Rostro (FS)

Niffarî, que encarna el esoterismo propiamente dicho y no un preesoterismo voluntarista y todavía en gran parte exoterista, ha dado el testimonio siguiente: «Allâh ME ha dicho: formula tu petición diciéndome: Señor, ¿cómo debo apegarme firmemente a Ti de modo que el día de mi juicio no ME castigues ni apartes Tu ROSTRO de mí? Entonces Yo (Allâh) te responderé diciendo: Cíñete a la Sunna en tu doctrina y tu práctica externas, y apégate en tu alma interior a la Gnosis que te he dado; y sabe que, cuando ME doy a conocer a ti, no quiero aceptar de ti nada de la Sunna, excepto lo que Mi Gnosis te aporta, pues tú eres uno de aquellos a quienes Yo hablo; ME oyes y sabes que ME oyes, y ves que Yo soy la fuente de todas las cosas». El comentarista de este pasaje observa que la Sunna tiene un alcance general y no distingue entre los que buscan la recompensa creada y los que buscan la Esencia, y que contiene lo que cada persona puede necesitar. Otra sentencia de Niffarî: «Y Él ME dijo: Mi Revelación exotérica (dhâhirî) no sostiene a Mi Revelación esotérica (bâtinî)». Y otra todavía, de un simbolismo abrupto que hay que entender: «Las buenas acciones del hombre piadoso son las malas acciones de los privilegiados de Allâh». Lo que indica con la mayor claridad posible la relatividad de ciertos elementos de la Sunna y la relatividad del culto a la Sunna media. 1024 FSCI 2

La noción hindú de la «Ilusión», Mâyâ, coincide en efecto con el simbolismo islámico del «Velo», Hijâb: la Ilusión universal es una potencia que por una parte oculta y por otra parte revela; es el Velo ante el ROSTRO de Allah (NA: En la terminología sufí derivada del Corán, se llama «ROSTRO» (NA: Wajh) a la Esencia divina (NA: Dhât), lo que a primera vista parece paradójico, pero que se hace comprensible por el simbolismo de la ocultación.), o también, según una extensión del simbolismo, es la serie de los setenta mil velos de luz y de oscuridad que, ya sea por clemencia, ya sea por rigor, tamizan la Irradiación fulgurante de la Divinidad (NA: Omar Khayyam: «Ni tú ni yo resolveremos el misterio de este mundo; ni tú ni yo leemos esta escritura secreta. A ambos nos gustaría saber lo que oculta este velo, pero cuando el velo caiga ya no habrá ni tú ni yo.»). 2274 EPV: I EL MISTERIO DEL VELO

Todo esto evoca el simbolismo taoísta del Yin-Yang: una región blanca y una región negra con un disco negro en la primera y un disco blanco en la segunda; lo que indica aquí que la relación entre el ROSTRO y el Velo se repite desde los dos lados del Velo, primeramente en el interior, in divinis, y luego en el exterior, en el seno del universo. En términos sánscritos: hay Atmâ y Mâyâ, pero también hay, por lo mismo – puesto que la Realidad es una y la naturaleza de las cosas no puede implicar un dualismo fundamental -, Mâyâ en Atmâ y Atmâ en Mâyâ (NA: Un libro revelado, un Profeta, un rito, una fórmula sagrada, un Nombre divino son de orden formal, son pues Mâyâ, pero es una Mâyâ que libera puesto que transmite esencialmente Atmâ. Es «Atmâ en Mâyâ», mientras que la Palabra creadora, o Logos, es «Mâyâ en Atmâ».). 2376 EPV: I EL MISTERIO DEL VELO