nascimento (RG)

El vinculamiento a la multiplicidad es también, en un cierto sentido, la «tentación Bíblica», que, haciendo gustar al ser el fruto del «Árbol de la Ciencia del bien y del mal», es decir, del conocimiento dual y distintivo de las cosas contingentes, le aleja de la unidad central original y le impide alcanzar el fruto del «Árbol de la Vida»; y es por ahí, en efecto, que el ser está sometido a la alternancia de las mutaciones cíclicas, es decir, al nacimiento y a la muerte. AEIT Et-Faqru

Fo-hi, para fijar los principios de la Tradición, hizo uso de símbolos lineales tan simples y al mismo tiempo tan sintéticos como es posible: el trazo continuo y el trazo quebrado, signos respectivos del yang y del ying, es decir, de los dos principios activo y pasivo que, procediendo de una especie de polarización de la suprema Unidad metafísica, dan nacimiento a toda la manifestación universal. AEIT TAOÍSMO Y CONFUCIANISMO

Comprendida así, la iniciación es lo que todas las tradiciones concuerdan en designar como el «segundo nacimiento»; y, ¿cómo un ser podría actuar por sí mismo antes de haber nacido? (NA: Recordamos aquí el elemental adagio escolástico: «para actuar, es menester ser»). RGAI DE LAS CONDICIONES DE LA INICIACIÓN

de un mundo tal como el nuestro, que, al estar ya determinada de una cierta manera, no es en realidad, en relación a la substancia universal, más que una materia secunda (cf El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, cap II), de suerte que, incluso bajo esta relación, la analogía con el desarrollo de nuestro mundo a partir del caos inicial es verdaderamente exacta); es entonces el estado caótico y tenebroso que el simbolismo iniciático hace corresponder precisamente al mundo profano, y en el que se encuentra el ser que no ha llegado todavía al «segundo nacimiento». RGAI DE LAS CONDICIONES DE LA INICIACIÓN

El vinculamiento a una organización tradicional regular, hemos dicho, es no solamente una condición necesaria de la iniciación, sino que es incluso lo que constituye la iniciación en el sentido más estricto, tal como la define la etimología de la palabra que la designa, y es lo que se representa por todas partes como un «segundo nacimiento», o como una «regeneración». « RGAI DE LA REGULARIDAD INICIÁTICA

Segundo nacimiento», porque abre al ser un mundo diferente de aquel donde se ejerce la actividad de su modalidad corporal, mundo que será para él el campo de desarrollo de posibilidades de un orden superior; «regeneración», porque restablece así a este ser a prerrogativas que eran naturales y normales en las primeras edades de la humanidad, cuando ésta todavía no se había alejado de la espiritualidad original para hundirse cada vez más en la materialidad, como debía hacerlo en el curso de las épocas ulteriores, y porque debe conducirle, como primera etapa esencial de su realización, a la restauración en él del RGAI DE LA REGULARIDAD INICIÁTICA

Señalaremos también que la misma idea del sincretismo y de las «apropiaciones», aplicada más especialmente a las Escrituras tradicionales, da nacimiento a la búsqueda de «fuentes» hipotéticas, así como a la suposición de las «interpolaciones», que es, como se sabe, uno de los mayores recursos de la «crítica» en su obra destructiva, cuya única meta real es la negación de toda inspiración «suprahumana». RGAI SÍNTESIS Y SINCRETISMO

Si, para hacernos comprender mejor todavía, nos referimos más particularmente al caso del cristianismo en el orden religioso, podremos agregar esto: los ritos de iniciación, que tienen como cometido inmediato la transmisión de la influencia espiritual de un individuo a otro que, en principio al menos, podrá transmitirla después a su vez, son exactamente comparables bajo este aspecto a los ritos de ordenación (NA: Decimos «bajo este aspecto», ya que, desde otro punto de vista, la iniciación primera, en tanto que «segundo nacimiento», sería comparable al rito del bautismo; no hay que decir que las correspondencias que se pueden considerar entre cosas pertenecientes a órdenes tan diferentes deben ser forzosamente bastante complejas y no se dejan reducir a una suerte de esquema unilineal); y se puede destacar incluso que los unos y los otros son semejantemente susceptibles de conllevar varios grados, puesto que la plenitud de la influencia espiritual no se comunica forzosamente de una sola vez con todas las prerrogativas que implica, especialmente en lo que concierne a la aptitud efectiva para ejercer tales o cuales funciones en la organización tradicional (NA RGAI DE LA TRANSMISIÓN INICIÁTICA

Además, las «sectas», cismas o herejías, aparecen siempre como derivadas de una religión dada, en la que han tomado nacimiento, y de la que son por así decir como ramas irregulares. RGAI ORGANIZACIONES INICIÁTICAS Y SECTAS RELIGIOSAS

Ahora bien, para explicar cómo la confusión que nos dedicamos a disipar ha podido presentarse con suficiente apariencia de razón como para hacerse aceptar por un gran número de aquellos que no consideran las cosas más que desde afuera, es menester decir esto: en algunos casos, parece que ciertas «sectas» religiosas hayan podido tomar nacimiento por el hecho de la difusión negligente de fragmentos de doctrina esotérica más o menos incomprendida; pero el esoterismo en sí mismo no podría ser hecho responsable de esta suerte de «vulgarización», o de «profanación» en el sentido etimológico de la palabra, que es contraria a su esencia misma, y que jamás ha podido producirse más que a expensas de la pureza doctrinal. RGAI ORGANIZACIONES INICIÁTICAS Y SECTAS RELIGIOSAS

Los secretos a los que hacemos alusión aquí son, más especialmente aquellos que conciernen a las ciencias y a las artes tradicionales; y lo que se puede decir de la manera más general a este respecto, es que, puesto que estas ciencias y estas artes no pueden ser comprendidas verdaderamente fuera de la iniciación donde tienen su principio, su «vulgarización» no podría tener más que inconvenientes, ya que acarrearía inevitablemente una deformación o incluso una desnaturalización, del género de la que ha dado nacimiento precisamente a las ciencias y a las artes profanas, como ya lo hemos expuesto en otras ocasiones. RGAI DEL SECRETO INICIÁTICO

Si consideramos las enfermedades o los simples defectos corporales, en tanto que signos exteriores de algunas imperfecciones de orden psíquico, convendrá hacer una distinción entre los defectos que el ser presenta desde su nacimiento, o que se desarrollan naturalmente en él, en el curso de su existencia, como consecuencia de una cierta predisposición, y aquellos que son simplemente el resultado de algún accidente. RGAI DE LAS CUALIFICACIONES INICIÁTICAS

ritos religiosos, que, por esta razón, nunca podrían ser renovados para el mismo individuo, y que, por eso mismo, son aquellos que presentan la analogía más acentuada con los ritos iniciáticos, hasta tal punto que, en un cierto sentido, se les podría considerar como una suerte de transposición de éstos en el dominio exotérico (NA: Se sabe que, entre los siete sacramentos del catolicismo, hay tres que están en este caso y que no pueden ser recibidos más que una sola vez: el bautismo, la confirmación y el orden; la analogía del bautismo con una iniciación, en tanto que «segundo nacimiento», es evidente, y la confirmación representa en principio el acceso a un grado superior; en cuanto al orden, ya hemos señalado las similitudes que se pueden encontrar en él en lo que concierne a la transmisión de las influencias espirituales, similitudes que son hechas aún más llamativas por el hecho de que este sacramento no es recibido por todos y requiere, como lo hemos dicho, algunas cualificaciones especiales). RGAI DE LOS RITOS INICIÁTICOS

agregar aún que, cuando se trata de ritos y de símbolos verdaderamente tradicionales (y aquellos que no poseen este carácter no merecen ser llamados así, puesto que no son en realidad más que simples contrahechuras profanas suyas), su origen es igualmente «no humano»; así pues, la imposibilidad de signarles un autor o un interventor determinado, que ya hemos señalado, no se debe a la ignorancia, como pueden suponerlo los historiadores ordinarios (cuando no llegan, en último extremo, a ver en ello el producto de una suerte de «conciencia colectiva», que, si existiera, sería en todo caso bien incapaz de dar nacimiento a cosas de orden transcendente, como aquellas de las que se trata aquí), sino que es una consecuencia necesaria de este origen mismo, que no puede ser contestado más que por aquellos que desconocen totalmente la verdadera naturaleza de la tradición y de todo lo que forma parte integrante de ella, como es muy evidentemente el caso a la vez para los ritos y para los símbolos. RGAI EL RITO Y EL SÍMBOLO

Las consideraciones que acabamos de exponer nos conducen de manera bastante natural a examinar otra cuestión conexa, la de las relaciones del símbolo con lo que se llama el «mito»; sobre este tema, debemos hacer observar primeramente que nos ha ocurrido a veces hablar de una cierta degeneración del simbolismo como habiendo dado nacimiento a la «mitología», tomando esta última palabra en el sentido que se le da habitualmente, y que es en efecto exacto cuando se trata de la antigüedad llamada «clásica», pero que quizás no podría aplicarse válidamente fuera de ese periodo de las civilizaciones griega y latina. RGAI MITOS, MISTERIOS Y SÍMBOLOS

algún inventor humano, del que se pueda decir que ha sido imaginado por tal o cual individuo; y ¿no debería eso mismo dar que reflexionar a los que son capaces de ello? Toda filosofía, por el contrario, no se remonta más que a una época determinada y, en suma, siempre reciente, incluso cuando se trata de la antigüedad «clásica», que no es más que una antigüedad muy relativa (lo que prueba bien, por lo demás, que, incluso humanamente, esta forma especial de pensamiento no tiene nada de esencial) (NA: Habría quizás lugar a preguntarse por qué la filosofía ha tomado nacimiento precisamente en el siglo VI antes de la era cristiana, época que presenta caracteres bastante singulares bajo muchos aspectos, así como lo hemos hecho observar en diferentes ocasiones); es la obra de un hombre cuyo nombre nos es tan conocido como la fecha en la que ha vivido, y es ese nombre mismo el que sirve de ordinario para designarla, lo que muestra bien que ahí no hay nada que no sea humano e individual. RGAI SIMBOLISMO Y FILOSOFÍA

así pues, ¿sería menester suponer por eso que los hombres deben vivir en ella, si puede decir, en estado de ceremonia perpetua? Eso es literalmente inimaginable, y no hay más que formular la cuestión así para hacer aparecer inmediatamente toda su absurdidad; es menester incluso decir más bien que es lo contrario de una tal suposición lo que es verdad, ya que los ritos, que son entonces algo completamente natural, y que no tienen a ningún grado el carácter de excepción que parecen presentar cuando la consciencia de la tradición se debilita, y cuando el punto de vista profano toma nacimiento y se extiende en la misma proporción de este debilitamiento, hacen que cualesquiera ceremonias que acompañan a esos ritos, y que subrayan de alguna manera su carácter excepcional, no tengan ciertamente ninguna razón de ser en parecido caso. RGAI RITOS Y CEREMONIAS

No obstante, hay que considerar todavía un punto particularmente importante, un punto que es quizás sobre todo el que puede prestarse a confusión: el upanayana confiere la cualidad de dwija o «dos veces nacido»; así pues, se le designa expresamente como un «segundo nacimiento», y se sabe que, por otra parte, esta expresión se aplica también en un sentido muy preciso a la iniciación. RGAI SACRAMENTOS Y RITOS INICIÁTICOS

