centros (RG)

Lo que es quizás más digno de interés, sin conocerlo el autor que, a despecho de lo que ha visto, se rehusa a creerlo, es lo que concierne a las «siete torres del diablo», centros de proyección de las influencias satánicas a través del mundo; que una de estas torres esté situada entre los Yézidis, eso no prueba un ápice que estos sean ellos mismos «satanistas», sino solo que, como muchas sectas heterodoxas, pueden ser utilizados para facilitar la acción de fuerzas que ignoran. AEIT W B Seabrook. Aventuras en Arabia (Gallimard, París)

Es significativo a este respecto, que los prestres regulares yézidis se abstienen de ir a cumplir ritos cualesquiera a esa torre, mientras que especies de magos errantes vienen frecuentemente a pasar en la misma varios días; ¿qué representan con justeza estos últimos personajes? En todo caso, en punto ninguno es necesario que la torre esté habitada de una manera permanente, si la misma no es otra cosa que el soporte tangible y «localizado» de uno de los centros de la «contra-iniciación», en los cuales presiden los awliya es-Shaytan; y estos, por la constitución de esos siete centro pretenden oponerse a la influencia de los siete Aqtab o «Polos» terrestres subordinados al «Polo» supremo, si bien que esta oposición no pueda por lo demás ser más que ilusoria, estando el dominio espiritual como está necesariamente cerrado a la «contra-iniciación». AEIT W B Seabrook. Aventuras en Arabia (Gallimard, París)

Nos queda todavía, para completar lo que se refiere a esta cuestión, hablar un poco de los centros espirituales de los que procede, directa o indirectamente, toda transmisión regular, centros secundarios vinculados ellos mismos al centro supremo que conserva el depósito inmudable de la tradición primordial, de la que todas las formas tradicionales particulares se derivan por adaptación a tales o a cuales circunstancias definidas de tiempo y de lugar. RGAI DE LOS CENTROS INICIÁTICOS

Hemos indicado, en otro estudio (NA: El Rey del Mundo), cómo estos centros espirituales están constituidos a la imagen del centro supremo mismo, del que son en cierto modo como otros tantos reflejos; así pues, no vamos a volver sobre ello aquí, y nos limitaremos a considerar algunos puntos que están en relación más inmediata con las consideraciones que acabamos de exponer. RGAI DE LOS CENTROS INICIÁTICOS

Por otra parte, importa destacar que una organización iniciática puede proceder del centro supremo, no directamente, sino por la intermediación de centros secundarios y subordinados, lo que es incluso el caso más habitual; como hay en cada organización una jerarquía de grados, así hay también, entre las organizaciones mismas, lo que se podría llamar grados de «interioridad» y de «exterioridad» relativa; y es evidente que aquellas que son las más exteriores, es decir, las más alejadas del centro supremo, son también aquellas donde la conciencia del vinculamiento a éste puede perderse más fácilmente. RGAI DE LOS CENTROS INICIÁTICOS

Para comprender enteramente la relación de esto con lo que acabamos de decir, es menester destacar que los verdaderos centros espirituales deben ser considerados como representado la Voluntad divina en este mundo; así, aquellos que están vinculados a ellos de manera efectiva pueden ser considerados como colaborando conscientemente a la realización de lo que la iniciación masónica designa como el «plan del Gran Arquitecto del Universo»; en cuanto a las otras dos categorías a las que acabamos de hacer alusión, los ignorantes puros y simples son los profanos, entre los que es menester, bien entendido, comprender a los «pseudoiniciados» de todo tipo, y aquellos que tienen la pretensión ilusoria de ir contra el orden preestablecido dependen, a uno u otro RGAI DE LOS CENTROS INICIÁTICOS

Estos representantes de los centros espirituales, en las organizaciones relativamente exteriores, no tienen evidentemente por qué hacerse conocer como tales, y pueden tomar la apariencia que convenga mejor a la acción de «presencia» que han de ejercer, ya sea la de simples miembros de la organización, si deben jugar en ella un papel fijo y permanente, o bien, si se trata de una influencia momentánea o que debe transportarse a puntos diferentes, la de aquellos misteriosos «viajeros» de quienes la historia ha guardado más de un ejemplo, y cuya actitud exterior es escogida frecuentemente de la manera más propia para desorientar a los investigadores, ya RGAI DE LOS CENTROS INICIÁTICOS

Todo esto permite entrever algunas posibilidades de acción de los centros espirituales, fuera incluso de los medios que pueden considerarse como normales, y eso sobre todo cuando las circunstancias son, ellas también, anormales, queremos decir, en condiciones tales que no permiten ya el empleo de vías más directas y de una regularidad más visible. RGAI DE LOS CENTROS INICIÁTICOS

Se podría mostrar también, en el mismo orden de ideas, que algunos signos están en relación con la «localización», en el ser humano, de los «centros» sutiles cuyo «despertar» constituye, según algunos métodos (concretamente los métodos «tántricos» en la tradición hindú), uno de los medios de adquisición del conocimiento iniciático efectivo); pero, bien entendido, aquí más que en cualquier otra parte, el símbolo no debe ser confundido de ninguna manera con lo que es simbolizado, y es esta confusión la que comete la ignorancia profana, porque no sabe ver lo que hay detrás de la apariencia, y porque no concibe siquiera que pueda haber ahí algo más que lo que cae bajo los sentidos, lo que equivale prácticamente a la negación pura y simple de todo RGAI DEL SECRETO INICIÁTICO

En efecto, estas «localizaciones», que están también en relación con la doctrina hindú de los chakras o centros sutiles del ser humano, se refieren a otras tantas condiciones de éste, o a fases de su desarrollo espiritual, que son las fases mismas de la iniciación efectiva: en la base de la columna vertebral, es en el estado de «sueño» donde se encuentra el luz en el hombre ordinario; en el corazón, es la fase inicial de su «germinación», que es propiamente el «segundo nacimiento»; en el ojo frontal, es la perfección del estado humano, es decir, la reintegración al «estado primordial»; en fin, en la coronilla de la cabeza, es el paso a los estados supraindividuales, que debe RGAI EL NACIMIENTO DEL AVATARA

No negamos la supervivencia de un cierto «espíritu céltico», que todavía puede manifestarse bajo formas diversas, como lo ha hecho ya en diferentes épocas; pero cuando se llega a asegurarnos que existen todavía centros espirituales que conservan integralmente la tradición druídica, esperamos que se nos proporcione la prueba de ello, y, hasta nueva orden, eso nos parece muy dudoso, cuando no enteramente inverosímil. CMM CAPÍTULO II

Por eso no es menos verdad que este movimiento antitradicional puede ganar terreno, y es menester considerar todas las eventualidades, incluso las más desfavorables; el espíritu se repliega ya en cierto modo sobre sí mismo, los centros donde se conserva integralmente devienen cada vez más cerrados y difícilmente accesibles; y esta generalización del desorden corresponde bien a lo que debe producirse en la fase final del Kali-Yuga. CMM CAPÍTULO VIII

La conclusión a sacar de estas consideraciones es que hay tantas «Tierras Santas» particulares como formas tradicionales regulares existen, puesto que representan los centros espirituales que corresponden respectivamente a esas diferentes formas; pero, si el mismo simbolismo se aplica uniformemente a todas esas «Tierras Santas», es que esos centros espirituales tienen todos una constitución análoga, y a menudo hasta en los detalles más precisos, porque son otras tantas imágenes de un mismo centro único y supremo, que es verdadera y únicamente el «Centro del Mundo» pero del que toman sus atributos, participando de su naturaleza por una comunicación directa en la cual reside la ortodoxia tradicional, y representándolo efectivamente de una forma más o menos exterior para tiempos y lugares determinados. RGEC LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

En otras palabras, existe una «Tierra Santa» por excelencia, prototipo de todas las demás, centro espiritual al cual todos los demás centros están subordinados, sede de la Tradición primordial de la que todas las tradiciones particulares se derivan por adaptación a tales o cuales condiciones definidas, que son las de un pueblo o las de una época. RGEC LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

A estas representaciones podemos añadir las de una ciudad, una ciudadela, un templo o un palacio según el aspecto bajo el cual se lo considere más especialmente; he aquí la ocasión de recordar, al mismo tiempo, que el Templo de Salomón que se relaciona más directamente con nuestro tema, y su triple recinto, del que hemos hablado recientemente, representa la jerarquía iniciática de ciertos centros tradicionales (NA: Ver nuestro artículo sobre El triple recinto druídico, en Le Voile d’Isis, de junio de 1929; hemos señalado precisamente la relación de esta figura bajo sus dos formas, circular y cuadrada, con el simbolismo del «Paraíso terrenal» y de la «Jerusalén celestial») y también el misterioso laberinto que, bajo una forma más compleja, se refiere a una concepción similar, con la diferencia de que lo que es puesto en evidencia es la idea de un «encaminamiento» hacia el centro escondido. ( RGEC LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

