El desapego: observemos en primer lugar que el apego está en la propia naturaleza del hombre; y, sin embargo, se le pide ser desapegado. El criterio de la legitimidad de un apego es que su objeto sea digno de amor, es decir, que nos comunique algo de Dios y, con mayor razón, que no nos aleje de Él; si una cosa o una criatura es digna de amor y no nos aleja de Dios – en cuyo caso nos acerca indirectamente a su divino modelo -, se puede decir que la amamos «en Dios» y «hacia Dios», luego de acuerdo con el «recuerdo» platónico y sin idolatría ni pasión centrífuga. Ser desapegado es no amar nada fuera de Dios ni a fortiori contra Dios; es, pues, amar a Dios ex toto corde. Pero hay todavía otra perspectiva que se encuentra en todo clima religioso, a saber, la del ASCETISMO penitencial: en lugar de partir de la idea de que todo exceso es un mal y de que el bien se sitúa entre dos excesos, como lo quiere Aristóteles y como lo enseña también el Islam global, este ASCETISMO ve el bien en el exceso de desapego; y esto también tiene su justificación según el punto de vista, el temperamento, la vocación, el medio. Según esta perspectiva, no hay exceso, hay simplemente sinceridad y totalidad; ello no impide que esta actitud no pueda, o no quiera dar cuenta de toda la realidad humana o, más precisamente, espiritual. 2778 EPV: II LAS VIRTUDES EN LA VÍA
Por extraña que pueda parecer tal aserción – que en el caso de Cristo no tendría ningún sentido -, Muhammad es el Profeta de lo «razonable»; de lo razonable no mediocre, por supuesto, sino hecho de realismo psicológico y social, y susceptible, por consiguiente, de servir de vehículo a la vía ascendente. Incidentalmente, pero no raramente, el Profeta sabía ser tan «piadosamente desrazonable» como los ascetas cristianos, y a esos ejemplos «al margen» se refiere el ASCETISMO esotérico del que hemos hablado más arriba; «al margen» por ser extraños – si no contrarios – al principio de mesura y equilibrio de la religión común. 5464 STRP: NOTAS SOBRE TIPOLOGÍA RELIGIOSA LA VÍA DE LA UNIDAD
El esoterismo islámico presenta un enigma por el hecho de que, a primera vista, cabe preguntarse con razón cuál es su origen e incluso cuál es su naturaleza específica. En efecto, si se admite, por una parte, que el Sufismo es el esoterismo y, por otra, que se ha manifestado desde los comienzos del Islam, uno queda perplejo ante el fenómeno siguiente: el Islam es una religión legalista que ignora el ASCETISMO, mientras que el Sufismo, por el contrario, es expresamente ascético; se plantea entonces la cuestión: ¿cuál es la relación lógica, orgánica e histórica entre dos tradiciones aparentemente tan divergentes, aunque del mismo origen? No es sorprendente que la mayoría de los islamistas occidentales (NA: Antes de Massignon y Nicholson al menos.) hayan supuesto que el Sufismo es de origen cristiano o hindú; esta opinión es totalmente falsa, pero se beneficia de circunstancias atenuantes por el hecho de la cuasi incompatibilidad entre las excentricidades teóricas y prácticas del ASCETISMO sufí y el mensaje de sobrio equilibrio del legalismo musulmán. 5487 STRP: ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO LA VÍA DE LA UNIDAD
Aunque el ASCETISMO no coincida en absoluto por su propia naturaleza con el esoterismo, hay que decir, en el caso del Islam y teniendo en cuenta las intenciones profundas, que la incompatibilidad entre el legalismo religioso y el ASCETISMO sufí no es otra, en el fondo, que la que ha opuesto siempre y en todas partes la religión común a la dimensión iniciática. Esta incompatibilidad, debida a la diferencia de los niveles y las finalidades, va ciertamente a la par con una compatibilidad compensatoria – fundada ésta en la identidad del simbolismo tradicional y de las tendencias psicológicas y morales -, pero no por ello es menos inevitable por el hecho de que entre la forma y la esencia no sólo hay analogía y continuidad, sino también oposición y discontinuidad (NA: La prueba de que este aspecto de oposición se manifestó desde el origen nos la proporciona esta confidencia de Abû Hurayrah: «He guardado preciosamente en mi memoria dos tesoros de conocimiento que recibí del Enviado de Dios. Uno lo he hecho público; pero si divulgase el otro ME cortaríais el cuello». Se encuentra una sentencia estrictamente análoga en el Evangelio de Santo Tomás. Spiritus ubi vult spirat.). Desde el punto de vista de la religión musulmana, el ASCETISMO no tiene sentido, salvo en la forma legal que sabiamente lo canaliza y lo delimita, ya sea por las diversas prohibiciones – alimentarias y sexuales sobre todo (NA: Hay también la prohibición – más o menos relativa – de la música, la poesía, la danza; el esoterismo no hace caso de ello, en virtud de su aspecto de oposición, el cual en realidad se refiere