mito (FS)

Por lo que se refiere a la arquitectura, los grandes edificios de los amarillos presentan las mismas curvas superpuestas que los pinos que las rodean; la forma amplia, irregular y en cierto modo vegetativa del tejado extremo-oriental – descansando todo ello, de ordinario, sobre columnas de madera -, aun cuando no tiene por prototipos las coníferas sagradas, describe, con todo, su vida a la vez dinámica y majestuosa. Cuando el amarillo entra en un templo o un palacio, entra en un «bosque» más bien que en una «caverna» (NA: La catedral gótica es un bosque petrificado que, por una parte, acoge, pero, por otra parte, permanece frío; añade a la idea de protección la de eternidad y mezcla así una frialdad celestial a la misericordia. Sus vidrieras son como el cielo que se entrevé a través de los follajes de un bosque de piedra.); su arquitectura tiene algo de vivo, vegetal y cálido, y hasta la intención mágica de las puntas encorvadas – que dan al tejado protector algo de defensivo -, nos devuelve a la relación entre el árbol y el relámpago, nos devuelve, pues, a la naturaleza virgen (NA: Hay una teoría según la cual el tejado chino representaría un barco invertido: según un MITO malayo, el sol viene del Este en un barco; éste naufraga en el Oeste y, al volcarse, cubre el astro solar provocando así la noche; hay una relación, no sólo entre el barco invertido y la oscuridad nocturna, sino también, por vía de consecuencia, entre el tejado y el sueño que éste alberga. Otra fuente de la arquitectura extremo-oriental – en lo que concierne a las columnas de madera -, es la casa lacustre de los Sinomalayos primitivos (NA: cf. E. Fuhrmann: China, Hagen, 1921).). 1962 FSCR: PRINCIPIOS Y CRITERIOS DEL ARTE UNIVERSAL

El prototipo de la caída no es otro que el proceso de la misma manifestación universal. Quien dice manifestación, proyección, «alienación», salida, dice también regresión, reintegración, regreso, apocastasis; el error de los materialistas -sean cuales sean las sutilidades por medio de las cuales entienden disolver la noción convencional y ya «caduca» de materia- es partir de la materia como de un dato primordial y estable, cuando no es más que un movimiento, una especie de contracción transitoria de una substancia en sí inaccesible a nuestros sentidos. Nuestra materia empírica, con todo lo que implica, deriva de una protomateria suprasensible y eminentemente plástica; en ella es donde se ha reflejado y «encarnado» el ser terrestre primordial, lo que en el hinduísmo enuncia el MITO del sacrificio de Purusha. Bajo el efecto de la cualidad segmentada de esta protomateria, la imagen divina se ha quebrado y diversificado; pero las criaturas todavía eran, no individuos que se desgarraban entre ellos, sino estados contemplativos derivados de modelos angélicos y, a través de ellos, de nombres divinos, y en este sentido se ha podido decir que en el Paraíso los corderos vivían junto a los leones. No se trata en este caso más que de prototipos «hermafroditas» -de forma esférica suprasensorial- de posibilidades divinas, salidas de las cualidades de «clemencia» y «rigor», de «belleza» y «fuerza», de «sabiduría» y «alegría». Es en esta hylé (La Substancia o Materia prima.) protomaterial donde tuvo lugar la creación de las especies y la del hombre, creación parecida a la «cristalización súbita de una solución química sobresaturada» (Expresión que René Guenon empleó al hablar de la realización de la «Identidad suprema». Es plausible que la deificación se parezca -en dirección inversa- a su antípoda, la creación.); después de la «creación de Eva» -la bipolarización del «andrógino» primordial- tuvo lugar la «caída», la «exteriorización» de la pareja humana, la cual arrastró a continuación -ya que en la protomateria sutil y luminosa todo estaba unido y era solidario- la exteriorización o «materialización» de todas las demás criaturas terrestres y, por consiguiente, su «cristalización» en materia sensible, pesada, opaca y mortal. 4735 FSRMA: CAIDA Y DECADENCIA LA VÍA DE LA UNIDAD