Eso no podría ser verdaderamente el «secreto del Santo Grial», ni tampoco ningún otro secreto iniciático real; si se quiere saber dónde se encuentra ese secreto, es necesario referirse a la constitución muy «positiva» de los centros espirituales, como ya lo hemos indicado bastante explícitamente en nuestro estudio sobre El Rey del Mundo. RGEC EL SANTO GRIAL

Waite toca a veces cosas cuyo alcance parece escapársele: así, llega a hablar diversas veces de cosas «sustituidas», que pueden ser palabras u objetos simbólicos; así, esto puede referirse ya sea a los diversos centros secundarios en tanto que son imágenes o reflejos del Centro supremo, ya sea a las fases sucesivas del «oscurecimiento» que se produce gradualmente, en conformidad con las leyes cíclicas en la manifestación de esos mismos centros respecto al mundo exterior. RGEC EL SANTO GRIAL

Además, el primero de esos dos casos entra en cierta forma en el segundo, pues la constitución de los centros secundarios corresponde a formas tradicionales particulares, sean las que sean, marca ya un primer grado de oscurecimiento respecto a la Tradición primordial; en efecto, el Centro supremo, desde entonces, no está en contacto directo con el exterior y el nexo es mantenido por intermedio de los centros secundarios. RGEC EL SANTO GRIAL

simultánea o sucesivamente, no parece que pueda ser puesta en duda, aunque es preciso pensar en su localización; lo que es de resaltar es que se une siempre a esos centros, entre otras designaciones, la de «Corazón del Mundo», y que en todas las tradiciones, las descripciones que se hacen de él están basadas sobre un simbolismo idéntico, que es posible seguir hasta en los detalles más precisos. ¿ RGEC EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

La Tabla Redonda estaba destinada a recibir el Grial cuando uno de los Caballeros llegara a conquistarlo y lo transportase de Gran Bretaña a Armórica; y esta tabla es también un símbolo verosímilmente muy antiguo, uno de los que fueron asociados a la idea de los centros espirituales a los que acabamos de hacer alusión. RGEC EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

La forma circular de la tabla está además ligada al «ciclo zodiacal» (NA: un símbolo que merecería ser estudiado más a fondo) por la presencia a su alrededor de los doce personajes principales, particularidad que se vuelve a encontrar en la constitución de todos los centros que tratamos. RGEC EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

En todo caso, la existencia de tal centro espiritual, o inclusive de varios, simultánea o sucesivamente, no parece poder ponerse en duda, como quiera haya de pensarse acerca de su localización; lo que debe notarse es que se adjudicó en todas partes y siempre a esos centros, entre otras designaciones, la de “Corazón del Mundo”, y que, en todas las tradiciones, las descripciones referidas a él se basan en un simbolismo idéntico, que es posible seguir hasta en los más precisos detalles. ¿ EMS I: EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

La Tabla (o Mesa) Redonda estaba destinada a recibir al Grial cuando uno de sus caballeros lograra conquistarlo y transportarlo de Gran Bretaña a Armórica; y esa Tabla (o Mesa) es también un símbolo verosímilmente muy antiguo, uno de aquellos que fueron asociados a la idea de esos centros espirituales a que acabamos de aludir. EMS I: EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

La forma circular de la mesa está, además, vinculada con el “ciclo zodiacal” (otro símbolo que merecería estudiarse más especialmente) por la presencia en torno de ella de doce personajes principales, particularidad que se encuentra en la constitución de todos los centros de que se trata. EMS I: EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

En efecto, Irlanda fue, por esta razón, denominada la “isla de los Cuatro Maestros” 18, pero esta denominación, lo mismo que la de “isla verde” (Erin) se aplicaba anteriormente a otra tierra mucho más septentrional, hoy desconocida, desaparecida quizá (Thulé u Ogygia), y que fue uno de los principales centros espirituales de los tiempos prehistóricos. EMS X: EL OMPHALOS, SÍMBOLO DEL CENTRO

Se podrá comprender así que países diversos hayan sido calificados simbólicamente de “Corazón del Mundo”, teniendo todos los centros espirituales correspondientes una constitución análoga, y frecuentemente hasta en detalles muy precisos, como siendo otras tantas imágenes de un mismo Centro único y supremo. EMS XII: LA TIERRA SANTA Y EL CORAZÓN DEL MUNDO

Con todo, este punto de vista es insuficiente aún, por el hecho mismo de que deja subsistir, pese a todo, una dualidad: que hay en el hombre dos polos o dos centros, entre los cuales, por lo demás, puede existir antagonismo o armonía según los casos, es verdad cuando se lo encara en cierto estado; pero, ¿no es éste un estado que podría decirse “desunido” o “descentrado”, y que, como tal, caracteriza propiamente sólo al hombre caído, o sea, separado de su centro original, según lo recordábamos poco antes? En el momento mismo de la caída Adán adquiere “el conocimiento del bien y del mal” (Génesis, III, 22), es decir, comienza a considerar todas las cosas según el aspecto de la dualidad; la naturaleza dual del “Árbol de la Ciencia” se le EMS XV: CORAZÓN Y CEREBRO

Dicho esto, es fácil concebir que haya en el ser humano «centros» que se correspondan respectivamente a cada uno de los grupos de tattwas que hemos enumerado, y que los centros en cuestión, aunque perteneciendo esencialmente a la forma sutil (NA: sukshma-sharira), puedan en un cierto sentido ser «localizados» en la forma corpórea o grosera (NA: sthula-sharira), o, para decirlo mejor, no siendo en realidad esas «localizaciones», en relación a las diferentes partes de esta forma corpórea, otra cosa que una manera de expresar correspondencias tales como las que acabamos de cuestionar, correspondencias que implican, por lo demás muy realmente, un lazo especial entre tal centro sutil y tal porción determinada del RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Dicho esto, es fácil concebir que haya en el ser humano «centros» que se correspondan respectivamente a cada uno de los grupos de tattwas que hemos enumerado, y que los centros en cuestión, aunque perteneciendo esencialmente a la forma sutil (NA: sukshma-sharira), puedan en un cierto sentido ser «localizados» en la forma corpórea o grosera (NA: sthula-sharira), o, para decirlo mejor, no siendo en realidad esas «localizaciones», en relación a las diferentes partes de esta forma corpórea, otra cosa que una manera de expresar correspondencias tales como las que acabamos de cuestionar, correspondencias que implican, por lo demás muy realmente, un lazo especial entre tal centro sutil y tal porción determinada del organismo corpóreo. RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Es así que los seis centros nerviosos de lo que se trata ahora son referidos a las divisiones de la columna vertebral, denominada Meru-danda porque constituye el eje del cuerpo humano, de igual modo que, bajo el punto de vista «macrocósmico», el Meru es el «eje del mundo» (Es muy extraño que el autor no haya señalado la relación de esto con el simbolismo del bastón brahamanico (NA: Brahma-danda), y ello tanto más cuando que hace alusión en varias ocasiones al simbolismo equivalente del caduceo): los cinco primeros centros, en el sentido ascendente, corresponden respectivamente a las regiones coxígea, sacra, lumbar y cervical, y el sexto RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Es así que los seis centros nerviosos de lo que se trata ahora son referidos a las divisiones de la columna vertebral, denominada Meru-danda porque constituye el eje del cuerpo humano, de igual modo que, bajo el punto de vista «macrocósmico», el Meru es el «eje del mundo» (Es muy extraño que el autor no haya señalado la relación de esto con el simbolismo del bastón brahamanico (NA: Brahma-danda), y ello tanto más cuando que hace alusión en varias ocasiones al simbolismo equivalente del caduceo): los cinco primeros centros, en el sentido ascendente, corresponden respectivamente a las regiones coxígea, sacra, lumbar y cervical, y el sexto centro corresponde a la parte encefálica del sistema nervioso central; pero debe ser bien comprendido que los mismos no son en punto ninguno centros nerviosos, en el sentido fisiológico de ese término, y que tampoco debe uno asimilarlos a diversos plexos como algunos lo han pretendido (NA: lo que por lo demás queda en contradicción formal con su «localización» en el interior de la columna vertebral misma), pues que no es en punto ninguno de una identidad que se trata, no, sino solamente RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

