. A. K. Coomaraswamy ha mostrado igualmente que el vajra se asimila tradicionalmente a otros símbolos conocidos del “Eje del Mundo”, como el eje del carro, cuyas dos ruedas corresponden al Cielo y la Tierra, lo que explica, por lo demás, en particular, ciertas representaciones del vajra como “soportado” por un loto, sobre el cual está puesto verticalmente. En cuanto al cuádruple vajra, formado por la reunión de dos vajra ordinarios dispuestos en cruz, si se lo considera situado en un plano horizontal, como lo sugiere su designación de KARMA-vajra, está muy próximo a símbolos tales como el svástika y el chakra (No se trata ya, pues, del eje vertical, como antes, sino de los dos ejes horizontales de la representación geométrica que hemos expuesto en Le Symbolisme de la Croix); nos limitaremos aquí a estas diferentes indicaciones, sobre las cuales tendremos quizá oportunidad de volver en otros estudios, pues es un tema de aquellos que no podría tenerse la pretensión de agotar. SFCS: LAS ARMAS SIMBÓLICAS

Para volver al rayo, se lo considera, según lo hemos indicado ya (Ver “Les pierres de foudre” (aquí cap. XXV; “Las ‘piedras del rayo’”)), como representante de un doble poder, de producción y destrucción; puede decirse, si se quiere, poder de vida y muerte, pero, si se lo entendiera solo en el sentido literal, no sería sino una aplicación particular de aquello de que en realidad se trata (En conexión con la observación antes formulada acerca de las ARMAs respectivas de Apolo e Indra, haremos notar que, como el rayo, el rayo solar también se considera vivificador o aniquilador, según los casos. Recordaremos además que la lanza de la leyenda del Graal, como la lanza de Aquiles, con la cual la hemos relacionado ya a este respecto, tenía el doble poder de infligir heridas y de curarlas). De hecho, es la fuerza que produce todas las “condensaciones” y “disipaciones”, que son referidas por la tradición extremo-oriental a la acción alterna de los dos principios complementarios, yin y yang, y que corresponden igualmente a las dos fases de “expir” y “aspir” universales ( (Ver también La Grande Triade, cap. VI)); es lo que la doctrina hermética, por su parte, llama “coagulación” y “solución” respectivamente (Es también lo que el lenguaje. de los antiguos filósofos griegos designaba con los términos de “generación” y “corrupción” (ibid)) y la doble acción de esa fuerza está simbolizada por los dos extremos opuestos del vajra en cuanto ARMA “fulgurante”, mientras que el diamante representa a las claras su esencia única e indivisible. SFCS: LAS ARMAS SIMBÓLICAS

Por último, debemos mencionar otro símbolo “axial”, que no es un ARMA propiamente dicha, pero que se asimila empero a un ARMA por su forma terminada en punta: el símbolo del clavo; y, entre los romanos, el clavo (clavus) y la llave (clavis), que su lengua vinculaba de modo muy singular, se referían ambos al simbolismo de Jano (Recordaremos aún, para completar esta última observación, el poder mágico atribuido a uno y otro de esos dos objetos, el cual, aparte toda cuestión de orden “fenoménico”, aparece como una especie de degeneración exotérica con respecto a su significación tradicional). Con la llave, que es también un símbolo “axial”, nos veríamos llevados a otras consideraciones en las cuales no queremos entrar por el momento; diremos solo que el “poder de las llaves”, o sea el doble poder de “atar” y “desatar” (Podrá observarse que estas palabras mismas tienen también una relación evidente con el simbolismo de las ligaduras o los nudos: todo esto, pues, está estrechamente emparentado, y las diversas formas que reviste el simbolismo son siempre perfectamente coherentes entre sí), no es en verdad diferente del que acabamos de exponer: en el fondo, se trata siempre, en realidad, de “coagulación” y “solución” en el sentido hermético de estos términos. SFCS: LAS ARMAS SIMBÓLICAS