Es verdad que el bautismo cristiano, muy diferente por lo demás del upanayana en todo otro respecto, es igualmente un «segundo nacimiento», y es muy evidente que este rito no tiene nada de común con una iniciación; pero ¿cómo es posible que el mismo término «técnico» pueda ser aplicado así a la vez en el orden de los samskaras (comprendidos ahí los sacramentos) y en el orden iniciático? La verdad es que el «segundo nacimiento», en sí mismo y en su sentido completamente general, es propiamente una regeneración psíquica (es menester prestar atención, en efecto, a que es al dominio psíquico al que se refiere directamente, y no al dominio espiritual, ya que entonces sería un «tercer nacimiento»); pero esta regeneración puede RGAI SACRAMENTOS Y RITOS INICIÁTICOS

Es verdad que el bautismo cristiano, muy diferente por lo demás del upanayana en todo otro respecto, es igualmente un «segundo nacimiento», y es muy evidente que este rito no tiene nada de común con una iniciación; pero ¿cómo es posible que el mismo término «técnico» pueda ser aplicado así a la vez en el orden de los samskaras (comprendidos ahí los sacramentos) y en el orden iniciático? La verdad es que el «segundo nacimiento», en sí mismo y en su sentido completamente general, es propiamente una regeneración psíquica (es menester prestar atención, en efecto, a que es al dominio psíquico al que se refiere directamente, y no al dominio espiritual, ya que entonces sería un «tercer nacimiento»); pero esta regeneración puede no tener más que efectos únicamente psíquicos ellos también, es decir, limitados a un orden más o menos especial de posibilidades individuales, o, por el contrario, puede ser el punto de partida de una «realización» de orden superior; es sólo en este último caso donde tendrá un alcance propiamente iniciático, mientras que, en RGAI SACRAMENTOS Y RITOS INICIÁTICOS

es igualmente un «segundo nacimiento», y es muy evidente que este rito no tiene nada de común con una iniciación; pero ¿cómo es posible que el mismo término «técnico» pueda ser aplicado así a la vez en el orden de los samskaras (comprendidos ahí los sacramentos) y en el orden iniciático? La verdad es que el «segundo nacimiento», en sí mismo y en su sentido completamente general, es propiamente una regeneración psíquica (es menester prestar atención, en efecto, a que es al dominio psíquico al que se refiere directamente, y no al dominio espiritual, ya que entonces sería un «tercer nacimiento»); pero esta regeneración puede no tener más que efectos únicamente psíquicos ellos también, es decir, limitados a un orden más o menos especial de posibilidades individuales, o, por el contrario, puede ser el punto de partida de una «realización» de orden superior; es sólo en este último caso donde tendrá un alcance propiamente iniciático, mientras que, en el primero, pertenece al lado más «exterior» de las diversas formas tradicionales, es decir, a aquel en el que todos participan indistintamente (NA: La limitación de los efectos de la regeneración que se lleva a cabo en modo exotérico explica por qué no RGAI SACRAMENTOS Y RITOS INICIÁTICOS

o, por el contrario, puede ser el punto de partida de una «realización» de orden superior; es sólo en este último caso donde tendrá un alcance propiamente iniciático, mientras que, en el primero, pertenece al lado más «exterior» de las diversas formas tradicionales, es decir, a aquel en el que todos participan indistintamente (NA: La limitación de los efectos de la regeneración que se lleva a cabo en modo exotérico explica por qué no puede ocupar de ninguna manera el lugar de la iniciación o dispensar de ella, aunque tanto la una como la otra tengan el carácter de «segundo nacimiento» entendido en el sentido más general). RGAI SACRAMENTOS Y RITOS INICIÁTICOS

La alusión que acabamos de hacer al bautismo plantea otra cuestión que no carece de interés: este rito, aparte de su carácter de «segundo nacimiento», presenta también, en su forma misma, una semejanza con algunos ritos iniciáticos; por lo demás, se puede destacar que esta forma se vincula a la de los ritos de purificación por los elementos, sobre los cuales volveremos un poco más adelante, ritos que constituyen una categoría muy general y manifiestamente susceptible de aplicación en dominios muy diferentes; pero, no obstante, es posible que en eso haya que considerar otra cosa aún. RGAI SACRAMENTOS Y RITOS INICIÁTICOS

En todo eso, la jerarquía de las relaciones normales se respeta rigurosamente, ya que, según estas relaciones, las aplicaciones de orden menos elevado o más exterior deben proceder de aquellas que tienen un carácter más principial; por consiguiente, si, para atenernos a estos únicos ejemplos, consideramos cosas tales como el «segundo nacimiento» o como la purificación por los elementos, es su significación iniciática la que es en realidad la primera de todas, y sus demás aplicaciones, deben derivarse de ella más o menos directamente, ya que no podría haber, en ninguna forma tradicional, nada más principial que la iniciación y su dominio propio, y es en ese lado «interior» donde reside verdaderamente el espíritu mismo de toda tradición. RGAI SACRAMENTOS Y RITOS INICIÁTICOS

Sea como sea, esta idea vulgar de las «pruebas de la vida» existe, inclusive si no responde a nada claramente definido, y es sobre todo la que ha dado nacimiento a falsas asimilaciones en lo que concierne a las pruebas iniciáticas, hasta tal punto que algunos han llegado a no ver en éstas más que una suerte de imagen simbólica de aquellas, lo que, por una extraña inversión de las cosas, daría a suponer que son los hechos de la vida humana exterior los que tienen un valor efectivo y los que cuentan verdaderamente desde el punto de vista iniciático mismo. RGAI DE LAS PRUEBAS INICIÁTICAS

Entiéndase bien que la palabra «muerte» debe tomarse aquí en su sentido más general, según el cual podemos decir que todo cambio de estado, cualquiera que sea, es a la vez una muerte y un nacimiento, según que se considere por un lado o por el otro: muerte en relación al estado antecedente, nacimiento en relación al estado consecuente. RGAI DE LA MUERTE INICIÁTICA

La iniciación se describe generalmente como un «segundo nacimiento», lo que es en efecto; pero este «segundo nacimiento» implica necesariamente la muerte al mundo profano y la sigue en cierto modo inmediatamente, puesto que en eso no hay, hablando propiamente, más que las dos caras de un mismo cambio de estado. RGAI DE LA MUERTE INICIÁTICA

En cuanto al simbolismo del rito, se basará naturalmente en la analogía que existe entre todos los cambios de estado; en razón de esta analogía, la muerte y el nacimiento en el sentido ordinario simbolizan, ellos mismos, la muerte y el nacimiento iniciáticos, puesto que las imágenes que se toman de ellos son transpuestas por el rito a otro orden de realidad. RGAI DE LA MUERTE INICIÁTICA

Por otra parte, puesto que consideraciones similares son aplicables a todo cambio de estado, y puesto que los grados ulteriores y sucesivos de la iniciación corresponden naturalmente también a cambios de estado, se puede decir que habrá todavía, para acceder a cada uno de ellos, muerte y nacimiento, aunque la «ruptura», si es permisible expresarse así, sea menos clara y de una importancia menos fundamental que para la iniciación primera, es decir, para el paso del orden profano al orden iniciático. RGAI DE LA MUERTE INICIÁTICA

El «segundo nacimiento», entendido como correspondiente a la iniciación primera, es propiamente, como ya lo hemos dicho, lo que se puede llamar una regeneración psíquica; y es en efecto en el orden psíquico, es decir, en el orden donde se sitúan las modalidades sutiles del estado humano, donde deben efectuarse las primeras fases del desarrollo iniciático; pero éstas no constituyen una meta en sí mismas, y no son todavía más que preparatorias en relación a la realización de posibilidades de un orden más elevado, queremos decir, del orden espiritual en el verdadero sentido de esta palabra. RGAI DE LA MUERTE INICIÁTICA

Por consiguiente, el punto del proceso iniciático al que acabamos de hacer alusión es el que marcará el paso del orden psíquico al orden espiritual; y este paso podría ser considerado más especialmente como constituyendo una «segunda muerte» y un «tercer nacimiento» (NA: En el simbolismo masónico, se corresponde a la iniciación al grado de Maestro). RGAI DE LA MUERTE INICIÁTICA

Conviene agregar que este «tercer nacimiento» será representado más bien como una «resurrección» que como un nacimiento ordinario, porque aquí ya no se trata de un comienzo en el mismo sentido que cuando la iniciación primera; las posibilidades ya desarrolladas, y adquiridas de una vez por todas, deberán volver a encontrarse después de este paso, pero «transformadas», de una manera análoga a aquella en la que el «cuerpo glorioso» o «cuerpo de resurrección» representa la «transformación» de las posibilidades humanas, más allá de las condiciones limitativas que definen el modo de existencia de la individualidad como tal. RGAI DE LA MUERTE INICIÁTICA

Ya hemos insistido sobre la concepción de la iniciación como un «segundo nacimiento»; es precisamente por una consecuencia lógica inmediata de esta concepción por lo que, en numerosas organizaciones, el iniciado recibe un nombre nuevo, diferente de su nombre profano; y no hay en eso una simple formalidad, ya que este nombre debe corresponder a una modalidad igualmente diferente de su ser, esa cuya realización se hace posible por la acción de la influencia espiritual transmitida por la iniciación; por lo demás, se puede destacar que, incluso desde el punto de vista exotérico, la misma práctica existe, con una razón análoga, en algunas ordenes religiosas. RGAI NOMBRES PROFANOS Y NOMBRES INICIÁTICOS

Por consiguiente, tendremos para el mismo ser dos modalidades distintas, una que se manifiesta en el mundo profano, y la otra en el interior de la organización iniciática (NA: Por lo demás, la primera debe considerarse como no teniendo más que una existencia ilusoria en relación a la segunda, no sólo en razón de la diferencia de los grados de realidad a los que se refieren respectivamente, sino también porque, como lo hemos explicado un poco más atrás, el «segundo nacimiento» implica necesariamente la «muerte» de la individualidad profana, que así no puede subsistir más que a título de simple apariencia exterior); y, normalmente, cada una de ellas debe tener su propio nombre, dado que el de una no conviene a la otra, puesto que se sitúan en dos órdenes realmente diferentes. RGAI NOMBRES PROFANOS Y NOMBRES INICIÁTICOS

En todo caso, parece pensarse, de una manera casi unánime, que el cambio que dio nacimiento a la Masonería «especulativa» marca una superioridad en relación a aquella de la que ésta ha derivado, como si representara un «progreso» en el sentido «intelectual» y respondiera a una concepción de un nivel más elevado; y, a este respecto, nadie se priva de oponer las «especulaciones» del «pensamiento» a las ocupaciones del oficio, como si se tratara de eso en cosas que no dependen del orden de las actividades profanas, sino del dominio iniciático. RGAI «OPERATIVO» Y «ESPECULATIVO»