cuerpo humano, de igual modo que, bajo el punto de vista «macrocósmico», el Meru es el «eje del mundo» (Es muy extraño que el autor no haya señalado la relación de esto con el simbolismo del bastón brahamanico (NA: Brahma-danda), y ello tanto más cuando que hace alusión en varias ocasiones al simbolismo equivalente del caduceo): los cinco primeros centros, en el sentido ascendente, corresponden respectivamente a las regiones coxígea, sacra, lumbar y cervical, y el sexto centro corresponde a la parte encefálica del sistema nervioso central; pero debe ser bien comprendido que los mismos no son en punto ninguno centros nerviosos, en el sentido fisiológico de ese término, y que tampoco debe uno asimilarlos a diversos plexos como algunos lo han pretendido (NA: lo que por lo demás queda en contradicción formal con su «localización» en el interior de la columna vertebral misma), pues que no es en punto ninguno de una identidad que se trata, no, sino solamente de una relación entre dos órdenes diferentes de manifestación, relación que está por lo demás suficientemente justificada por el hecho de que es precisamente mediante el sistema nervioso que se establece uno de los enlaces más directos del estado corpóreo con RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

entrecruzan mediante una especie de doble enrollamiento helicoidal, para terminar respectivamente en ambos orificios nasales izquierdo y derecho, quedando los mismos de este modo en relación con la respiración alternada de uno u otro orificio (NA: En el símbolo del caduceo, la vara central corresponde a sushumna, y las dos serpientes corresponden a ida y pingla: Estos son también representados a veces, sobre el bastón brahmanico, por el trazado de dos líneas helicoidales que se enrollan en sentido inverso una de la otra, de manera de cruzarse al nivel de cada uno de los nudos que figuran a los diferentes centros. RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Es sobre el recorrido de sushumna, y todavía más exactamente en su interior (NA: ya que el mismo es descrito como encerrando otros dos «canales» concéntricos y más tenues, denominados vajra y chitra) (NA: Es dicho todavía que sushumna corresponde por su naturaleza al fuego, vajra al sol, y chitra a la luna; el interior de este último, que forma el conducto más central, es denominado Brahma-nadi), donde se encuentran situados los «centros» que venimos cuestionando; y, como sushumna queda él mismo «localizado» en el canal medular, es bien evidente que de ningún modo puede tratarse aquí de órganos corpóreos cualesquiera. RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Los centros en cuestión son denominados «ruedas» (NA: chakras), y son descritos también como «lotos» (NA: padmas), de los cuales cada uno tiene un número de pétalos determinado (NA: que irradian en el intervalo comprendido entre vajra y chitra, es decir, en el interior del primero y alrededor del segundo). RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Las «deidades» que presiden a los seis chakras, y que no son otra cosa que las «formas de consciencia» por las cuales pasa el ser a los correspondientes estados, son respectivamente, en el orden ascendente, Brahma, Vishnu, Rudra, Isha, Sadachiva y Shambhu, deidades que tienen por otro lado, bajo el punto de vista «macrocósmico», sus mansiones en los seis «mundos» (NA: lokas) jerárquicamente superpuestos: Bhurloka, Bhuvarloka, Swarloka, Janaloka, Tapoloka y Maharloka; en Sahasrara preside Paramashiva, cuya mansión es el Satyaloka; es así que todos esos mundos tienen su correspondencia en los «centros de consciencia» del ser humano, según el principio de la analogía que ya hemos indicado precedentemente. RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Cuando ésta es «despertada», se desenvuelve y se pone en movimiento siguiendo una dirección ascendente, reabsorbiendo en ella-misma las diversas Shaktis secundarias a medida que atraviesa los diferentes centros que hemos cuestionado precedentemente, hasta que se une finalmente a Paramashiva en el «loto» de los mil pétalos (NA: sahasrara). RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

No vamos a retomar aquí la enumeración, que ya hemos dado en la primera parte de este estudio, de los centros que corresponden a los cinco bhutas y de sus «localizaciones» respectivas (NA: Importa observar que anatha, que queda próximo a la región del corazón, debe ser distinguido del «loto del corazón», de ocho pétalos, que es la residencia de Purusha: Este último está «situado» en el corazón mismo, considerado como «centro vital» de la individualidad); estos centros se refieren a los diferentes grados de la manifestación corpórea, y, en el paso de uno al otro, cada grupo de tattwas es «disuelto» en el grupo inmediatamente superior, siendo siempre el más grosero reabsorbido en el más sutil (NA: sthulanam sukshme layah RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

No vamos a retomar aquí la enumeración, que ya hemos dado en la primera parte de este estudio, de los centros que corresponden a los cinco bhutas y de sus «localizaciones» respectivas (NA: Importa observar que anatha, que queda próximo a la región del corazón, debe ser distinguido del «loto del corazón», de ocho pétalos, que es la residencia de Purusha: Este último está «situado» en el corazón mismo, considerado como «centro vital» de la individualidad); estos centros se refieren a los diferentes grados de la manifestación corpórea, y, en el paso de uno al otro, cada grupo de tattwas es «disuelto» en el grupo inmediatamente superior, siendo siempre el más grosero reabsorbido en el más sutil (NA: sthulanam sukshme layah). RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

No podemos pensar en entrar en el detalle de las descripciones muy complejas que son dadas de esos diferentes centros en cuanto a la meditación, y que se refieren en su mayor parte a la mantra-vidya, ni tampoco podemos, a igual título, entrar en el detalle de la enumeración de las diversas Shaktis particulares que tienen sus «asientos» entre ajna y sahasrara. RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Terminaremos mediante una precisión, que no creemos haber hecho todavía en ninguna parte, sobre la concordancia de los centros que hemos cuestionado aquí con los Sephiroth de la Qabbalah, los cuales, en efecto, deben tener necesariamente, como todas las cosas, su correspondencia en el ser humano. RGEH KUNDALINÎ-YOGA (Publicado en VJ, octubre y noviembre de 1933)

Lo que complica mucho más la cuestión, lo reconocemos de buena gana, e que las mismas designaciones han sido aplicadas, con el correr de los tiempos, a regiones muy diversas, y no solamente a las localizaciones sucesivas del centro Tradicional Primordial, sino todavía a centros secundarios que procedían de aquel más o menos directamente. FTCC ATLÁNTIDA E HIPERBÓREA

Hemos dicho entonces, y en otras partes también en diversas ocasiones (Ver concretamente El Rey del Mundo), que esta confusión podía explicarse, en una cierta medida, por el hecho de que los centros espirituales subordinados están constituidos a la imagen del Centro supremo, y que las mismas denominaciones les habían sido aplicadas. FTCC LUGAR DE LA TRADICIÓN ATLANTIANA EN EL MANVANTARA

Todo esto está de acuerdo con la situación geográfica de los centros Tradicionales, ligada ella misma a sus caracteres propios, tanto como a su lugar respectivo en el periodo cíclico, ya que todo queda aquí mucho más estrechamente ligado de lo que podrían suponer los que ignoran las leyes de ciertas correspondencias. FTCC LUGAR DE LA TRADICIÓN ATLANTIANA EN EL MANVANTARA

También sería posible, para el primer aspecto, recordar la teoría de los teólogos sobre la «Luz de la gloria» en la cual y por la cual, se cumple la visión beatífica (in excelsis); y para el segundo aspecto diremos todavía que la «Paz» en su sentido esotérico, es indicada por todas partes como el atributo espiritual fundamental de los centros espirituales establecidos en este mundo (terra). FTCC «La Qabbalah Judía»

Todos los centros espirituales secundarios, constituidos en vista de las diferentes adaptaciones de la Tradición Primordial a unas condiciones determinadas, son imágenes del centro supremo; Sión puede no ser en realidad más que uno de estos centros secundarios, y puede a pesar de eso identificarse simbólicamente al centro supremo en virtud de esta analogía, y lo que hemos dicho ya en otra parte a propósito de la «Tierra Santa», que no lo es solamente la Tierra de Israel, permitirá comprenderlo más fácilmente. FTCC «La Qabbalah Judía»

La conexión particular que se establece así entre Seth y Henoch es todavía muy destacable, tanto más cuanto que el uno y el otro están también puestos en relación, por otra parte, con ciertas Tradiciones concernientes a un retorno al Paraíso terrestre, es decir, al «estado primordial», y por consecuencia con un simbolismo «polar» que no deja de tener algún lazo con la orientación de las Pirámides; pero esto es todavía otra cuestión, y anotaremos solamente de pasado que este hecho, que implica bastante claramente una referencia a los «centros espirituales», tendería a confirmar la hipótesis que hace de las Pirámides un lugar de iniciación, lo que, por lo demás, no habría sido en suma más que el medio normal de mantener «vivos» los conocimientos que en la mismas habían sido inclusos, y ello, por tanto tiempo al menos como subsistiera esta iniciación. FTCC LA TUMBA DE HERMES

Desde una época «prehistórica» o al menos «protohistórica», estos «lugares alesianos» habrían sido escogidos, en razón de sus situación privilegiada, como «lugares de asamblea» (estaría ahí el sentido primitivo del nombre que los designa), y habrían pronto devenido centros de habitación, lo que parecería confirmado por los numerosos vestigios que se descubren generalmente en los mismos. FTCC RESEÑAS: XAVIER GUICHARD: Éleusis Alésia: Encuesta sobre los orígenes de la civilización europea. (Imprimerie F Paillart, Abbeville).

