René Guénon — INICIAÇÃO E REALIZAÇÃO ESPIRITUAL
A ENFERMIDADE DA ANGÚSTIA
Está de moda hoy día, en algunos medios, hablar de «inquietud metafísica», e incluso de «angustia metafísica»; estas expresiones, evidentemente absurdas, son también de las que traicionan el desorden mental de nuestra época; pero, como siempre en parecido caso, puede haber interés en buscar precisar lo que hay debajo de estos errores y lo que implican exactamente tales abusos de lenguaje. Está bien claro que aquellos que hablan así no tienen la menor noción de lo que es verdaderamente la metafísica; pero todavía puede uno preguntarse por qué quieren transportar, a la idea que se hacen de ese dominio desconocido para ellos, estas palabras de inquietud y de angustia antes que no importa cuáles otras que no estarían ahí ni más ni menos fuera de lugar. Sin duda es menester ver la primera razón de ello, o la más inmediata, en el hecho de que estas palabras representan sentimientos que son particularmente característicos de la época actual; la predominancia que estos sentimientos han adquirido en ella es por lo demás bastante comprensible, y podría considerarse incluso como legítima, en un cierto sentido, si se limitara al orden de las contingencias, ya que está manifiestamente justificada por el estado de desequilibrio y de inestabilidad de todas las cosas, que va agravándose sin cesar, y que, ciertamente, apenas está hecho para dar una impresión de seguridad a los que viven en un mundo tan perturbado. Si hay en esos sentimientos algo enfermizo, es porque el estado por el cual son causados y mantenidos es, él mismo, anormal y desordenado; pero todo eso, que no es en suma más que una simple explicación de hecho, no explica suficientemente la intrusión de esos mismos sentimientos en el orden intelectual, o al menos en lo que pretende tener el lugar de éste entre nuestros contemporáneos; esta intrusión muestra que el mal es más profundo en realidad, y que ahí debe haber algo que se relaciona con todo el conjunto de la desviación mental del mundo moderno.
Está de moda hoy día, en algunos medios, hablar de «inquietud metafísica», e incluso de «angustia metafísica»; estas expresiones, evidentemente absurdas, son también de las que traicionan el desorden mental de nuestra época; pero, como siempre en parecido caso, puede haber interés en buscar precisar lo que hay debajo de estos errores y lo que implican exactamente tales abusos de lenguaje. Iniciación y Realización Espiritual: LA ENFERMEDAD DE LA ANGUSTIA
EXCERTOS
Está bien claro que aquellos que hablan así no tienen la menor noción de lo que es verdaderamente la metafísica; pero todavía puede uno preguntarse por qué quieren transportar, a la idea que se hacen de ese dominio desconocido para ellos, estas palabras de inquietud y de angustia antes que no importa cuáles otras que no estarían ahí ni más ni menos fuera de lugar. Iniciación y Realización Espiritual: LA ENFERMEDAD DE LA ANGUSTIA
Como lo hemos dicho, algunos no se limitan a hablar de «inquietud», sino que llegan incluso a hablar de «angustia», lo que es todavía más grave, y expresa una actitud quizás más claramente antimetafísica aún si es posible; por otra parte, los dos sentimientos están más o menos relacionados, puesto que uno y otro tienen su raíz común en la ignorancia. Iniciación y Realización Espiritual: LA ENFERMEDAD DE LA ANGUSTIA
En efecto, la angustia no es más que una forma extrema y por así decir «crónica» del miedo; ahora bien, el hombre es llevado naturalmente a sentir miedo delante de lo que no conoce o no comprende, y este miedo mismo deviene un obstáculo que le impide vencer su ignorancia, ya que le lleva a apartarse del objeto en presencia del cual lo ha sentido y al cual atribuye su causa, mientras que, en realidad, esa causa no está más que en él mismo; además, a esta reacción negativa le sigue muy frecuentemente un verdadero odio al respecto de lo desconocido, sobre todo si Iniciación y Realización Espiritual: LA ENFERMEDAD DE LA ANGUSTIA
No obstante, si la ignorancia puede disiparse, el miedo se desvanecerá de inmediato por eso mismo, como ocurre en el ejemplo bien conocido de la cuerda tomada por una serpiente; el miedo, y por consiguiente la angustia, que no es más que un caso particular del mismo, es pues incompatible con el conocimiento, y, si llega a un grado tal que sea verdaderamente invencible, eso hará que el conocimiento se vuelva imposible, incluso en la ausencia de todo otro impedimento inherente a la naturaleza del individuo; así pues, en este sentido se podría hablar, de una «angustia metafísica», que juega en cierto modo el papel de un verdadero «guardián del umbral», según la expresión de los hermetistas, y que cierra al hombre el acceso al dominio del conocimiento metafísico. Iniciación y Realización Espiritual: LA ENFERMEDAD DE LA ANGUSTIA
Para volver al punto esencial, podemos decir ahora que aquellos que hablan de «angustia metafísica» muestran con eso, primeramente, su ignorancia total de la metafísica; además, su actitud misma torna esta ignorancia en invencible, tanto más cuanto que la angustia no es un simple sentimiento pasajero de miedo, sino un miedo que ha devenido en cierto modo permanente, instalado en el «psiquismo» mismo del ser, y por eso es por lo que puede considerársele como una verdadera «enfermedad»; mientras no pueda ser superado, constituye propiamente, como todos los demás defectos graves de orden psíquico, una «descualificación» al respecto del conocimiento metafísico. Iniciación y Realización Espiritual: LA ENFERMEDAD DE LA ANGUSTIA
Por otra parte, el conocimiento es el único remedio definitivo contra la angustia, así como contra el miedo bajo todas sus formas y contra la simple inquietud, puesto que estos sentimientos no son sino consecuencia o productos de la ignorancia, y puesto que a consecuencia del conocimiento, desde que se alcanza, quedan destruidos enteramente en su raíz misma y vueltos en adelante imposibles, mientras que, sin él, incluso si son apartados momentáneamente, siempre pueden reaparecer al hilo de las circunstancias. Iniciación y Realización Espiritual: LA ENFERMEDAD DE LA ANGUSTIA