De hecho, antiguamente no había otra distinción que la de los masones «libres», que eran los hombres de oficio, y que se llamaban así a causa de las franquicias que habían sido acordadas por los soberanos a sus corporaciones, y sin duda también (y quizás deberíamos decir incluso ante todo) porque la condición del hombre libre de nacimiento era una de las cualificaciones requeridas para ser admitido a la iniciación (NA: No se puede, sin desviar completamente las palabras de su sentido legítimo, dar otra interpretación a la expresión «nacido libre» (free born), aplicada al candidato a la iniciación, y que, ciertamente, ¡no tiene nada que ver con la liberación de supuestos «prejuicios» cualesquiera que sean!), y de los Masones «aceptados», que, ellos sí, no eran profesionales, y entre los cuales se hacía un sitio aparte a los eclesiásticos, que eran iniciados en Logias especiales (NA: Estas logias se llamaban Lodges of Jakin, y el «capellán» mismo se RGAI «OPERATIVO» Y «ESPECULATIVO»

Es evidente que, más allá del estado humano, las diferencias individuales sobre las que se apoyan esencialmente las iniciaciones de oficio, desaparecen enteramente y ya no podrían desempeñar ningún papel; desde que el ser ha llegado al «estado primordial», las diferencias que dan nacimiento a las diversas funciones «especializadas» ya no existen, aunque todas estas funciones tengan igualmente su fuente en él, o más bien por eso mismo; y, efectivamente, es a esta fuente común a donde se trata de remontar, al ir hasta el término de los «misterios menores», para poseer en su plenitud todo lo que está implicado por el ejercicio de una función cualquiera. RGAI MISTERIOS MAYORES Y MISTERIOS MENORES

Así pues, como ya lo hemos dicho en muchas ocasiones al mostrar el carácter de «residuo» que tienen las ciencias profanas en relación a las ciencias tradicionales (pero éstas son cosas tan completamente extrañas a la mentalidad actual que nunca se podría insistir demasiado en ello), lo que ha dado nacimiento a la química moderna, no es la alquimia, con la que no tiene en suma ninguna relación real (como tampoco la tiene, por lo demás, con la «hiperquímica» imaginada por algunos ocultistas contemporáneos) (NA: En relación a la alquimia, esta «hiperquímica» es casi lo que es la astrología moderna, llamada «científica», en relación a la verdadera astrología tradicional (cf El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, cap X)); la química moderna no es más que una deformación o una desviación suya, salida de la incomprehensión de aquellos que, profanos desprovistos de toda cualificación iniciática e incapaces RGAI ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL HERMETISMO

Así pues, por la iniciación, el ser pasa de «las tinieblas a la luz», como el mundo, en su origen mismo (y el simbolismo del «nacimiento» es igualmente aplicable en los dos casos), ha pasado por ahí por el acto del Verbo creador y ordenador (NA: El doble sentido de la palabra «orden» tiene aquí un valor particularmente significativo: en efecto, el sentido de «mandato» que se vincula a él igualmente se expresa formalmente por la palabra hebraica yomar, que traduce la operación del Verbo divino en el primer capítulo del Génesis; por lo demás, volveremos de nuevo sobre esto un poco más adelante); y así la iniciación es verdaderamente, según un carácter por lo demás muy general de los ritos tradicionales, una imagen de «lo RGAI SOBRE DOS DIVISAS INICIÁTICAS

La aproximación que hemos indicado entre el simbolismo del corazón y el del «Huevo del Mundo» nos conduce a señalar todavía, en lo que concierne al «segundo nacimiento», otro aspecto diferente de aquel bajo el que lo hemos considerado precedentemente: es el que le presenta como el nacimiento de un principio espiritual en el centro de la individualidad humana, que, como se sabe, es figurado precisamente por el corazón. RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

A decir verdad, este principio reside siempre en el centro de todo ser (NA: Ver El Hombre y su devenir según el Vedanta, cap III), pero, en un caso tal como el del hombre ordinario, en suma, no está en él más que de una manera latente, y, cuando se habla de «nacimiento», con eso se entiende propiamente el punto de partida de un desarrollo efectivo; y, en efecto, es este punto de partida el que es determinado o al menos hecho posible por la iniciación. RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

Así pues, en un sentido, la influencia espiritual que es transmitida por ésta se identificará al principio mismo de que se trata; en otro sentido, y si se tiene en cuenta la preexistencia de este principio en el ser, se podrá decir que tiene como efecto «vivificarle» (no en sí mismo, bien entendido, sino en relación al ser en el que reside), es decir, en suma, hacer «actual» su presencia que no era primeramente más que potencial; y, de todas las maneras, es evidente que el simbolismo del «nacimiento» puede aplicarse igualmente en uno y otro caso. RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

Ahora, lo que es menester comprender bien, es que, en virtud de la analogía constitutiva del «macrocosmo» y del «microcosmo», lo que está contenido en el «Huevo del Mundo» (y apenas hay necesidad de subrayar la relación evidente del huevo con el nacimiento o el comienzo del desarrollo de un ser) es realmente idéntico a lo que está contenido también simbólicamente en el corazón (NA: Otro símbolo que, a este respecto, tiene con el corazón una relación similar a la del huevo, es el fruto, en cuyo centro se encuentra igualmente el germen que representa esto de lo que se trata aquí; cabalísticamente, este germen es figurado por la letra iod, que es, en el alfabeto hebraico, el principio de todas las demás letras): se trata de ese «germen» espiritual que, en el orden macrocósmico, así como ya lo hemos dicho, es designado RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

Ahora bien, el lugar del nacimiento del Avatara , así como de lo que se le corresponde desde el punto de vista «microcósmico», se representa precisamente por el corazón, identificado también a este respecto a la «caverna», cuyo simbolismo iniciático se prestaría a desarrollos que no podemos pensar emprender aquí; es lo que indican muy claramente textos tales como éste: «Sabe que este Agni, que es el fundamento del mundo eterno (principial), y por el cual éste puede ser alcanzado, está oculto en la caverna (del corazón)» (NA: Katha Upanishad, 1 Valli, shruti 14). RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

francesa — Se puede notar también que la asimilación del «segundo nacimiento» a una «germinación» del luz recuerda claramente la descripción taoísta del proceso iniciático como «endogenia del inmortal»). RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

Es verdad que, en general, el luz no está expresamente indicado como situado en el corazón, o que al menos éste no es más que una de las diferentes «localizaciones» de las que es susceptible, en su correspondencia con el organismo corporal, y que no es la que se refiere al caso más habitual; pero esta localización no se encuentra menos exactamente, entre las demás, ahí donde el luz está en relación inmediata con el «segundo nacimiento». RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

En efecto, estas «localizaciones», que están también en relación con la doctrina hindú de los chakras o centros sutiles del ser humano, se refieren a otras tantas condiciones de éste, o a fases de su desarrollo espiritual, que son las fases mismas de la iniciación efectiva: en la base de la columna vertebral, es en el estado de «sueño» donde se encuentra el luz en el hombre ordinario; en el corazón, es la fase inicial de su «germinación», que es propiamente el «segundo nacimiento»; en el ojo frontal, es la perfección del estado humano, es decir, la reintegración al «estado primordial»; en fin, en la coronilla de la cabeza, es el paso a los estados supraindividuales, que debe conducir finalmente hasta la «Identidad Suprema». RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

Nos bastará pues haber indicado brevemente, para terminar, que la iniciación, en tanto que «segundo nacimiento», no es otra cosa en el fondo que la «actualización», en el ser humano, del principio mismo que, en la manifestación universal, aparece como el «Avatara eterno». RGAI EL nacimiento DEL AVATARA

Es así como tomó nacimiento lo que podemos llamar la filosofía «profana», es decir, una pretendida sabiduría puramente humana, y por tanto de orden simplemente racional, que toma el lugar de la verdadera sabiduría tradicional, supraracional y «no humana». CMM CAPÍTULO I

Es muy inverosímil también que la leyenda que hizo de la edad media una época de «tinieblas», de ignorancia y de barbarie, haya tomado nacimiento y se haya acreditado por sí sola, y que la verdadera falsificación de la historia a la que los modernos se han librado haya sido emprendida sin ninguna idea preconcebida; pero no iremos más adelante en el examen de esta cuestión, ya que, de cualquier manera que se haya llevado a cabo este trabajo, por el momento, es la constatación del resultado la que, en suma, nos importa más. CMM CAPÍTULO I

Así pues, en el curso de los últimos siglos, se ha producido un cambio considerable, mucho más grave que todas las desviaciones que habían podido manifestarse anteriormente en épocas de decadencia, puesto que llega incluso hasta una verdadera inversión en la dirección dada a la actividad humana; y es en el mundo occidental exclusivamente donde ha tenido nacimiento este cambio. CMM CAPÍTULO II

Sea como sea, si se supone que Occidente, de una manera cualquiera, vuelve de nuevo a la tradición, su oposición con Oriente se encontraría por eso mismo resuelta y dejaría de existir, puesto que ella no ha tomado nacimiento sino por el hecho de la desviación occidental, y puesto que no es en realidad más que la oposición del espíritu tradicional y del espíritu antitradicional. CMM CAPÍTULO II

Lo que ha dado nacimiento a la química moderna, no es esta alquimia con la que no tiene en suma ninguna relación, sino una deformación suya, una desviación en el sentido más riguroso de la palabra, desviación a la que dio lugar, quizás desde la edad media, la incomprehensión de algunos, que, incapaces de penetrar el verdadero sentido de los símbolos, tomaron todo al pie de la letra y, creyendo que no se trataba en todo eso más que de operaciones materiales, se lanzaron a una experimentación más o menos desordenada. CMM CAPÍTULO IV

Por otra parte, es natural que el Protestantismo, con el espíritu de negación que le anima, haya dado nacimiento a esa «crítica» disolvente que, en las manos de los pretendidos «historiadores de las religiones», ha devenido un arma de combate contra toda religión, y que así, aunque pretende no reconocer otra autoridad que la de los Libros sagrados, haya contribuido en una amplia medida a la destrucción de esta misma autoridad, es decir, del mínimo de tradición que conservaba todavía; la rebelión contra el espíritu tradicional, una vez comenzada, no podía detenerse a medio camino. CMM CAPÍTULO V

Naturalmente, cuando nos encontramos en presencia de una idea como la de «igualdad», o como la de «progreso», o como los demás «dogmas laicos» que casi todos nuestros contemporáneos aceptan ciegamente, y cuya mayor parte han comenzado a formularse claramente en el curso del siglo XVIII, no nos es posible admitir que tales ideas hayan tomado nacimiento espontáneamente. CMM CAPÍTULO VI

Capítulo VIII — La invasión occidental El desorden moderno, lo hemos dicho, ha tenido nacimiento en Occidente, y, hasta estos últimos años, había permanecido siempre estrictamente localizado; pero ahora se ha producido un hecho cuya gravedad no debe ser disimulada: es que el desorden se extiende por todas partes y parece ganar hasta el Oriente. CMM CAPÍTULO VIII

Digámoslo muy claramente: puesto que el espíritu moderno es algo puramente occidental, aquellos que están afectados por él, incluso si son orientales de nacimiento, deben ser considerados, bajo el aspecto de la mentalidad, como occidentales, ya que toda idea oriental les es enteramente extraña, y su ignorancia al respecto de las doctrinas tradicionales es la única excusa de su hostilidad. CMM CAPÍTULO VIII