Desde entonces, su comunicación no podrá establecerse más que según el eje que liga entre ellos los centros de todos los estados de existencia, en multitud indefinida, cuyo conjunto jerarquizado constituye la manifestación universal, y que se extiende así de un polo al otro, es decir, precisamente del Cielo a la Tierra, midiendo en cierto modo su distancia, como ya lo hemos dicho precedentemente, según el sentido vertical que marca la jerarquía de esos estados (NA: Sobre la significación de este eje vertical, cf El Simbolismo de la Cruz, cap XXIII). RGGT EL MEDIADOR

considere en el sentido ascendente o en el sentido descendente; la elevación a las potencias sucesivas, que representan grados de universalización creciente, corresponde al sentido ascendente (cf El Simbolismo de la Cruz, cap XII, y Los Principios del Cálculo infinitesimal, cap XX)), el que corresponde al Hombre en el «macrocosmo», y en el centro del cual, en tanto que término mediano, se sitúa la voluntad en el «microcosmo» (NA: Según el esquema dado por Fabre d’Olivet, este centro de la esfera anímica es al mismo tiempo el punto de tangencia de las otras dos esferas intelectual e instintiva, cuyos centros están situados en dos puntos diametralmente opuestos de la circunferencia de esta misma esfera mediana: «Este centro, al desplegar su circunferencia, alcanza a los otros centros, y reúne en sí mismo los puntos opuestos de las dos circunferencias que despliegan (es decir, el punto más bajo de la una y el punto más alto de la otra), de suerte que las tres esferas vitales, al moverse la una en la otra, se comunican sus naturalezas diversas, y llevan de la una a la otra su influencia respectiva y recíproca» — Así pues, las circunferencias representativas de dos esferas consecutivas (intelectual y RGGT PROVIDENCIA, VOLUNTAD, DESTINO

cf El Simbolismo de la Cruz, cap XII, y Los Principios del Cálculo infinitesimal, cap XX)), el que corresponde al Hombre en el «macrocosmo», y en el centro del cual, en tanto que término mediano, se sitúa la voluntad en el «microcosmo» (NA: Según el esquema dado por Fabre d’Olivet, este centro de la esfera anímica es al mismo tiempo el punto de tangencia de las otras dos esferas intelectual e instintiva, cuyos centros están situados en dos puntos diametralmente opuestos de la circunferencia de esta misma esfera mediana: «Este centro, al desplegar su circunferencia, alcanza a los otros centros, y reúne en sí mismo los puntos opuestos de las dos circunferencias que despliegan (es decir, el punto más bajo de la una y el punto más alto de la otra), de suerte que las tres esferas vitales, al moverse la una en la otra, se comunican sus naturalezas diversas, y llevan de la una a la otra su influencia respectiva y recíproca» — Así pues, las circunferencias representativas de dos esferas consecutivas (intelectual y anímica, anímica e instintiva) presentan la disposición cuyas propiedades hemos señalado a propósito de la figura 3, puesto que cada una de ellas pasa por el RGGT PROVIDENCIA, VOLUNTAD, DESTINO

en una cierta medida; pero, en el fondo, por ello no concuerdan menos exactamente en cuanto a su significación esencial, y solo es menester tener cuidado, como siempre en parecido caso, de no confundir los diversos sentidos de los que sus elementos son susceptibles (NA: Para dar aquí otro ejemplo que se refiere al mismo tema, en la tradición hindú y a veces también en la tradición extremo oriental, el Cielo y la Tierra son representados como las dos ruedas del «carro cósmico»; el «Eje del Mundo» es figurado entonces por el eje que une estas dos ruedas en sus centros, y que, por esta razón, debe ser supuesto vertical, como el «puente» de que hemos hablado precedentemente. RGGT LA RUEDA CÓSMICA

griego del Pater Noster, no significa de ningún modo el «pan cotidiano», como se tiene costumbre de traducirlo, sino muy literalmente «el pan supraesencial» (y no «suprasubstancial» como lo dicen algunos, debido a la confusión sobre el sentido del término ousia que hemos indicado en El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, cap I), o «supraceleste» si se entiende el Cielo en el sentido extremo oriental, es decir, que procede del Principio mismo y que, por consiguiente, da al hombre el medio de ponerse en comunicación con éste); por eso también, es una imagen de los centros espirituales que tienen en efecto esta función, y, ante todo, es una imagen del centro supremo que guarda el depósito de la Tradición primordial. RGGT LA CIUDAD DE LOS SAUCES

Los centros de los diversos estados de existencia no tienen en efecto el carácter de «Medio» más que por participación y como por reflejo, y, por consiguiente, no lo tienen más que incompletamente; si se retoma aquí la representación geométrica de los tres ejes de coordenadas a los que se refiere el espacio, se puede decir que un tal punto es el «Medio» en relación a dos de estos ejes, que son los ejes horizontales que determinan el plano del que él es el centro, pero no en relación al tercero, es decir, al eje vertical según el que recibe esa participación RGGT LA VÍA DEL MEDIO

Es fácil comprender que, en un medio primitivamente homogéneo, a toda compresión producida en un punto le corresponderá necesariamente en otro punto una expansión equivalente, e inversamente, de manera que se deberá siempre considerar correlativamente dos centros de fuerza en donde uno no puede existir sin el otro; esto es lo que se puede llamar la ley de la polaridad, que es aplicable a todos los fenómenos naturales, porque se deriva de la dualidad de los principios mismos que presiden toda manifestación, y que, en el ámbito del que se ocupan los físicos, es evidente sobre todo en los fenómenos eléctricos y magnéticos. RGM OBSERVACIONES SOBRE LA NOTACION MATEMÁTICA

de una cierta acción de la fuerza (haciendo así esta acción mensurable, mediante una traducción espacial que permite definir su “intensidad”), pero no puede identificarse con esta fuerza; por otra parte, bajo otras modalidades y otras condiciones, la fuerza (o la voluntad) en acción produce evidentemente algo distinto al movimiento, ya que, como hemos indicado anteriormente, éste no constituye sino un caso particular entre la indefinidad de modificaciones posibles comprendidas en el mundo exterior, es decir, en el conjunto de la manifestación universal), éstas deben ser consideradas, en la extensión (de la cual son todos los puntos) como otros tantos centros de fuerza (siendo cada una, potencialmente, el centro mismo de la extensión), y la fuerza no es sino la afirmación (en modo manifestado) de la voluntad del Ser, simbolizado por el punto, siendo tal voluntad, en sentido universal, su potencia activa o su “energía productora” (Shakti) (Esta potencia activa puede, por lo demás, ser considerada bajo diferentes aspectos: como poder creador, es más particularmente llamada Kriya-Shakti, mientras que Jnana-Shakti es el poder de conocimiento, Ichcha-Shakti el poder del deseo, etc., RGM LAS CONDICIONES DE LA EXISTENCIA CORPORAL

Ver Fabre d’Olivet, La Langue hébraique restituée)), indisolublemente unida a él, y ejerciéndose en el dominio de la actividad del Ser, es decir, con el mismo simbolismo, sobre la propia extensión considerada pasivamente, o desde el punto de vista estático (como el campo de acción de uno cualquiera de estos centros de fuerza) (La Posibilidad Universal, entendida, en su unidad integral (aunque, por supuesto, solamente en cuanto a las posibilidades de manifestación), como el aspecto femenino del Ser (cuyo aspecto masculino es Purusha, que es el Ser mismo en su identidad suprema y “no actuante”) se polariza en potencia activa (Shakti) y potencia pasiva (Prakriti)). RGM LAS CONDICIONES DE LA EXISTENCIA CORPORAL