simplemente a la naturaleza de las cosas, luego a los valores intrínsecos y no legales o convencionales.) – , o por el ayuno anual del Ramadán; desde el punto de vista del Sufismo, por el contrario, o bien las prácticas exteriores son secundarias – es la perspectiva interiorizante de la gnosis, la cual, por lo demás, se afirma raramente -, o bien son elementos de ascesis que es bueno multiplicar y ampliar, e incluso exagerar, como lo quiere el Sufismo medio. Paralelamente al ASCETISMO, hay la profundización de las virtudes que se considera que éste opera y que en realidad no depende forzosamente de él; esta profundización puede, según los casos, bien afinar las cualidades morales, bien abrir el corazón a las luces inmanentes. 5488 STRP: ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO LA VÍA DE LA UNIDAD
No sólo los testimonios históricos, sino también la simple naturaleza de las cosas – que acabamos de caracterizar en el aspecto de que aquí se trata – nos obligan a admitir que el Profeta instituyó dos corrientes tradicionales relativamente diferentes, a la vez solidarias y divergentes: legal, común y obligatoria una, y ascética, particular y vocacional la otra. Una cuestión se plantea entonces, aunque ya hayamos apuntado la respuesta: si los más antiguos testimonios de lo que más tarde se llamó «Sufismo» (NA: taçawwuf) indican un ASCETISMO y nada más, y si de hecho el esoterismo islámico se reconoce en este ASCETISMO, ¿cuál es la relación entre este último y las realidades del esoterismo? La respuesta es simple si se tiene en cuenta el hecho de que todo esoterismo implica una vía purgativa: si las cualidades del «servidor» – del sujeto contingente e imperfecto- deben «extinguirse» o «desaparecer» (NA: fanâ) para dejar penetrar las Cualidades del Señor – del Sujeto absoluto y perfecto -, el individuo humano debe con toda evidencia someterse a disciplinas que favorezcan, si no que efectúen, este proceso iniciático y alquímico. Pero esta manera de considerar las cosas excluye, sin ninguna duda, esa perspectiva del mérito reforzada por un individualismo voluntarista y sentimental que aparece tan a menudo en lo que hemos llamado el Sufismo medio, y que de hecho reduce una alquimia purgativa a una mística penitencial. 5489 STRP: ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO LA VÍA DE LA UNIDAD
Por una parte, se dirá con razón que el ASCETISMO y la moral no son en sí esoterismo, y no se errará al rechazar a priori la ecuación «ascesis igual a esoterismo» hecha prácticamente por gran número de sufíes; pero, por otra parte, se deberá, sin embargo, aceptar el hecho de que en el Islam el ASCETISMO pertenece, técnicamente y tradicionalmente, sólo al esoterismo, y que por consiguiente la ecuación de que se trata tiene una justificación de facto que no se puede dejar de tener en cuenta. 5495 STRP: ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO LA VÍA DE LA UNIDAD
Estos diversos elementos permiten considerar una interpretación particular del ternario Sharî’ah-Tarîqah-Haqîqah, «Ley-Vía-Verdad»: mientras que, según el uso corriente de los términos, la Tarîqah es la Vía, y la Haqîqah la Realidad que se pretende alcanzar – al menos cuando se entiende este último término en conexión con el precedente -, podemos entender por Tarîqah el vasto terreno del Sufismo medio, y por Haqîqah el terreno restringido del Sufismo quintaesencial, o sea del esoterismo propiamente dicho; fundándose el primero en el pesimismo antropológico, el ASCETISMO, la acumulación de prácticas meritorias y un moralismo escrupuloso, y el segundo, en la gnosis desde el doble punto de vista doctrinal y operativo. 5518 STRP: ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO LA VÍA DE LA UNIDAD
El pacto iniciático, en el Islam, se refiere a la guerra santa; los iniciados son los «combatientes» (NA: mujâhidûn); la vía iniciática es, según el propio Profeta, la «gran guerra santa» (NA: al-jihâd al-akbar). Ahora bien, todos los modos de ASCETISMO – ayuno, vela, soledad, silencio, acumulación de actos meritorios -, todos estos modos son otras tantas maneras de combatir al «alma que incita al mal» (NA: an-nafs al-ammârah); lo que explica positivamente la asociación de ideas entre el esoterismo y la ascesis, o mejor, la ecuación que parece reducir el primer elemento al segundo, pero que tiene también el significado de una ocultación de lo que no se entrega sino al precio de una prueba y gracias a una penetración de luz. Como decía Al-Hallâj: «Que nadie beba el vino si no es un héroe; si no ha abandonado el sueño y sus párpados ya no se cierran más». El enigma del Sufismo es que se designa la cosa por el precio que vale; que el valor celestial se expresa en términos de sacrificios terrenales. 5520 STRP: ENIGMA Y MENSAJE DE UN ESOTERISMO LA VÍA DE LA UNIDAD