Pero, además, cuando se está en el dominio de las aplicaciones, no está prohibido considerarlas también en sí mismas y en su valor propio, provisto que uno no sea llevado nunca por eso a perder de vista su vinculamiento a los principios; este peligro es muy real, puesto que es de eso de donde resulta la degeneración que ha dado nacimiento a la «ciencia profana», pero no existe para aquellos que saben que todo deriva y depende enteramente de la pura intelectualidad, y que lo que no procede de ella conscientemente no puede ser más que ilusorio. CMM CAPÍTULO IX

Es por lo demás evidente que no se encuentra ninguna prescripción en el Evangelio que pueda ser considerada de carácter verdaderamente legal en el sentido propio del término; la frase bien conocida: «Dad al César lo que es del César» nos parece particularmente significativa a este respecto, pues implica formalmente, para todo lo que es de orden exterior, la aceptación de una legislación completamente extraña a la tradición cristiana, y que es simplemente la que existía de hecho en el medio donde ésta tuvo su nacimiento, dado que entonces estaba incorporada al Imperio romano. RGEC CRISTIANISMO E INICIACIÓN

NA: Hemos hecho hincapié en que la confusión entre estos dos dominios es una de las causas que dan nacimiento frecuentemente a las sectas» heterodoxas, y no es dudoso que de hecho, entre las antiguas herejías cristianas, hay un cierto número que no tuvieron otro origen que ese; se explican tanto mejor por ello las precauciones que fueron tomadas para evitar esta confusión en la medida de lo posible, y de las que no se podría de ninguna manera contestar su eficacia a este respecto, incluso si, desde otro punto de vista completamente distinto, se está tentado de lamentar que hayan tenido por efecto secundario el aportar a un estudio profundo y completo del Cristianismo dificultades casi insalvables) Algunos podrían RGEC CRISTIANISMO E INICIACIÓN

Éste, por el cual el neófito era admitido en la comunidad cristiana y de alguna manera «incorporado» a ésta, debía evidentemente, en tanto que fue una organización iniciática, constituir la primera iniciación, es decir, el principio de los «misterios menores»; es además lo que indica claramente el carácter de «segundo nacimiento» que ha conservado, aunque con una aplicación diferente, al descender al dominio exotérico. RGEC CRISTIANISMO E INICIACIÓN

Estas facilidades, así como el hecho de que los niños sean bautizados lo más pronto posible después de su nacimiento, lo que excluye evidentemente la idea de cualquier preparación, no pueden explicarse más que por un cambio radical en la concepción misma del bautismo, cambio a partir del cual fue considerado como una condición indispensable para la «salvación» y que debía por consiguiente ser asegurado al mayor número posible de individuos, mientras que primitivamente se trataba de algo distinto. RGEC CRISTIANISMO E INICIACIÓN

No podemos extendernos más para no alargar indefinidamente esta exposición, pero haremos hincapié en que es precisamente cuando esas iniciaciones dejaron de existir, o al menos de ser suficientemente accesibles para ofrecer aún realmente esas posibilidades de adhesión, cuando el misticismo propiamente dicho tuvo nacimiento, de manera que las dos cosas aparecen estrechamente ligadas. ( RGEC CRISTIANISMO E INICIACIÓN

Y aquí nos recuerda otra similitud del mismo tipo: en el mito de Adonis (NA: cuyo nombre, además, significa «el Señor»), mientras que el héroe es sorprendido mortalmente por la acometida con los colmillos de un jabalí (NA: que reemplaza aquí a la lanza), su sangre, al caer en tierra, da nacimiento a una flor; el Sr. RGEC EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

hábito de los Templarios; y, a este respecto, hay un pasaje particularmente significativo (Paradiso XXX, 127-129 — Se observará, a propósito de este pasaje, que la palabra «convento» ha permanecido en uso en la Masonería para designar sus grandes asambleas): Qual è colui che tace e dicer vuole, — Mi trasse Beatrice, e disse: mira — Quanto è il convento delle bianche stole! Por lo demás, esta interpretación permite dar un sentido muy preciso a la expresión de «milicia santa» que encontramos un poco más adelante, en versos que parecen expresar discretamente la transformación del Templarismo, después de su aparente destrucción, para dar nacimiento al Rosacrucianismo (Paradiso, XXXI, 1-3 — El último verso puede referirse al simbolismo de la cruz roja de los Templarios): In forma dunque di candida rosa — Mi si mostrava la milizia santa, — Che nel suo sangue Cristo fece sposa. RGED CAPÍTULO III

Lo que ha dado nacimiento a una tal opinión, es únicamente el empleo que hace de la ciencia de los números; pero si esta ciencia existe efectivamente en la Qabbalah hebraica y tiene en ella un lugar de los más importantes, también se encuentra en otras partes; ¿se llegará pues a pretender igualmente, bajo el mismo pretexto, que Pitágoras era también un kabbalista? (Esta opinión ha sido efectivamente emitida por Reuchlin). RGED CAPÍTULO IV

Tal es, a un grado o a otro, el caso de todas las especies animales, que dan testimonio, por lo demás, manifiestamente, de la posesión de consciencia; ha sido menester toda la ceguera que puede causar el espíritu de sistema para dar nacimiento a una teoría tan contraria a toda evidencia como lo es la teoría cartesiana de los «animales máquinas». EMS LA MENTE, ELEMENTO CARACTERÍSTICO DE LA INDIVIDUALIDAD HUMANA

Esto responde directamente, al mismo tiempo, a la principal objeción de los filósofos occidentales modernos contra la posibilidad del conocimiento inmediato; con esto se ve claramente que lo que ha dado nacimiento a esta objeción no es nada más que una incomprehensión metafísica pura y simple, en razón de la cual esos filósofos han desconocido las posibilidades del ser, incluso individual, en su extensión indefinida. EMS LA REALIZACIÓN DEL SER POR EL CONOCIMIENTO

Y esto nos recuerda otra similitud del mismo género: en el mito de Adonis (cuyo nombre, por lo demás, significa “el Señor”), cuando el héroe es mortalmente herido por el colmillo de un jabalí (colmillo que sustituye aquí a la lanza), su sangre, vertiéndose en tierra, da nacimiento a una flor; pues bien: L Charbonneau ha señalado en Regnabitabit (enero de 1925), “una custodia del siglo XII, donde se ve la sangre de las llagas del Crucificado caer en gotitas que se transforman en rosas, y el vitral del siglo XIII de la catedral de Angers, donde la sangre divina, fluyendo en arroyuelos, se expande también en forma de rosas”. EMS I: EL SAGRADO CORAZÓN Y LA LEYENDA DEL SANTO GRIAL

En ese misterio, origen invisible de todas las cosas, es donde el punto oculto del cual todo procede, toma nacimiento. EMS XI: EL CORAZÓN DEL MUNDO EN LA KÁBALA HEBREA

Y, en primer lugar, por lo que hace a los orígenes prehistóricos de este símbolo, nos inclinamos por nuestra parte a reconocerle un origen nórdico, incluso puede que hiperbóreo; Charbonneau señala su presencia en Alemania del norte y en Escandinavia, y pensamos que, en esas regiones, está más cerca verosímilmente el punto de partida que en Asia central, adonde fue sin duda aportado por la gran corriente que, surgida directamente de la Tradición primordial, debía seguidamente dar nacimiento a las doctrinas de la India y de Persia. EMS XVI: A PROPÓSITO DEL PEZ

Seguidamente, alrededor de los relatos de la vida histórica de Jesús, se cristalizaron los “mitos” que caracterizan a un “dios solar”, y que, tras dejarse de comprender su significado simbólico, dieron nacimiento a los dogmas del Cristianismo. EMS XVIII: UNA FALSIFICACIÓN DEL CATOLICISMO

vastas y más reales y cuando es que el menor esfuerzo de concentración intelectual les enseña más que todas esas panorámicas fragmentarias y dispersas, que ese montón caótico de hechos y de nociones que no se hallan ligados más que por hipótesis más o menos fantásticas, penosamente edificadas hoy para ser prontamente puestas del revés y reemplazadas por otras que no han de estar mejor fundadas y que no tendrán mejor fin? Y que no se pondere en medida de más, creyendo compensar con ello todos sus defectos, las aplicaciones industriales y técnicas a las cuales esas ciencias han dado nacimiento; nadie piensa en contestar que las mismas tienen al menos esta utilidad práctica, aunque su valor especulativo en enteramente ilusorio; pero es esto una cosa en la que oriente jamás podrá interesarse verdaderamente, pues que estima demasiado poco esas ventajas por completo materiales para sacrificarles su espíritu, sabiendo como sabe cuál es la inmensa superioridad del punto de vista de la contemplación sobre el punto de vista de la acción, y que todas las cosas que pasan no son más que una pura nada al respecto de lo eterno. RGEH EL ESPIRITU DE LA INDIA ( (Publicado en Le Monde Nouveau, de junio de 1930)

Por consiguiente, es el éter el que ocupa todo el espacio, pero por ello no se confunde con el espacio, ya que este, pues que no es más que un continente, es decir, en suma una condición de existencia y no una entidad independiente, no puede, como tal, ser el principio substancial de los cuerpos, ni dar nacimiento a los demás elementos; el éter no es pues el espacio, sino antes bien es el contenido del espacio considerado preliminarmente a toda diferenciación. RGEH LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( (Publicado en VJ, agosto-septiembre de 1935))

Un tal movimiento se propaga alrededor de su punto de partida mediante ondas concéntricas, uniformemente repartidas siguiendo en ello todas las direcciones del espacio, lo que da nacimiento a la figura de un esferoide indefinido y no cerrado. RGEH LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( (Publicado en VJ, agosto-septiembre de 1935))

Es este el movimiento menos diferenciado de todos, y ello, en razón de lo que podemos denominar su «isotropismo», y es esto por lo que este mismo movimiento podrá dar nacimiento a todos los demás movimientos, los que se distinguirán de este en tanto que no se efectúen ya de una manera uniforme siguiendo todas las direcciones; y, del mismo modo, todas las formas más particularizadas procederán de la forma esférica original. RGEH LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( (Publicado en VJ, agosto-septiembre de 1935))

De una manera más precisa, el aire es, como ya lo hemos dicho, mirado como dotado de un movimiento transversal, movimiento en el cual todas las direcciones del espacio no juegan ya la misma función como en el movimiento esferoidal que hemos debido considerar precedentemente, sino que se efectúa, antes al contrario, siguiendo una cierta dirección particular; es por consiguiente el movimiento rectilíneo, movimiento al cual da nacimiento en suma la determinación de esta dirección. RGEH LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( (Publicado en VJ, agosto-septiembre de 1935))

Un tal movimiento da nacimiento a formas igualmente complejas, y, como la forma es lo que afecta en primer lugar al tacto, la cualidad tangible puede ser atribuida al aire como perteneciéndole en propiedad, en tanto que este elemento es, por su movilidad, el principio de la diferenciación de las formas. RGEH LA TEORÍA HINDÚ DE LOS CINCO ELEMENTOS ( (Publicado en VJ, agosto-septiembre de 1935))

Al mismo tiempo, ese término vita es idéntico al término vito, y se podría decir en efecto que este último, en el origen al menos, designa todo aquello que es cumplido de conformidad con el orden; y, el término en cuestión, no ha venido a tomar una acepción más restringida más que como consecuencia de la degeneración que da nacimiento a una actividad «profana», en cualquier dominio que esto sea. RGEH DHARMA (Publicado en V J de octubre de 1935)