Es fácil atribuir una doctrina a personajes imaginarios para darle más autoridad, y pretender estar en relación con centros iniciáticos perdidos en las regiones más alejadas del Tíbet o sobre las cumbres más inaccesibles del Himalaya; pero los que conocen los centros iniciáticos reales saben lo que hay que pensar de esas pretensiones. RGM LA GNOSIS Y LAS ESCUELAS ESPIRITUALISTAS

En realidad, la sola unión posible, es la de todos los centros iniciáticos ortodoxos que han conservado la verdadera Tradición en toda su pureza original; pero esta unión no solamente es posible sino que existe actualmente como ha existido en todo tiempo. RGM LA GNOSIS Y LAS ESCUELAS ESPIRITUALISTAS

Pero la cosa se pone más divertida cuando ese mismo autor declara que, si no puede admitir esta tesis, es muy simplemente porque, según él, el retorno de Cristo es ahora un hecho cumplido… ¡por el espiritismo! «Ha venido ya, dice él, puesto que, en ciertos centros, se registran sus comunicaciones.» RGM LA GNOSIS Y LAS ESCUELAS ESPIRITUALISTAS

No tenemos que buscar aquí de qué manera esta impresión puede ser registrada por ciertos centros nerviosos, ese es un estudio que corresponde a la ciencia experimental pura y simple, y, por lo demás, ésta ha ya llegado a «localizar» casi exactamente, los centros correspondientes a las diferentes modalidades de la memoria. RGM LA GNOSIS Y LAS ESCUELAS ESPIRITUALISTAS

La acción ejercida sobre esos centros, ayudada además por un factor psicológico que es la sugestión, permite emplazar al sujeto en las condiciones requeridas para realizar las experiencias de las que hemos hablado, al menos en cuanto a su primera parte, la que se relaciona con los eventos en los cuales ha tomado parte realmente o asistido en una época más o menos alejada. RGM LA GNOSIS Y LAS ESCUELAS ESPIRITUALISTAS

Es fácil comprender que, en un medio primitivamente homogéneo, a toda compresión que se produzca en un punto corresponderá necesariamente una expansión equivalente en otro punto, e inversamente, de suerte que se deberán considerar siempre correlativamente dos centros de fuerzas de los que cada uno no puede existir sin el otro; eso es lo que se puede llamar la ley de la polaridad, que es, bajo formas diversas, aplicable a todos los fenómenos naturales, porque deriva, ella también, de la dualidad de los principios mismos que presiden toda manifestación; esta ley, en el dominio especial del que se ocupan los físicos, es sobre todo evidente en los fenómenos eléctricos y magnéticos, pero no se limita de ninguna manera a éstos. PCI REPRESENTACIÓN DEL EQUILIBRIO DE LAS FUERZAS

Se podría también, para el primer aspecto, recordar las teorías de los teólogos sobre la «luz de la gloria» en y por la cual se opera la visión beatífica (in excelsis); y, en cuanto al segundo, volvemos a encontrar aquí la «Paz», a la que hacíamos alusión hace un momento, y que, en su sentido esotérico, está indicada por todas partes como uno de los atributos fundamentales de los centros espirituales establecidos en este mundo (in terra). RGRM CAPÍTULO III

Recordamos a este propósito la doble significación de la palabra «revelar», que puede querer decir «apartar el velo», pero también «recubrir de un velo»; y es así como la palabra manifiesta y vela a la vez el pensamiento que expresa), y hay que precisar, al respecto de esta aproximación, que la tradición islámica considera a Moisés como habiendo sido el «Polo» (El-Qutb) de su época; ¿no sería por esta razón, por lo demás, por lo que la Qabbalah dice que Moisés fue instituido por Metatron mismo? Todavía convendría distinguir aquí entre el centro espiritual principal de nuestro mundo y los centros secundarios que pueden estarle subordinados, y que le representan solo en relación a tradiciones particulares, adaptadas más especialmente a pueblos determinados. RGRM CAPÍTULO IV

Ahora bien, el centro del Lamaísmo no puede ser más que una imagen del verdadero «Centro del Mundo»; pero todos los centros de este género presentan, en cuanto a los lugares donde están establecidos, ciertas particularidades topográficas comunes, ya que estas particularidades, muy lejos de ser indiferentes, tienen un valor simbólico incontestable y, además, deben estar en relación con las leyes según las cuales actúan las «influencias espirituales»; esa es una cuestión que depende propiamente de la ciencia tradicional a la que se puede dar el nombre de «geografía sagrada». RGRM CAPÍTULO IV

La primera conclusión que se desprende de todo esto, es que hay verdaderamente lazos bien estrechos entre las descripciones que, en todos los países, se refieren a centros espirituales más o menos ocultos, o al menos difícilmente accesibles. RGRM CAPÍTULO IV

La única explicación plausible que pueda darse de ello, es que, si esas descripciones se refieren a centros diferentes, como así parece en algunos casos, estos centros no son por así decir más que emanaciones de un centro único y supremo, lo mismo que todas las tradiciones particulares no son en suma sino adaptaciones de la gran tradición primordial. RGRM CAPÍTULO IV

La pérdida del Grial, o de alguno de sus equivalentes simbólicos, es en suma la pérdida de la tradición con todo lo que ésta conlleva; por lo demás, a decir verdad, esta tradición es más bien ocultada que perdida, o al menos no puede estar perdida más que para algunos centros secundarios, cuando éstos cesan de estar en relación directa con el centro supremo. RGRM CAPÍTULO V

Pero, del mismo modo que el Paraíso terrestre ha devenido inaccesible, el centro supremo, que es en el fondo la misma cosa, puede, en el curso de un cierto periodo, no estar manifestado exteriormente, y entonces se puede decir que la tradición está perdida para el conjunto de la humanidad, ya que no es conservada más que en algunos centros rigurosamente cerrados, y la masa de los hombres no participa ya en ella de una manera consciente y efectiva, contrariamente a lo que había tenido lugar en el estado original (La tradición hindú enseña que no había en el origen más que una sola casta, que era denominada Hamsa; eso significa que todos los hombres poseían entonces normal y espontáneamente el grado espiritual que es designado por este nombre, y que queda más allá de la distinción de las cuatro castas actuales); tal es precisamente la condición de la época actual, cuyo comienzo, por lo demás, se remonta mucho más RGRM CAPÍTULO V

Esta tabla es también un símbolo verdaderamente muy antiguo, uno de aquellos que fueron siempre asociados a la idea de los centros espirituales, conservadores de la tradición; por lo demás, la forma circular de la tabla está ligada formalmente al ciclo zodiacal por la presencia alrededor de ella de doce personajes principales (Los «Caballeros de la Tabla Redonda» son a veces en número de cincuenta (que era, en los hebreos, el número del Jubileo, y que se refiere también al «reino del Espíritu Santo»); pero, incluso entonces, había siempre doce que desempeñaban un papel preponderante — Recordamos también, a este propósito, los doce pares de Carlomagno en otros relatos legendarios de la edad media), particularidad que, como lo decíamos precedentemente, se encuentra en RGRM CAPÍTULO V

por lo demás, la forma circular de la tabla está ligada formalmente al ciclo zodiacal por la presencia alrededor de ella de doce personajes principales (Los «Caballeros de la Tabla Redonda» son a veces en número de cincuenta (que era, en los hebreos, el número del Jubileo, y que se refiere también al «reino del Espíritu Santo»); pero, incluso entonces, había siempre doce que desempeñaban un papel preponderante — Recordamos también, a este propósito, los doce pares de Carlomagno en otros relatos legendarios de la edad media), particularidad que, como lo decíamos precedentemente, se encuentra en la constitución de todos los centros de que se trata. RGRM CAPÍTULO V

VII, 11-17); pero esas consideraciones nos llevarían demasiado lejos — La organización de las doce tribus, descendientes de los doce hijos de Jacob, se vincula naturalmente a la constitución duodenaria de los centros espirituales). RGRM CAPÍTULO VI

Todos los centros espirituales secundarios, constituidos en vista de las adaptaciones de la tradición primordial a condiciones determinadas, son, como ya lo hemos mostrado, imágenes del centro supremo; Sión puede no ser en realidad más que uno de estos centros secundarios, y no obstante identificarse simbólicamente al centro supremo en virtud de esta similitud. RGRM CAPÍTULO VI

Por otra parte, hay realmente, tanto en Asia central como en América y quizás en otras partes también, cavernas y subterráneos donde algunos centros iniciáticos han podido mantenerse desde hace siglos; pero, al margen de este hecho, hay, en todo lo que se cuenta sobre este tema, una parte simbólica que no es muy difícil de despejar; y podemos pensar incluso que son precisamente razones de orden simbólico las que han determinado la elección de lugares subterráneos para el establecimiento de esos centros iniciáticos, mucho más que motivos de simple prudencia. RGRM CAPÍTULO VII