Las manifestaciones más eminentes del Gran Espíritu son los puntos cardinales con el Cénit y el Nadir, o con el Cielo y la Tierra, y después formas tales como el Sol, el Lucero del Alba, la Roca, el Aguila, el Bisonte; todas estas manifestaciones se encuentran en nosotros mismos y tienen sus raíces en la Divinidad: aunque el Gran Espíritu sea Uno, implica en Sí-mismo estas cualidades de las que vemos las huellas -y sufrimos los efectos- en el mundo de las apariencias (Los sabios entre los indios nunca ignoran el carácter contingente e ilusorio del cosmos: «He visto más de lo que puedo decir y he comprendido más de lo que no he visto; pues he visto de una manera sagrada las sombras de todas las cosas en el Espíritu y la forma de las formas tal y como deben vivir simultáneamente, parecidas a un solo Ser.» «Crazy Horse fue al Mundo donde nada es, salvo los Espíritus (las Ideas eternas) de todas las cosas. Este es el Mundo real que se encuentra (escondido) tras éste (el nuestro), y cada cosa que vemos es como una sombra de aquel Mundo.» «Sabía que lo Real estaba lejos (de nuestro mundo) y que el sueño obscurecido de lo Real estaba aquí abajo.» (HEHAKA SAPA, en Black Elk Speaks, Lincoln, 1961: traducción española: Los últimos sioux. Ed. Noguer, Barcelona. (N. del T.) Según Hartley Burr ALEXANDER, «la idea fundamental (del MITO mexicano de Quetzalcoatl) es la misma (que en la MITOlogía de los pieles rojas): la de una fuerza o una potencia casi panteísta que se encarna en los fenómenos del mundo actual y de la que este mundo no es más que la imagen y la ilusión». (L’art et la phitosophie des Indiens de l’Amérique du Nord, París, 1926.)). 4865 FSRMA: CHAMANISMO PIEL-ROJA LA VÍA DE LA UNIDAD

Quien dice «manifestación», dice «reintegración»; el error de los materialistas -su falta de imaginación si se quiere- es partir de la materia como de un dato invariable (Cualesquiera que sean las sutilidades mediante las que se pretende «superar» la noción de materia y que no hacen más que desplazarla sin cambio de nivel.) cuando no es más que un movimiento que nuestra experiencia de seres efímeros no puede abarcar, una especie de contracción transitoria de una substancia en sí inaccesible a nuestros sentidos; es como si comprobásemos la dureza del hielo sin saber que el hielo antes ha sido agua y que este agua ha sido nube. Nuestra materia empírica, con todo lo que implica, se deriva de una protomateria suprasensible y eminentemente plástica bajo la acción del «Soplo creador» (Repetimos aquí una breve exposición ya dada en el capítulo Caída y Decadencia y cuya importancia es capital.); en ella se ha reflejado y «encarnado» el ser terrestre, lo que a su manera expresa el MITO del sacrificio de Purusha. Por efecto de la virtud segmentadora de esta protomateria, la imagen divina se ha diversificado; pero las criaturas aún eran «estados de conciencia»; estados contemplativos vueltos hacia el interior e iluminados en sí mismos y en este sentido se ha podido decir que en el Paraíso vivían juntos los lobos y los corderos. Es en esta substancia protomaterial donde tuvo lugar la creación de las especies; después de la bipolarización del andrógino primordial, tuvo lugar su «exteriorización», a saber, «la caída de Adán», que acarreó en consecuencia -ya que en la protomateria sutil y luminosa todo estaba aún ligado en cierto modo- la «materialización» de todas las criaturas terrestres, por tanto su «cristalización» y las oposiciones que necesariamente resultaban de ello. No es posible que no existan conflictos y calamidades en un mundo material, y querer abolirlos -en lugar de escoger el mal menor- es la más perniciosa de las ilusiones. 4939 FSRMA: SOBRE LAS HUELLAS DE MAYA LA VÍA DE LA UNIDAD

Este prejuicio de las «influencias» o de las «imitaciones» nos hace pensar en aquel etnógrafo que al encontrar en los pieles-rojas el MITO del diluvio sacaba ingenuamente la conclusión de que los misioneros habían pasado por allí, cuando este MITO -o más bien este recuerdo- se encuentra en casi todos los pueblos de la tierra. 5101 FSRMA: UNIVERSALIDAD Y ACTUALIDAD DEL MONAQUISMO LA VÍA DE LA UNIDAD