Ese término jati significa literalmente «nacimiento», pero sería menester no entenderlo, o al menos no exclusivamente ni en principio, en el sentido de herencia; designa la naturaleza individual del ser, en tanto que la misma está necesariamente determinada desde su nacimiento mismo, como conjunto de posibilidades que desarrollará en el curso de su existencia; esta naturaleza resulta ante todo de lo que es el ser en él mismo y secundariamente sólo de las influencias del medio, medio del cual forma parte la herencia propiamente dicha; todavía conviene añadir que ese medio mismo está normalmente determinado por una cierta ley de «afinidad», de manera de ser tan RGEH VARNA (Publicado en V J de noviembre de 1935)

Ese término jati significa literalmente «nacimiento», pero sería menester no entenderlo, o al menos no exclusivamente ni en principio, en el sentido de herencia; designa la naturaleza individual del ser, en tanto que la misma está necesariamente determinada desde su nacimiento mismo, como conjunto de posibilidades que desarrollará en el curso de su existencia; esta naturaleza resulta ante todo de lo que es el ser en él mismo y secundariamente sólo de las influencias del medio, medio del cual forma parte la herencia propiamente dicha; todavía conviene añadir que ese medio mismo está normalmente determinado por una cierta ley de «afinidad», de manera de ser tan conforme como sea posible a las tendencias propias del ser que nace en él; decimos normalmente, ya que puede ocurrir que haya excepciones más o menos numerosas, ello al menos, en un periodo de confusión RGEH VARNA (Publicado en V J de noviembre de 1935)

Es así, que un aparente cambio de casta no podría ser nada más que la reparación de un error, en el caso de que se le hubiera atribuido primeramente al individuo una casta que no fuera realmente la suya; pero el hecho de que un tal error pueda producirse a veces (NA: y más precisamente todavía a consecuencia de la obscurización del Kali-Yuga) no impide de ningún modo, de una manera general, la posibilidad de determinar la casta verdadera desde el nacimiento; es así que, si M Mees parece creer que sólo la consideración de la herencia interviene entonces, es sin duda porque ignora que los medios de esta determinación pueden ser provistos por ciertas ciencias tradicionales, como lo sea la astrología (NA: la que, bien entendido, es aquí otra cosa que la pretendida «astrología científica» de algunos occidentales modernos, y no tiene punto en común tampoco con un arte «conjetural» o «adivinatorio», no más que con el empirismo de las estadísticas y del cálculo de probabilidades). RGEH VARNA (Publicado en V J de noviembre de 1935)

Además, Maya, por lo mismo que es el “arte” Divino que reside en el Principio, se identifica a la “Sabiduría”, Sophia, entendida exactamente en el mismo sentido que lo es en la Tradición judeo-cristiana; y, como tal, Maya es la madre del Avatara: Y lo es primeramente, en cuanto a su generación eterna, en tanto que Shakti del Principio, Shakti que no forma por lo demás más que Uno con el Principio mismo, del cual ella no es más que el aspecto “natural” (Krishna dice: “Aunque sin nacimiento, …Yo nazco de mi propia Maya (NA: Bhagavad-Gita, IV, 6)); y lo es también, en cuanto a su nacimiento en el mundo manifestado en tanto que Prakriti, lo que muestra todavía más claramente la conexión que existe entre ambos aspectos superior e inferior de Maya (Ver La Gran Triada, I, parte final; a este propósito debe ser bien entendido que la Tradición Cristiana, pues que no se considera distintamente el aspecto “maternal” en el Principio mismo, no puede, explícitamente al menos, emplazarse, en cuanto a su concepción de la “Theotokos”, más que en el segundo de los dos puntos de RGEH MAYA (NA: Publicado en E T, de julio-agosto de 1947)

es el “arte” Divino que reside en el Principio, se identifica a la “Sabiduría”, Sophia, entendida exactamente en el mismo sentido que lo es en la Tradición judeo-cristiana; y, como tal, Maya es la madre del Avatara: Y lo es primeramente, en cuanto a su generación eterna, en tanto que Shakti del Principio, Shakti que no forma por lo demás más que Uno con el Principio mismo, del cual ella no es más que el aspecto “natural” (Krishna dice: “Aunque sin nacimiento, …Yo nazco de mi propia Maya (NA: Bhagavad-Gita, IV, 6)); y lo es también, en cuanto a su nacimiento en el mundo manifestado en tanto que Prakriti, lo que muestra todavía más claramente la conexión que existe entre ambos aspectos superior e inferior de Maya (Ver La Gran Triada, I, parte final; a este propósito debe ser bien entendido que la Tradición Cristiana, pues que no se considera distintamente el aspecto “maternal” en el Principio mismo, no puede, explícitamente al menos, emplazarse, en cuanto a su concepción de la “Theotokos”, más que en el segundo de los dos puntos de vista que acabamos de cuestionar. RGEH MAYA (NA: Publicado en E T, de julio-agosto de 1947)

El rito no viene en ella a tomar una acepción más restringida, si ello no es como consecuencia de la degeneración que da nacimiento a una actividad “profana” en cualesquiera dominio que esto sea; toda distinción de “sagrado” y de “profano” supone, en efecto, que algunas cosas son consideradas en adelante fuera del punto de vista tradicional, en lugar de que este se aplique a todos igualmente, y esas cosas, por lo mismo que son consideradas como “profanas”, son verdaderamente devenidas adharma o anrita. RGEH SANATANA DHARMA (NA: Publicado en Cahiers du Sud, n especial Aproximaciones de la India)

No se trata ahí, en todo caso, de una reabsorción pura y simple, en la Tradición Primordial, de lo que había salido de ella en una época anterior; se trata de una especie de fusión entre formas preliminarmente diferenciadas, para dar nacimiento a otras formas adaptadas a nuevas circunstancias de tiempo y de lugares; y el hecho de que las dos corrientes aparezcan entonces en cierto modo como autónomas puede todavía contribuir a mantener la ilusión de una independencia de la Tradición atlantiana. FTCC LUGAR DE LA TRADICIÓN ATLANTIANA EN EL MANVANTARA

Los términos Gloria y Pax se refieren respectivamente al aspecto interno, en relación al Principio, y al aspecto exterior, en relación al mundo manifestado; y si se consideran estos dos términos de esta manera, uno puede comprender de inmediato por qué son pronunciados por los Ángeles (Malakim) para anunciar el nacimiento del «Dios con nosotros» o «en nosotros» (Emmanuel). FTCC «La Qabbalah Judía»

Así, lo que ha dado nacimiento a la química moderna, no es en punto ninguna la alquimia, con la que no tiene en suma ninguna relación (como tampoco la tiene por lo demás con la «hiperquímica» imaginada por algunos ocultistas contemporáneos); es solamente una deformación o una desviación de aquella, salida de la incomprensión de los que, incapaces de penetrar el verdadero sentido de los símbolos, tomaron todo al pie de la letra y, creyendo que no se trataba en todo eso más que de operaciones materiales, se lanzaron a una experimentación más o menos desordenada. FTCC LA TRADICIÓN HERMÉTICA

Sabemos que el origen primero de la Tradición, y por consecuencia de toda «civilización», fue en realidad hiperbóreo, y no occidental ni oriental; pero, en la época en cuestión, es evidente que una corriente secundaria puede ser considerada como habiendo dado más directamente nacimiento a esta «civilización alesiana», y, de hecho, diversos indicios podrían hacer pensar sobre todo, a este respecto, en la corriente atlantiana, en el periodo en que se extendió de Occidente hacia Oriente luego de la desaparición de la Atlántida misma; no es esto, bien entendido, más que una simple sugestión, pero que, al menos, haría entrar cómodamente en el cuadro de los datos Tradicionales todo lo que puede haber de verdaderamente fundado en los resultados de estas búsquedas. FTCC RESEÑAS: XAVIER GUICHARD: Éleusis Alésia: Encuesta sobre los orígenes de la civilización europea. (Imprimerie F Paillart, Abbeville).

Así, si se quiere encontrar una concordancia, se deberá decir, empleando los términos de la teología cristiana, que la Tríada no se refiere a la generación del Verbo ad intra, que está incluida en la concepción de la Trinidad, sino más bien a su generación ad extra, es decir, según la tradición hindú, al nacimiento del Avatara en el mundo manifestado (NA: La madre del Avatara es Maya, que es la misma cosa que Prakriti; no insistiremos sobre la aproximación que algunos han querido hacer entre los nombres Maya y María, y no la señalamos más que a título de simple curiosidad). RGGT TERNARIO Y TRINIDAD

Para hacer sensible este carácter intermediario, se pueden figurar los términos de cada ternario según una disposición lineal (NA: Esta figura puede ser considerada como la resultante de la proyección de cada uno de los triángulos precedentes sobre un plano perpendicular al suyo y que pasa por su base): en el primer caso, el primer término se sitúa entonces en el medio de la línea que une los otros dos, a los cuales da nacimiento simultáneamente por un movimiento centrífugo dirigido en los dos sentidos y que constituye lo que se puede llamar su polarización (NA: Fig. RGGT DIFERENTES GÉNEROS DE TERNARIOS

Como se ha dicho muy justamente, esta doble espiral, «que puede considerarse como la proyección plana de los dos hemisferios del Andrógino, ofrece la imagen del ritmo alternado de la evolución y de la involución, del nacimiento y de la muerte, en una palabra representa la manifestación bajo su doble aspecto» (NA: Elías Lebasquais, Tradition hellénique et Art grec, en los Études traditionnelles, número de diciembre de 1935). RGGT LA DOBLE ESPIRAL

Toda fuerza de expansión es yang y toda fuerza de contracción es yin; las «condensaciones», que dan nacimiento a los compuestos individuales, proceden pues de las influencias terrestres, y las «disipaciones», que reducen los elementos de estos compuestos a sus principios originales, proceden de las influencias celestes; son, si se quiere, los efectos de las atracciones respectivas del Cielo y de la Tierra; y es así como «los diez mil seres son modificados por yin y yang», desde su aparición en el mundo manifestado hasta su retorno a lo no manifestado. RGGT «SOLVE» Y «COAGULA»

Si al contrario se partiera de un estado dado de manifestación, se debería considerar primero una tendencia que desemboque en la «solución» de lo que se encuentra en ese estado; y entonces una fase ulterior de «coagulación» sería el retorno a otro estado de manifestación; por lo demás, es menester agregar que esta «solución» y «coagulación», en relación al estado antecedente y al estado consecuente respectivamente, pueden ser perfectamente simultáneas en realidad (NA: Es la «muerte» a un estado y el «nacimiento» a otro, considerados como las dos caras opuestas e inseparables de una misma modificación del ser (ver El Simbolismo de la Cruz, cap XXII, y Apercepciones sobre la Iniciación, cap XXVI)). RGGT «SOLVE» Y «COAGULA»

como un carácter inherente a todo lo que pertenece al «mundo intermediario», por lo que el Mercurio, aunque se considera principalmente como un principio húmedo así como acabamos de decirlo, no obstante a veces es descrito como un «agua ígnea» (e inclusive alternativamente como un «fuego líquido») (NA: Por lo demás, las corrientes de fuerza sutil pueden dar efectivamente una impresión de este género a aquellos que las perciben, y eso puede ser incluso una de las causas de la ilusión «fluídica» tan común a este respecto, sin prejuicio de las razones de otro orden que han contribuido a dar nacimiento a esta ilusión o a mantenerla (cf El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos, cap XVIII)), y eso sobre todo en tanto que sufre la acción del Azufre, que «vigoriza» esta doble naturaleza y la hace pasar de la potencia al acto (NA: Es entonces lo que los hermetistas llaman el Mercurio «animado» o «doble», para distinguirle del Mercurio ordinario, es decir, tomado pura y simplemente tal cual es en sí mismo). RGGT EL AZUFRE, EL MERCURIO Y LA SAL