Es menester no olvidar que las leyes cíclicas son aplicables a grados diferentes, para periodos que no tienen la misma extensión, y que a veces se solapan los unos a los otros, de ahí las complicaciones que, a primera vista, pueden parecer inextricables, y que no es efectivamente posible resolver más que por la consideración del orden de subordinación jerárquica de los centros tradicionales correspondientes); sus condiciones son tales, que mientras que persistan, el conocimiento iniciático debe necesariamente permanecer oculto, de donde el carácter de los «Misterios» de la antigüedad llamada «histórica» (que ni siquiera se remonta hasta el comienzo de este periodo) (No parece que se haya destacado nunca como convendría la imposibilidad casi general en que se encuentran los historiadores para establecer una cronología cierta para todo lo que es anterior al siglo VI antes de la era Cristiana) y de las organizaciones secretas de todos los pueblos: organizaciones que dan una iniciación efectiva allí donde subsiste todavía una verdadera doctrina RGRM CAPÍTULO VIII

Pero, a medida que se avanza en el Kali-Yuga, la unión con este centro, cada vez más cerrado y ocultado, deviene más difícil, al mismo tiempo que devienen más raros los centros secundarios que le representan exteriormente (No se trata, bien entendido, más que de una exterioridad relativa, puesto que estos centros secundarios están ellos mismos más o menos estrictamente cerrados desde el comienzo del Kali-Yuga); y no obstante, cuando acabe este periodo, la tradición deberá ser manifestada de nuevo en su integridad, puesto que el comienzo de cada Manvantara, al coincidir con el fin del precedente, implica necesariamente, para la humanidad terrestre, el retorno al «estado primordial» (Es la manifestación de la Jerusalén celeste, que es, en relación al ciclo que acaba, lo mismo que el Paraíso terrestre en relación al RGRM CAPÍTULO VIII

Pero, a medida que se avanza en el Kali-Yuga, la unión con este centro, cada vez más cerrado y ocultado, deviene más difícil, al mismo tiempo que devienen más raros los centros secundarios que le representan exteriormente (No se trata, bien entendido, más que de una exterioridad relativa, puesto que estos centros secundarios están ellos mismos más o menos estrictamente cerrados desde el comienzo del Kali-Yuga); y no obstante, cuando acabe este periodo, la tradición deberá ser manifestada de nuevo en su integridad, puesto que el comienzo de cada Manvantara, al coincidir con el fin del precedente, implica necesariamente, para la humanidad terrestre, el retorno al «estado primordial» (Es la manifestación de la Jerusalén celeste, que es, en relación al ciclo que acaba, lo mismo que el Paraíso terrestre en relación al ciclo que comienza, así como lo hemos explicado en El Esoterismo de Dante). RGRM CAPÍTULO VIII

Ahora bien, es sorprendente que varios autores hayan afirmado precisamente, que, poco después de la guerra de los Treinta Años, los verdaderos Rosa-Cruz abandonaron Europa para retirarse a Asia; y recordaremos, a este propósito, que los Adeptos rosacrucianos eran en número de doce, como los miembros del círculo más interior del Agarttha, y conformemente a la constitución común a tantos centros espirituales formados a la imagen de ese centro supremo. RGRM CAPÍTULO VIII

Se conoce sobre todo, de ordinario, el Omphalos del templo de Delfos; este templo era realmente el centro espiritual de la Grecia antigua (Había en Grecia otros centros espirituales, pero reservados más particularmente a la iniciación a los Misterios, como Eleusis y Samotracia, mientras que Delfos tenía un papel social que concernía directamente a todo el conjunto de la colectividad helénica), y, sin insistir sobre todas las razones que podrían justificar esta aserción, solo haremos destacar que era allí donde se juntaba, dos veces al año, el consejo de los Anfictiones, compuesto por los representantes de todos los pueblos helénicos, y que formaba por lo demás el único lazo efectivo entre aquellos pueblos, lazo cuya fuerza residía precisamente en su carácter esencialmente tradicional. RGRM CAPÍTULO IX

En efecto, por esta razón, Irlanda fue llamada la «isla de los cuatro Señores» (El nombre de San Patricio, que no se conoce de ordinario más que bajo su forma latinizada, era originariamente Cothraige, que significa «el servidor de los cuatro»), pero esta denominación, lo mismo que la de «isla verde» (Erin), se aplicaba anteriormente a otra tierra mucho más septentrional, hoy día desconocida, quizás desaparecida, Ogygia o antes Thulé, que fue uno de los principales centros espirituales, si no incluso el centro supremo de un cierto periodo. RGRM CAPÍTULO IX

CAPÍTULO X — NOMBRES Y REPRESENTACIONES SIMBÓLICAS DE LOS CENTROS ESPIRITUALES En lo que concierne a la «región suprema», podríamos citar todavía muchas otras tradiciones concordantes; hay concretamente, para designarla, otro nombre, probablemente más antiguo que el de Paradesha: este nombre es el de Tula, de donde los griegos hicieron Thulé; y, como acabamos de verlo, esta Thulé era verosímilmente idéntica a la primitiva «isla de los cuatro Señores». RGRM CAPÍTULO X

A la designación de centros espirituales como la «isla blanca» (designación que, lo recordamos todavía, ha podido aplicarse como todas las demás a centros secundarios, y no únicamente al centro supremo al cual convenía en primer lugar), es menester vincular los nombres de lugares, regiones, o ciudades, que expresan igualmente la idea de blancura. RGRM CAPÍTULO X

CAPÍTULO XI — LOCALIZACIÓN DE LOS CENTROS ESPIRITUALES En lo que precede, hemos dejado casi enteramente de lado la cuestión de la localización efectiva de la «región suprema», cuestión muy compleja, y por lo demás completamente secundaria desde el punto de vista en que hemos querido colocarnos. RGRM CAPÍTULO XI

Por otra parte, recordaremos todavía una vez más que puede también haber simultáneamente, además del centro principal, varios centros que se vinculan a él y que son como otras tantas imágenes suyas, lo que es una fuente de confusiones bastante fáciles de cometer, tanto más cuanto que estos centros secundarios, al ser más exteriores, son por eso mismo más visibles que el centro supremo (Según la expresión que Saint-Yves toma al simbolismo del Tarot, el centro supremo es, entre los demás centros, como «el cero cerrado de los veintidós arcanos»). RGRM CAPÍTULO XI

El nombre de esta última ciudad, que fue también el de una ciudad griega, debe retener más particularmente nuestra atención, como designación de centros espirituales, en razón de su identidad manifiesta con el de la Thebah hebraica, es decir, con el del Arca del diluvio. RGRM CAPÍTULO XI

CAPÍTULO XII — ALGUNAS CONCLUSIONES Del testimonio concordante de todas las tradiciones, se desprende muy claramente una conclusión: es la afirmación de que existe una «Tierra Santa» por excelencia, prototipo de todas las demás «Tierras Santas», centro espiritual al que todos los demás centros están subordinados. RGRM CAPÍTULO XII

Ahora bien, veremos después que el eje vertical, que liga todos los estados del ser atravesándolos en sus centros respectivos, es el lugar de manifestación de lo que la tradición extremo oriental llama la “actividad del Cielo”, que es precisamente la actividad “no actuante” de Purusha, por la que son determinadas en Prakriti las producciones que corresponden a todas las posibilidades de manifestación. RGSC VI

La unidad en la intención y la tendencia constante hacia el centro invariable e inmutable ( NA: Ver lo que hemos dicho en otra parte sobre la “intención recta” y la “buena voluntad” ( El Rey del Mundo, cap III y VIII )) se representan simbólicamente por la orientación ritual ( qiblah ), y los centros espirituales terrestres son como las imágenes visibles del verdadero y único centro de toda manifestación, centro que, por lo demás, así como lo hemos explicado, tiene su reflejo directo en todos los mundos, en el punto central de cada uno de ellos, y también en todos los seres, donde este punto central se designa figurativamente como el corazón, en razón de su correspondencia efectiva con éste en el organismo corporal. RGSC VIII

Se destacará sobre todo la asociación del swastika con el nombre de Tulé o Tula, que es una de las designaciones más antiguas del centro espiritual supremo, designación aplicada también después a algunos de los centros subordinados ( ver El Rey del Mundo, cap X )). RGSC X

Se puede decir que este punto es el centro del plano, y que el eje vertical es el lugar de los centros de todos los planos horizontales; toda vertical, es decir, toda paralela a este eje, contiene también puntos que se corresponden en estos mismos planos. RGSC XII

En todo caso, la existencia de tal centro espiritual, o inclusive de varios, simultánea o sucesivamente, no parece poder ponerse en duda, como quiera haya de pensarse acerca de la localización; lo que debe notarse es que se adjudicó en todas partes y siempre a esos centros, entre otras designaciones, la de “Corazón del Mundo”, y que, en todas las tradiciones, las descripciones referidas a él se basan en un simbolismo idéntico, que es posible seguir hasta en los más precisos detalles. ¿ SFCS EL SAGRADO CORAZON Y LA LEYENDA DEL SANTO GRAAL

fueron asociados a la idea de esos centros espirituales a que acabamos de aludir. SFCS EL SAGRADO CORAZON Y LA LEYENDA DEL SANTO GRAAL

La forma circular de la mesa está, por otra parte, vinculada con el “ciclo zodiacal” (otro símbolo que merecería estudiarse más especialmente) por la presencia en torno de ella de doce personajes principales, particularidad que se encuentra en la constitución de todos los centros de que se trata. SFCS EL SAGRADO CORAZON Y LA LEYENDA DEL SANTO GRAAL

No podría ser ése verdaderamente el “secreto del Santo Graal”, así como tampoco ningún otro real secreto iniciático; si se quiere saber dónde se encuentra ese secreto, es menester referirse a la constitución, muy “positiva”, de los centros espirituales, tal como lo hemos indicado de modo bastante explícito en nuestro estudió sobre Le Roi du Monde ( (Véase también Apersus sur l’Initiation, cap X)). SFCS EL SANTO GRAAL

A este respecto, nos limitaremos a destacar que el señor Waite toca a veces cosas cuyo alcance parece escapársele: así, ocurre que hable, en diversas oportunidades, de cosas “sustituidas” que pueden ser palabras u objetos simbólicos; pero esto puede referirse sea a los diversos centros secundarios en tanto que imágenes o reflejos del Centro supremo, sea a las fases sucesivas del “oscurecimiento” que se produce gradualmente, en conformidad con las leyes cíclicas, en la manifestación de esos mismos centros con relación al mundo exterior. SFCS EL SANTO GRAAL

Por otra parte, el primero de estos dos casos entra en cierta manera en el segundo, pues la constitución misma de los centros secundarios, correspondientes a las formas tradicionales particulares, cualesquiera fueren, señala ya un primer grado de oscurecimiento con respecto a la tradición primordial; en efecto, el Centro supremo, desde entonces, ya no está en contacto directo con el exterior, y el vínculo no se mantiene sino por intermedio de centros secundarios. SFCS EL SANTO GRAAL

Las sucesivas transferencias de estos nombres, y de muchos otros, serían particularmente interesantes de estudiar en lo que concierne a la constitución de los centros espirituales secundarios de los diversos períodos, constitución que se halla en relación estrecha con la de las lenguas destinadas a servir de “vehículos” a las formas tradicionales correspondientes. SFCS LA CIENCIA DE LAS LETRAS (ILMU-L-HURUF)

La conclusión que debe sacarse de estas consideraciones es que hay tantas “Tierras Santas” particulares como formas tradicionales regulares existen, puesto que representan los centros espirituales que corresponden respectivamente a las diferentes formas; pero, si igual simbolismo se aplica uniformemente a todas esas “Tierras Santas”, ello se debe a que los centros espirituales tienen todos una constitución análoga, y a menudo hasta en muy precisos pormenores, porque son otras tantas imágenes de un mismo centro único y supremo, solo el cual es verdaderamente el “Centro del Mundo”, pero del cual aquéllos toman los atributos como participantes de su naturaleza por una comunicación directa, en la cual reside la ortodoxia tradicional, y como representantes efectivos de él, de una manera más o menos exterior, para tiempos SFCS LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

La conclusión que debe sacarse de estas consideraciones es que hay tantas “Tierras Santas” particulares como formas tradicionales regulares existen, puesto que representan los centros espirituales que corresponden respectivamente a las diferentes formas; pero, si igual simbolismo se aplica uniformemente a todas esas “Tierras Santas”, ello se debe a que los centros espirituales tienen todos una constitución análoga, y a menudo hasta en muy precisos pormenores, porque son otras tantas imágenes de un mismo centro único y supremo, solo el cual es verdaderamente el “Centro del Mundo”, pero del cual aquéllos toman los atributos como participantes de su naturaleza por una comunicación directa, en la cual reside la ortodoxia tradicional, y como representantes efectivos de él, de una manera más o menos exterior, para tiempos y lugares determinados. SFCS LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

A estas figuraciones podríamos agregar también las que lo presentan como una ciudad, una ciudadela, un templo o un palacio, según el aspecto especial en que se lo encara; y ésta es la ocasión de recordar, al mismo tiempo que el Templo de Salomón, más directamente vinculado con nuestro tema, el triple recinto de que hemos hablado recientemente considerándolo como representación de la jerarquía iniciática de ciertos centros tradicionales (Ver nuestro artículo sobre “La triple enceinte druidique” (aquí, cap X: “El triple recinto druídico”); hemos señalado allí, precisamente, la relación de esta figura, en sus dos formas: circular y cuadrada, con el simbolismo del “Paraíso terrestre” y de la “Jerusalén celeste”), y también el misterioso laberinto, que, en forma más compleja, se vincula con una concepción similar, con la diferencia de que pone en evidencia sobre todo la idea de un “encaminarse” hacia el centro escondido (El laberinto cretense es el palacio de Minos, nombre idéntico al de Manu, y designación, por lo tanto, del legislador primordial. SFCS LOS GUARDIANES DE TIERRA SANTA

mismas hubiese algunas razones no desprovistas de interés desde el punto de vista de la “geografía sagrada” y de las localizaciones sucesivas de ciertos centros tradicionales. SFCS LA TIERRA DEL SOL

En su conjunto, la figura circular de que se trata es un inmenso Zodíaco, en el cual el autor quiere ver el prototipo de la “Tabla redonda”; y, en efecto, ésta, en torno de la cual se sientan doce personajes principales, está real y verdaderamente vinculada con una representación del ciclo zodiacal; pero esto no significa en modo alguno que esos personajes no sean sino las constelaciones, interpretación demasiado “naturalista”, pues lo cierto es que las constelaciones mismas no son más que símbolos, y conviene también recordar que esa constitución “zodiacal” se encuentra de modo muy general en los centros espirituales correspondientes a formas tradicionales diversas (Ver Le Roi du Monde, cap V). SFCS LA TIERRA DEL SOL

Lo que queremos decir aquí es que la tradición céltica podría considerarse verosímilmente como uno de los “puntos de unión” de la tradición atlante con la hiperbórea, después del final del período secundario en que la tradición atlante representó la forma predominante y como el “sustituto” del centro original ya inaccesible para la humanidad ordinaria (Cf Le Roi du Monde, cap, X, particularmente en lo que se refiere a las relaciones de la Tula hiperbórea y la Tula atlante (Tula era una de las designaciones primeras de los centros espirituales); ver también nuestro artículo “Atlantide et Hyperborée”, en V I, octubre de 1929); y, también sobre este punto, el simbolismo que acabamos de mencionar puede aportar algunas indicaciones no carentes de interés. SFCS EL JABALI Y LA OSA

Ahora bien; todo esto se aplica perfectamente a los centros espirituales, sea porque están ocultos a los ojos de los profanos, sea porque protegen al mundo por su influjo invisible, sea porque constituyen en la tierra como imágenes del mundo celeste mismo. SFCS EL JABALI Y LA OSA

si se pregunta por qué la caverna es considerada así desde el punto de vista iniciático, responderemos que la solución se encuentra, por una parte, en el hecho de que el símbolo de la caverna es complementario con respecto al de la montaña, y, por otra, en la relación que une estrechamente el simbolismo de la caverna con el del corazón; nos proponemos tratar por separado estos dos puntos esenciales, pero no es difícil comprender, después de cuanto hemos tenido ya ocasión de decir en otros lugares, que todo eso está en relación directa con la figuración misma de los centros espirituales. SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

Por otra parte, esto nos reconduce al tema de la caverna, la cual, en cuanto excavada en la roca, natural o artificialmente, está también muy próxima a ese simbolismo (Las cavernas prehistóricas fueron, verosímilmente, no habitaciones, como de ordinario se cree, sino los santuarios de los “hombres de la piedra”, entendidos en el sentido que acabamos de indicar; así, pues, la caverna habría recibido en las formas tradicionales del período de que se trata, y en relación con cierta “ocultación” del conocimiento, el carácter de símbolo de los centros espirituales, y consiguientemente de lugar de iniciación); pero debemos agregar que ésta no es razón para suponer que el mismo laberinto haya debido también forzosamente ser excavado en la roca: aunque haya podido serlo en ciertos casos, ello no es sino un elemento accidental, podría decirse, y no entra en su definición, pues, cualesquiera sean las relaciones entre el laberinto y la caverna, importa no confundirlos, sobre todo cuando se trata de la caverna iniciática, que aquí consideramos más en particular. SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