Este punto es particularmente importante para descartar algunas dificultades que no se deben más que a concepciones erróneas o incompletas: en efecto, si por ejemplo se traduce esto más especialmente en términos de «herencia», se podrá decir que no solo hay una herencia fisiológica, sino también una herencia psíquica, y que la una y la otra se explican exactamente de la misma manera, es decir, por la presencia, en la constitución del individuo, de elementos tomados al medio especial donde su nacimiento ha tenido lugar. RGGT EL SER Y EL MEDIO

Una aplicación importante de lo que acabamos de indicar es la que se refiere al hecho de que un ser individual pertenezca a una cierta especie, tal como la especie humana por ejemplo: hay evidentemente en la naturaleza misma de este ser algo que ha determinado su nacimiento en esta especie más bien que en cualquier otra (NA: Hay que destacar que en sánscrito, la palabra jati significa a la vez «nacimiento» y «especie» o «naturaleza específica»); pero, por otra parte, se encuentra desde entonces sometido a las condiciones que expresa la definición misma de la especie, y que estarán entre las condiciones especiales de su modo de existencia en tanto que individuo; éstos son, se podría decir, los dos aspectos positivo y negativo de la naturaleza específica, positivo en tanto que dominio de manifestación de algunas posibilidades, negativo en tanto que condición limitativa de existencia. RGGT EL SER Y EL MEDIO

Bien entendido, lo que es verdadero a este respecto para la especie lo es también, con mayor razón, para la raza, para la familia, en una palabra para todas las porciones más o menos restringidas del dominio individual en las que el ser, por las condiciones de su nacimiento, se encuentra incluido en cuanto a su manifestación en el estado considerado (NA: Naturalmente, el caso de la casta no constituye ninguna excepción aquí; por lo demás, esto resulta más visiblemente que para cualquier otro caso, de la definición de la casta como la expresión misma de la naturaleza individual (varna) y que no constituye por así decir más que una con ésta, lo que indica bien que no existe sino en tanto que el ser es considerado en los límites de la individualidad, y que, si existe necesariamente en tanto que está contenido en ella, no podría subsistir por RGGT EL SER Y EL MEDIO

casi siempre los modernos, que sufren a este respecto, incluso inconscientemente, la influencia del dualismo cartesiano ( Teológicamente, cuando se dice que “Dios es espíritu puro”, es verosímil que eso no debe entenderse tampoco en el sentido en el que “espíritu” se opone a “materia” y en el que estos dos términos no pueden comprenderse sino el uno en relación al otro, ya que con ello se llegaría a una suerte de concepción “demiúrgica” más o menos vecina de la que se atribuye al maniqueísmo; por eso no es menos verdad que una tal expresión es de las que pueden dar nacimiento fácilmente a falsas interpretaciones, que desembocan en la sustitución del Ser puro por “un ser”). HDV II

Para completar estas nociones, agregamos que Prakriti, aunque es necesariamente una en su “indistinción”, contiene en sí misma una triplicidad que, al actualizarse bajo la influencia “ordenadora” de Purusha, da nacimiento a sus múltiples determinaciones. HDV IV

Así la luz solar o lunar ( susceptible de modificaciones múltiples ) parece ser idéntica a lo que le da nacimiento ( la fuente luminosa considerada como inmutable en sí misma ), pero sin embargo es distinta de ello ( en su manifestación exterior, y del mismo modo en que las modificaciones o las cualidades manifestadas son, como tales, distintas de su principio esencial porque no pueden afectarle de ninguna manera ). HDV V

Como ya lo hemos indicado, esta consciencia que es el tercer principio del Sankhya, da nacimiento a la noción de “yo” ( aham, de donde el nombre de ahamkara, literalmente “lo que hace el yo” ), ya que tiene como función propia prescribir la convicción individual ( abhimana ), es decir, precisamente la noción de que “yo soy” concernido por los objetos externos ( bahya ) e internos ( abhyantara ), que son respectivamente los objetos de la percepción ( pratyaksha ) y de la contemplación ( dhyana ); y el conjunto de estos objetos se designa por el término idam, “esto”, cuando se concibe así por oposición con aham o el “yo”, oposición completamente relativa por lo demás, y bien diferente en eso de la que los HDV VII

En cuanto a Purusha ( o Atma ), su emanación ( en tanto que se le considera como la personalidad de un ser ) no es un nacimiento ( incluso en la acepción más extensa de la que este término es susceptible ) ( En efecto, se puede llamar “nacimiento” y “muerte” al comienzo y al fin de un ciclo cualquiera, es decir, de la existencia en no importa cuál estado de manifestación, y no solo en el estado humano; como lo explicaremos más adelante, el paso de un estado a otro es entonces a la vez una muerte y un nacimiento, según que se considere en relación al estado antecedente o al estado consecuente), ni una producción ( que determine un punto de partida para su existencia, así como ocurre con HDV VIII

En cuanto a Purusha ( o Atma ), su emanación ( en tanto que se le considera como la personalidad de un ser ) no es un nacimiento ( incluso en la acepción más extensa de la que este término es susceptible ) ( En efecto, se puede llamar “nacimiento” y “muerte” al comienzo y al fin de un ciclo cualquiera, es decir, de la existencia en no importa cuál estado de manifestación, y no solo en el estado humano; como lo explicaremos más adelante, el paso de un estado a otro es entonces a la vez una muerte y un nacimiento, según que se considere en relación al estado antecedente o al estado consecuente), ni una producción ( que determine un punto de partida para su existencia, así como ocurre con todo lo que proviene de Prakriti ). HDV VIII

La raíz verbal se llama en sánscrito dhatu, palabra que significa propiamente “semilla”, porque, por las posibilidades de modificaciones múltiples que conlleva y encierra en sí misma, es verdaderamente la semilla cuyo desarrollo da nacimiento al lenguaje todo entero. HDV XI

En todo otro caso, el ser ya no puede decirse humano, puesto que, del estado al cual se aplica este nombre, ha pasado a otro estado, individual o no; así, el ser que era humano ha dejado de serlo para devenir otra cosa, del mismo modo que, por el nacimiento, había devenido humano al pasar de otro estado al que es al presente el nuestro. HDV XVII

Por lo demás, si se entiende el nacimiento y la muerte en el sentido más general, es decir, como cambio de estado, uno se da cuenta inmediatamente de que son modificaciones que se corresponden analógicamente, puesto que son el comienzo y el fin de un ciclo de existencia individual; e incluso, cuando se sale del punto de vista especial de un estado determinado para considerar el encadenamiento de los diversos estados entre ellos, se ve que, en realidad, son dos fenómenos rigurosamente equivalentes, puesto que la muerte a un estado es al mismo tiempo el nacimiento en otro. HDV XVII

En otros términos, es la misma modificación la que es muerte o nacimiento según el estado o el ciclo de existencia en relación al cual se la considera, puesto que es propiamente el punto común a los dos estados, o el paso de uno al otro; y lo que es verdad aquí para estados diferentes lo es también, a un grado diferente, para modalidades diversas de un mismo estado, si se considera que estas modalidades constituyen, en cuanto al desarrollo de sus posibilidades respectivas, otros tantos ciclos secundarios que se integran en el conjunto de un ciclo más extenso ( Estas consideraciones sobre el nacimiento y la muerte son aplicables por lo demás tanto HDV XVII

es la misma modificación la que es muerte o nacimiento según el estado o el ciclo de existencia en relación al cual se la considera, puesto que es propiamente el punto común a los dos estados, o el paso de uno al otro; y lo que es verdad aquí para estados diferentes lo es también, a un grado diferente, para modalidades diversas de un mismo estado, si se considera que estas modalidades constituyen, en cuanto al desarrollo de sus posibilidades respectivas, otros tantos ciclos secundarios que se integran en el conjunto de un ciclo más extenso ( Estas consideraciones sobre el nacimiento y la muerte son aplicables por lo demás tanto desde el punto de vista del “macrocosmo” como del “microcosmo”; sin que nos sea posible insistir más en ello al presente, sin duda se podrán entrever las consecuencias que resultan de esto en lo que concierne a la teoría de los ciclos cósmicos). HDV XVII

Debe hacerse también otra reserva sobre el empleo de la palabra “póstumo”: no es sino desde el punto de vista especial de la individualidad humana, y en tanto que ésta está condicionada por el tiempo, como se puede hablar de lo que se produce “después de la muerte”, así como, por lo demás, de lo que ha tenido lugar “antes del nacimiento“, al menos si se entiende guardar a estas palabras “antes” y “después” la significación cronológica que tienen de ordinario. HDV XVII

Sea como sea, y dejando de lado este último caso, podemos decir, esto: si se habla de estados no humanos como situados “antes del nacimiento” y “después de la muerte”, es primeramente porque aparecen así en relación a la individualidad; pero, por lo demás, es menester tener cuidado de destacar que no es la individualidad la que pasa a esos estados o la que los recorre sucesivamente, puesto que son estados que están fuera de su dominio y que no la conciernen en tanto que individualidad. HDV XVII

individual, el único que ellos pueden alcanzar, está fuera de la condición espacial; es menester toda la ignorancia de los “neoespiritualistas” para querer “localizar” las modalidades extracorporales del individuo, y para pensar que los estados póstumos se sitúan en alguna parte del espacio ), como tampoco debe comprenderse que sea como su “molde” cuando decimos que es el prototipo formal de la individualidad en el origen de su manifestación ( Es el prototipo sutil, y no el embrión corporal, lo que se designa en sánscrito por la palabra pinda, así como lo hemos indicado precedentemente; este prototipo preexiste por lo demás al nacimiento individual, ya que está contenido en Hiranyagarbha desde el origen de la manifestación cíclica, como representando una de las posibilidades que deberán desarrollarse en el curso de esta manifestación; pero su preexistencia no es entonces más que virtual, en el sentido de que todavía no es un estado del ser del que está destinado a devenir la forma sutil, puesto que este ser no está actualmente en el estado correspondiente, y por consiguiente no existe en tanto que individuo humano; y la misma consideración puede aplicarse analógicamente al germen corporal, si se considera también como preexistiendo de una cierta manera HDV XIX

ya hemos mencionado; la memoria, condicionada por el tiempo en el sentido más estricto de esta palabra, es una facultad relativa únicamente a la existencia corporal, y que no se extiende más allá de los límites de esta modalidad especial y restringida de la individualidad humana; así pues, forma parte de esos elementos psíquicos a los que hemos hecho alusión más atrás, y cuya disolución es una consecuencia directa de la muerte corporal), el alma del Sabio, dotada ( en virtud de la regeneración psíquica que ha hecho de él un hombre “dos veces nacido” dwija ) ( NA: La concepción del “segundo nacimiento“, como ya lo hemos hecho observar en otra parte, es de las que son comunes a todas las doctrinas tradicionales; en el cristianismo, en particular, la regeneración psíquica está representada muy claramente por el bautismo — Cf este pasaje del Evangelio: “Si un hombre no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios… En verdad os digo, si un hombre no renace del agua y del espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios… No os sorprendáis de que os haya dicho, que es menester que nazcáis de nuevo” ( San Juan, III, 3 a 7 ). HDV XX

Por otra parte, si se observa que el “espíritu”, en el texto que acabamos de citar es el Ruahh hebraico ( asociado aquí al agua como principio complementario, como al comienzo del Génesis ), y que éste designa al mismo tiempo el aire, se encontrará la idea de la purificación por los elementos, tal como se encuentra en todos los ritos iniciáticos así como en los ritos religiosos; y por lo demás, la iniciación misma se considera siempre como un “segundo nacimiento“, simbólicamente cuando no es más que un formalismo más o menos exterior, pero efectivamente cuando se confiere de una manera real al que está debidamente calificado para recibirla) de la Gracia espiritual ( Prasada ) de Brahma, que reside en este centro vital ( en relación al individuo humano considerado ), esta alma escapa ( se libera de todo lazo que puede subsistir todavía con la condición corporal ) y encuentra un rayo solar ( es decir, simbólicamente, una emanación del Sol espiritual, que es Brahma mismo, considerado esta vez en lo Universal: este rayo solar no es otra cosa que una particularización, en relación con el HDV XX

la Esfera del Sol ( Surya o Aditya ), a partir del límite superior de su dominio, por un pasaje comparado al núcleo de la rueda de un carro, es decir, a un eje fijo alrededor del cual se efectúa la rotación o la mutación de todas las cosas contingentes ( es menester no olvidar que Vayu es esencialmente el principio “moviente” ), mutación a la que el ser va a escapar en adelante ( NA: Para emplear el lenguaje de los filósofos griegos, se podría decir que va a escapar a la “generación” ( genesis ) y a la “corrupción” ( phdora ), términos que son sinónimos de “nacimiento” y de “muerte” cuando estas últimas palabras se aplican a todos los estados de manifestación individual; y, por lo que hemos dicho de la Esfera de la Luna y de su significación, se puede comprender también lo que querían decir estos mismos filósofos, concretamente Aristóteles, cuando enseñaban que solo el mundo sublunar está sometido a la “generación” y a la “corrupción”: en efecto, este mundo sublunar representa en realidad la “corriente de las formas” de la tradición extremo oriental, y los Cielos, que son los estados informales, son necesariamente incorruptibles, es decir, que ya no hay disolución o desintegración posible HDV XXI

“Él es Brahma, que habiendo sido visto ( por el ojo del Conocimiento ), ningún objeto es contemplado; con el que habiéndose identificado, ninguna modificación ( tal como el nacimiento o la muerte ) es sentida; que habiendo sido percibido ( pero, no obstante, no como un objeto perceptible por una facultad cualquiera ), ya no hay nada más que percibir ( puesto que todo conocimiento distintivo está desde entonces rebasado y como aniquilado )”. HDV XXIV

La pretensión a la originalidad intelectual, que contribuye en una buena medida al nacimiento de los sistemas filosóficos, es, incluso entre los occidentales, algo completamente moderno, que la edad media ignoraba también; las ideas puras y las doctrinas tradicionales no han constituido nunca la propiedad de tal o cual individuo, y las particularidades biográficas de aquellos que las han expuesto e interpretado son de mínima importancia. IGEDH Cuestiones de cronología

Por eso no es menos verdad que, en tanto que tiene una unidad, la civilización de Africa del Norte es, no sólo musulmana, sino incluso árabe en su esencia; y, por lo demás, lo que se puede llamar el grupo árabe es, en el mundo islámico, aquel cuya importancia es verdaderamente primordial, puesto que es en él donde el islam ha tomado nacimiento, y puesto que su lengua propia es la lengua tradicional de todos los pueblos musulmanes, cualquiera que sean su origen y raza. IGEDH Las grandes divisiones de Oriente

En otros términos, las instituciones tradicionales, que comunican este carácter a todo el conjunto de una civilización, son aquellas que tienen su razón de ser profunda en su dependencia más o menos directa, pero siempre expresa y consciente, en relación a una doctrina cuya naturaleza fundamental es, en todos los casos, de orden intelectual; pero la intelectualidad puede estar en ella en el estado puro, y entonces se trata de una doctrina propiamente metafísica, o bien puede encontrarse mezclada con diversos elementos heterogéneos, lo que da nacimiento al modo religioso y a los demás modos de los que puede ser susceptible una doctrina tradicional. IGEDH ¿Qué hay que entender por tradición?

En lo que concierne a la manera en que se puede comprender lo que hemos llamado la traducción de las verdades metafísicas en lenguaje teológico, tomaremos sólo un ejemplo extremadamente simple y completamente elemental: esta verdad metafísica inmediata: «El Ser es», si uno quiere expresarla en modo religioso o teológico, dará nacimiento a esta otra proposición: «Dios existe», que no le será estrictamente equivalente sino a condición doble de concebir a Dios como el Ser universal, lo que está muy lejos de haber sido el caso siempre efectivamente, y de identificar la existencia al ser puro, lo que metafísicamente es inexacto. IGEDH Relaciones de la metafísica y la teología

El «mito», como el «ídolo», no ha sido nunca más que un símbolo incomprendido: uno es en el orden verbal lo que el otro es en el orden figurativo; en los griegos la poesía produjo el primero y el arte produjo el segundo; pero, en los pueblos para quienes, como los orientales, el naturalismo y el antropomorfismo son igualmente extraños, ni el uno ni el otro podían tomar nacimiento, y no pudieron hacerlo en efecto más que en la imaginación de los occidentales que quisieron hacerse los interpretes de lo que no comprendían de ninguna manera. IGEDH Simbolismo y antropomorfismo

En estas condiciones, era necesario, para salvaguardar la noción de la unidad, y de la infinitud divina, afirmar expresamente que Dios ha «hecho el mundo de nada», es decir, en suma, de nada que le fuera exterior, la suposición de lo cual tendría por efecto limitarle dando nacimiento a un dualismo radical. IGEDH Simbolismo y antropomorfismo

Antes de su establecimiento en la India, esta misma tradición era la de una civilización que no llamaremos «arianismo», puesto que ya hemos explicado por qué esta palabra esta desprovista de sentido, pero para la que podemos aceptar, a falta de otra, la denominación de «indoiraní», aunque su lugar de desarrollo no haya sido verdaderamente más el Irán que la India, y simplemente para marcar que debía dar nacimiento después a las dos civilizaciones, hindú y persa, distintas e incluso opuestas en algunos aspectos. IGEDH Significación precisa de la palabra «hindú»

Allí donde esta fuerza de la tradición está ausente, y donde no hay siquiera una autoridad exterior que pueda suplirla en una cierta medida, se ve muy claramente, por el ejemplo de la filosofía occidental moderna, a qué confusión lleva el desarrollo y la expansión sin freno de las opiniones más aventuradas y más contradictorias; si las concepciones falsas toman entonces nacimiento tan fácilmente y llegan incluso a imponerse a la mentalidad común, es porque ya no es posible referirse a un acuerdo con los principios, porque ya no hay principios en el verdadero sentido de esta palabra. IGEDH Ortodoxia y heterodoxia

esencialmente tradicional, los principios no se pierden nunca de vista, y no hay más que aplicarlos, directa o indirectamente, en un orden o en otro; así pues, las concepciones que se apartan de ellos se producirán mucho más raramente, serán incluso excepcionales, y, si se producen no obstante a veces, su crédito no será nunca muy grande: esas desviaciones seguirán siendo siempre anomalías como lo han sido en su origen, y, si su gravedad es tal que devienen incompatibles con los principios más esenciales de la tradición, se encontrarán por eso mismo arrojadas fuera de la civilización donde habían tomado nacimiento. IGEDH Ortodoxia y heterodoxia

El acercamiento, para ser legítimo, no debe de llegar hasta una asimilación y, de modo semejante, en lo que concierne a la religión, el budismo no le es efectivamente comparable más que sobre un punto, importante sin duda, pero insuficiente para hacer concluir en una identidad de pensamiento: es la introducción de un elemento sentimental, que, por lo demás, puede explicarse en todos los casos por una adaptación a las condiciones particulares del período en el que han tomado nacimiento las doctrinas que están afectadas por él, y que, por consecuencia, está lejos de implicar necesariamente que estás sean todas de una misma especie. IGEDH A propósito del budismo

En cuanto a la palabra jati, su sentido propio es el de «nacimiento», y se pretende concluir de ello que la casta es esencialmente hereditaria, lo que también es un error: si lo más frecuentemente es hereditaria de hecho, no lo es estrictamente en principio, puesto que, si el papel de la herencia puede ser preponderante en la mayoría de los casos, no obstante no es en modo alguno exclusivo; por lo demás, esto hace llamada a algunas explicaciones complementarias. IGEDH Principio de la institución de las castas

El «nacimiento», en el sentido del sánscrito jati, es propiamente la resultante de los dos elementos namika y gotrika: así pues, es menester tener en cuenta la parte de la herencia, que puede ser considerable, pero también la parte de aquello por lo que el individuo se distingue de sus padres y de los otros miembros de la familia. IGEDH Principio de la institución de las castas

Se ve al mismo tiempo cuan absurda es la actitud de los europeos que se indignan porque un hombre no pueda pasar de su casta a una casta superior: eso no implica, en realidad, ni más ni menos que un cambio de naturaleza individual, es decir, que ese hombre debería dejar de ser él mismo para devenir otro hombre, lo que es una imposibilidad manifiesta; lo que un ser es potencialmente desde su nacimiento, lo será durante su existencia individual toda entera. IGEDH Principio de la institución de las castas

La participación en la tradición no es plenamente efectiva más que para los miembros de las tres primeras castas; es lo que expresan las diversas designaciones que les están reservadas exclusivamente, como la de arya, que ya hemos mencionado, y la de dwija o «dos veces nacido»; la concepción del «segundo nacimiento», entendida en un sentido puramente espiritual, es, por lo demás, de las que son comunes a todas las doctrinas tradicionales, y el cristianismo mismo presenta en el rito del bautismo, su equivalente en modo religioso. IGEDH Principio de la institución de las castas

Lo que hemos dicho sobre el simbolismo permite darse cuenta de la manera en la que la incomprehensión que da nacimiento al antropomorfismo puede tener como resultado hacer de los «atributos divinos» otros tantos «dioses», es decir entidades concebidas basándose en el tipo de los seres individuales, y a las que se presta una existencia propia e independiente. IGEDH Shivaismo y Vishnuismo

Esta misma causa de trastorno intelectual es también la que, al generalizarse en la mentalidad de una raza o de una época, conduce principalmente al olvido de la metafísica pura, a la que sustituye ilegítimamente por puntos de vista más o menos especiales, al mismo tiempo que da nacimiento a ciencias que no se relacionan ya con ningún principio tradicional. IGEDH Precisiones complementarias sobre el conjunto de la doctrina