Por otra parte, importa destacar que ese carácter escondido o secreto, en lo que concierne a los centros espirituales o a sus figuraciones, implica que la verdad tradicional misma, en su integridad, no es ya accesible a todos los hombres indistintamente, lo que indica que se trata de una época de “oscurecimiento” por lo menos relativo; esto permite “situar” tal simbolismo en el curso del proceso cíclico; pero se trata de un punto sobre el cual hemos de volver de manera más completa al tratar las relaciones de la caverna y la montaña en cuanto ambas se toman como símbolos del centro. SFCS EL CORAZON Y LA CAVERNA

Existe, pues, una relación estrecha entre la montaña y la caverna, en cuanto una y otra se toman como símbolos de los centros espirituales, como lo son también, por razones evidentes, todos los símbolos, “axiales” o “polares”, de los cuales uno de los principales es precisamente la montaña. SFCS LA MONTAÑA Y LA CAVERNA

Si se quiere representar la caverna como situada en el interior mismo (o en el corazón, podría decirse) de la montaña, basta transportar el triángulo inverso al interior del triángulo recto, de modo que sus centros coincidan (fig 13); el primero debe, pues, ser necesariamente más pequeño para poder contenerse íntegramente en el otro; pero, aparte de esta diferencia, el conjunto de la figura así obtenida es manifiestamente idéntico al símbolo del “sello de Salomón”, donde los dos triángulos opuestos representan igualmente dos principios complementarios, en las diversas aplicaciones de que son susceptibles. SFCS LA MONTAÑA Y LA CAVERNA

En efecto, tales localizaciones, que se hallan también en relación con la doctrina hindú de los chakra (centros “orgánicos” sutiles), se refieren a otras tantas condiciones del ser humano o fases de su desarrollo espiritual: en la base de la columna vertebral, el luz se encuentra en el hombre ordinario en estado de “sueño” (La serpiente enroscada en torno del “Huevo del Mundo”, y figurada a veces en torno del Omphalos y del betilo, es, a este respecto, la Kundalini enroscada en torno del “núcleo de inmortalidad”, que está también en relación con el simbolismo de la “piedra negra”; a esta posición “inferior” del luz, se alude directamente en la fórmula hermética: “Visita inferiora terrae, rectificando invenies occultum SFCS EL CORAZON Y “EL HUEVO DEL MUNDO”

En los límites del microcosmo, esta dirección “axial” es la de la sushumna (una “arteria” sutil), que se extiende hasta la coronilla, a partir de la cual se prolonga “extraindividualmente”, podría decirse, en el “rayo solar” mismo, recorrido remontándose hacia su fuente; a lo largo de la sushumna se encuentran los chakra, centros sutiles de la individualidad, a algunos de los cuales corresponden las diferentes posiciones del luz o “núcleo de inmortalidad” a las que nos hemos referido anteriormente, de modo que esas posiciones mismas, o el “despertar” sucesivo de los correspondientes chakra, son siempre asimilables igualmente a etapas situadas en la misma vía “axial”. SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

Cabe notar también a este respecto que el juramento del grado de Royal Arch contiene una alusión a la “coronilla” (the crown of the skull), la cual sugiere una relación entre la apertura de ésta (como en los ritos de trepanación póstuma) y el acto de quitar (removing) la keystone; por lo demás, de modo general, las llamadas “penalidades” formuladas en los juramentos de los diferentes grados masónicos, así como los signos que a ellas corresponden, se refieren en realidad a los diversos centros sutiles del ser humano). SFCS LA “PIEDRA ANGULAR”

Por otra parte, en antiguas monedas indias (y figuraciones similares se ven también en sellos babilonios) se encuentra una representacioón de los “tres mundos” en forma de tres anillos vinculados entre sí por una línea vertical que pasa por sus centros (En la arquitectura islámica, se ve muy a menudo, en la sumidad de un minarete o de una qubbah, un conjunto de tres globos superpuestos y coronados por una media luna; esos tres globos representan igualmente tres mundos, que son ‘alam el-mulk, ‘alam el-malakút y ‘alam el-djabarut (‘Mundo de la Realeza’, ‘Mundo de la Majestad’, ‘Mundo de la Omnipotencia’), y la media luna que los domina, símbolo de la Majestad (o Grandeza) divina (el-Djalal), corresponde al cuarto mundo, ‘alam el-‘izzah (‘Mundo de la Potencia o Gloria), el cual es “extracósmico” y por lo tanto está más allá de la SFCS IANUA CAELI

En efecto, cualquiera de estos mundos, en toda la extensión de que es capaz, no constituye sino un elemento infinitesimal en el conjunto de la manifestación universal, de modo que, en estricto rigor, debería considerarse su representación como reducida a un punto; se podría también, aplicando el simbolismo geométrico de los sentidos vertical y horizontal, figurar los mundos por una serie indefinida de discos horizontales ensartados en un eje vertical (Esta representación muestra también claramente que, como la continuidad se establece exclusivamente por el eje, la comunicación entre los diferentes estados solo puede operarse efectivamente a través de sus centros respectivos); de todas maneras, se ve así que, en los límites de cada mundo, el eje no puede ser verdaderamente alcanzado sino en un solo punto, y, por consiguiente, solo saliendo de esos límites puede considerarse sobre el eje un “alto” y un “bajo” o una dirección descendente. SFCS LA CADENA DE LOS MUNDOS

Con todo, este punto de vista es insuficiente aún, por el hecho mismo de que deja subsistir, pese a todo, una dualidad: que hay en el hombre dos polos o dos centros, entre los cuales, por lo demás, puede existir antagonismo o armonía según los casos, es verdad cuando se lo encara en cierto estado; pero, ¿no es éste un estado que podría decirse “desunido” o “descentrado”, y que, como tal, caracteriza propiamente solo al hombre caído, o sea separado de su centro original, según lo recordábamos poco antes. SFCS CORAZON Y CEREBRO

El loto tiene un simbolismo de múltiples aspectos, a algunos de los cuales nos hemos referido ya en otras ocasiones (Ver particularmente “Les fleurs symboliques” (aquí, cap IX: “Las flores simbólicas”)); en uno de ellos, al cual alude el texto antes citado, se lo emplea para representar los diversos centros, inclusive secundarios, del ser humano, ya sea centros fisiológicos (plexos nerviosos en especial), ya sea, y sobre todo, centros psíquicos (correspondientes a esos mismos plexos en virtud de la vinculación existente entre el estado corpóreo y el estado sutil en el compuesto que la individualidad humana constituye propiamente). SFCS EL ÉTER EN EL CORAZÓN

Esos centros, en la tradición hindú, reciben habitualmente el nombre de “lotos” (padma o kámala) y se los figura con diferente número de pétalos, números que tienen igualmente significado simbólico, así como los colores puestos además en relación con ellos (aparte de ciertos sonidos con los cuales se ponen también en correspondencia y que son los mantra pertenecientes a diversas modalidades vibratorias, en armonía con las facultades especiales respectivamente regidas por tales centros y procedentes, en cierto modo, de su irradiación, figurada por el abrirse de los pétalos) (Sobre todo esto, ver “Kundalini-Yoga” (E T, octubre y noviembre de 1933)); también se SFCS EL ÉTER EN EL CORAZÓN

Esos centros, en la tradición hindú, reciben habitualmente el nombre de “lotos” (padma o kámala) y se los figura con diferente número de pétalos, números que tienen igualmente significado simbólico, así como los colores puestos además en relación con ellos (aparte de ciertos sonidos con los cuales se ponen también en correspondencia y que son los mantra pertenecientes a diversas modalidades vibratorias, en armonía con las facultades especiales respectivamente regidas por tales centros y procedentes, en cierto modo, de su irradiación, figurada por el abrirse de los pétalos) (Sobre todo esto, ver “Kundalini-Yoga” (E T, octubre y noviembre de 1933)); también se les llama “ruedas” (chakra), lo cual, señalémoslo de paso, corrobora una vez más la estrechísima relación que, según hemos indicado en otro lugar, existe de modo general entre el simbolismo de la rueda y el de flores tales como el loto y la rosa. SFCS EL ÉTER EN EL CORAZÓN