Esa es también, al mismo tiempo, la explicación del vinculamiento profundo e indefectible que une al discípulo con el maestro, no sólo en la India, sino en todo el Oriente, y cuyo análogo se buscaría vanamente en el Occidente moderno; en efecto, la función del instructor es verdaderamente una «paternidad espiritual», y es por eso por lo que el acto ritual y simbólico por el que comienza es un «segundo nacimiento» para el que es admitido a recibir la enseñanza por una transmisión regular. IGEDH La enseñanza tradicional

Por lo demás, no hay que decir que una tal actitud es tan desfavorable como es posible para comprender una doctrina cualquiera: puesto que no se aplica más que a la letra, no puede penetrar el espíritu, y así la meta misma que se propone se le escapa fatalmente; la incomprehensión no puede dar nacimiento más que a interpretaciones fantasiosas y arbitrarias, es decir, a verdaderos errores, incluso si no se trata más que de exactitud histórica. IGEDH El orientalismo oficial

naturalismo» por todas partes, y sería sorprendente incluso que no se encontrara, desde que el símbolo, que pertenece forzosamente al orden natural, es tomado por lo que representa; el error es, en el fondo, el mismo que el de los «nominalistas» que confunden la idea con la palabra que sirve para expresarla; y es así como los eruditos modernos, animados, por lo demás, por el prejuicio que les lleva a imaginarse todas las civilizaciones como edificadas sobre el tipo grecorromano, fabrican ellos mismos los «mitos» por incomprehensión de los símbolos, lo que es la única manera en que pueden tomar nacimiento. IGEDH La ciencia de las religiones

Esta última concepción parece haber tomado nacimiento en algunos pensadores socialistas de la primera mitad del siglo XIX, para quienes estaba destinada a explicar la desigualdad de las condiciones sociales, particularmente chocante a sus ojos, aunque sea completamente natural en el fondo, y que, para quien comprende el principio de la institución de las castas, fundado sobre la diferencia de las naturalezas individuales, la cuestión no se plantea; por lo demás, las teorías de este género, como las del «evolucionismo», no explican nada verdaderamente, y, al posponer la dificultad, si es que hay dificultad, incluso indefinidamente si se quiere, finalmente la dejan subsistir toda entera; y, si IGEDH El teosofismo

Necedad e ignorancia pueden reunirse en suma bajo el nombre común de incomprensión; pero debe entenderse bien que soportar esta incomprensión no implica de ningún modo que uno deba hacerle concesiones, ni que deba abstenerse de rectificar los errores a los que da nacimiento y de hacer todo lo posible para impedirles extenderse, lo que, por lo demás, es bien frecuentemente una tarea muy penosa, sobre todo cuando uno se encuentra obligado, en presencia de la obstinación de algunos, a repetir muchas veces cosas que, normalmente, debería bastar haber dicho de una vez por todas. IRE CONTRA LA VULGARIZACIÓN

En los países de tradición árabe, se dice que, en los tiempos más antiguos, los hombres no se distinguían entre sí más que por el conocimiento; después, se tomó en consideración el nacimiento y el parentesco; más tarde todavía, la riqueza vino a ser considerada como una marca de superioridad; y finalmente, en los últimos tiempos, nadie juzga ya a los hombres sino únicamente según las apariencias exteriores. IRE LA COSTUMBRE CONTRA LA TRADICIÓN

este respecto, llamaremos más especialmente la atención sobre lo que hemos dicho ya en otra parte de la posibilidad de que nazcan seres vivos por sí mismos y sin padres (NA: Ver Apercepciones sobre la Iniciación, p 30 (edición francesa)); en efecto, esta «generación espontánea» es una posibilidad en principio, y se puede concebir un mundo donde fuera así efectivamente; pero, sin embargo, no es una posibilidad de hecho en nuestro mundo, o al menos, más precisamente, en el estado actual de éste; es lo mismo para la obtención de algunos estados espirituales, que, por lo demás, son también un «nacimiento» (NA: A este propósito, apenas hay necesidad de recordar todo lo que hemos dicho en otra parte sobre la iniciación considerada como «segundo nacimiento»; esta manera de considerarla es por lo demás común a todas las formas religiosas tradicionales sin excepción), y esta comparación nos parece que es a la vez la más exacta y la que mejor puede ayudar a hacer comprender de qué se trata. IRE A PROPÓSITO DEL VINCULAMIENTO INICIÁTICO

por sí mismos y sin padres (NA: Ver Apercepciones sobre la Iniciación, p 30 (edición francesa)); en efecto, esta «generación espontánea» es una posibilidad en principio, y se puede concebir un mundo donde fuera así efectivamente; pero, sin embargo, no es una posibilidad de hecho en nuestro mundo, o al menos, más precisamente, en el estado actual de éste; es lo mismo para la obtención de algunos estados espirituales, que, por lo demás, son también un «nacimiento» (NA: A este propósito, apenas hay necesidad de recordar todo lo que hemos dicho en otra parte sobre la iniciación considerada como «segundo nacimiento»; esta manera de considerarla es por lo demás común a todas las formas religiosas tradicionales sin excepción), y esta comparación nos parece que es a la vez la más exacta y la que mejor puede ayudar a hacer comprender de qué se trata. IRE A PROPÓSITO DEL VINCULAMIENTO INICIÁTICO

iniciático no debe concebirse como el vinculamiento a un «egregor» o a una entidad psíquica colectiva, ya que en eso no hay en todo caso más que un aspecto completamente accidental, aspecto por el cual las organizaciones iniciáticas no difieren en nada de las organizaciones exotéricas; lo que constituye esencialmente la «cadena», es, repitámoslo todavía, la transmisión ininterrumpida de la influencia espiritual a través de las generaciones sucesivas (NA: Al decir aquí «generaciones», no tomamos esta palabra solo en su sentido exterior y en cierto modo «material», sino que con eso entendemos hacer alusión sobre todo al carácter de «segundo nacimiento» que es inherente a la iniciación). IRE INFLUENCIAS ESPIRITUALES Y «EGREGORES»

Por ello es por lo que algunos textos orientales dicen que «el nacimiento humano es difícil de obtener», lo que, bien entendido, se aplica igualmente a lo que se corresponde con él en todo otro estado individual; y esa es también la verdadera razón por la que las doctrinas exotéricas presentan como una eventualidad temible e incluso siniestra la «segunda muerte», es decir, la disolución de los elementos psíquicos por la cual el ser, dejando de pertenecer al estado humano, debe tomar nacimiento, necesaria e inmediatamente, en otro estado. IRE SALVACIÓN Y LIBERACIÓN

El hombre ordinario, que no puede alcanzar actualmente un estado supraindividual, podrá al menos, si obtiene la salvación, llegar a él al final del ciclo humano; escapará pues al peligro de que acabamos de hablar, y así no perderá el beneficio de su nacimiento humano, sino que le guardará al contrario a título definitivo, pues quien dice salvación dice por eso mismo conservación, y eso es lo que importa esencialmente en parecido caso, ya que es en eso, pero en eso solamente, en lo que la salvación puede ser considerada como acercando al ser a su destino último, o como constituyendo en un cierto sentido, y por impropia que sea una tal manera de hablar, un encaminamiento hacia la Liberación. IRE SALVACIÓN Y LIBERACIÓN

Es lo que se ve con toda claridad en el estado actual de las formas religiosas occidentales donde los ritos acaban por ser verdaderamente asfixiados por las ceremonias; en parecido caso, no solo lo accidental se toma muy frecuentemente por lo esencial, lo que da nacimiento a un formalismo excesivo y vacío de sentido, sino que el «espesor» mismo del revestimiento ceremonial, si se permite expresarse así, opone a la acción de las influencias espirituales un obstáculo que está lejos de ser desdeñable; hay en eso un verdadero fenómeno de «solidificación», en el sentido en el que hemos tomado esta palabra en otra parte (NA: Ver El Reino de la Cantidad y los Signos de los Tiempos), que concuerda bien con el carácter general de la época moderna. IRE CEREMONIALISMO Y ESTETICISMO

Por lo demás, esta confusión tuvo nacimiento en los orientalistas, y, en el origen, podía no deberse más que a su incomprensión, de la cual han dado bastantes otras pruebas como para que no haya lugar a sorprenderse demasiado por ello; pero donde la cosa devino más grave, es cuando se adueñaron de esta confusión en algunos medios religiosos, con intenciones visiblemente mucho más conscientes y con un matiz partidista que ya no era simplemente el de hacer entrar todo de buena o de mala manera en los cuadros occidentales. IRE NUEVAS CONFUSIONES

Cuando la iniciación propiamente dicha es conferida por alguien que no posee las cualificaciones requeridas para desempeñar la función de un Maestro espiritual, y que, por consiguiente, actúa únicamente como «transmisor» de la influencia vinculada al rito que cumple, un tal iniciador puede también ser asimilado propiamente a un upaguru, que, por lo demás, tiene como tal una importancia completamente particular y en cierto modo única en su género, puesto que es su intervención la que determina realmente el «segundo nacimiento», y eso incluso si la iniciación debe permanecer simplemente virtual. IRE GURU Y UPAGURU

Confucio enseñaba que hay dos tipos de sabios, unos de nacimiento, mientras que los otros, entre los cuales estaba él mismo, no han devenido tales más que por sus esfuerzos. IRE SABIDURÍA INNATA Y SABIDURÍA ADQUIRIDA

En estas condiciones, uno puede preguntarse si, al hablar del sabio de nacimiento, Confucio ha querido designar con eso solo al hombre que posee por naturaleza todas las cualificaciones requeridas para acceder efectivamente y sin otra preparación a la jerarquía iniciática, y que, por consiguiente, no tiene ninguna necesidad de esforzarse primeramente en escalar poco a poco, por estudios más o menos largos y penosos, los grados de la jerarquía exterior. IRE SABIDURÍA INNATA Y SABIDURÍA ADQUIRIDA

Se puede observar incluso que, en el estado primordial, todos los seres que nacían como hombres debían estar en este último caso, puesto que poseían esa perfección de su individualidad de una manera natural y espontánea, sin tener que hacer ningún esfuerzo para llegar a ella, lo que implica que estaban a punto de alcanzar un tal grado antes de nacer en el estado humano; eran pues verdaderamente sabios de nacimiento, y eso no solo en la acepción restringida en que Confucio podía entenderlo bajo su propio punto de vista, sino en toda plenitud del sentido que puede darse a esta expresión. IRE SABIDURÍA INNATA Y SABIDURÍA ADQUIRIDA

Hecha esta reserva, se puede hablar de un ser como habiendo alcanzado ya un cierto grado de realización antes de nacer en el estado humano; basta saber en qué sentido debe entenderse para que esta manera de hablar, por inadecuada que sea en sí misma, no presente verdaderamente ningún inconveniente; y es así como un tal ser poseerá de nacimiento el grado correspondiente a esa realización en el mundo humano, grado que puede ir desde el del cheng-jen o sabio confucionista hasta el del tchen-jen u «hombre verdadero». IRE SABIDURÍA INNATA Y SABIDURÍA ADQUIRIDA

Lo que es indispensable comprender bien, es que, precisamente, ese no puede ser más que un caso completamente excepcional, y que lo es incluso naturalmente cada vez más a medida que la humanidad avanza más en la marcha descendente de su ciclo; en efecto, se podría ver ahí como un último vestigio del estado primordial y de aquellos que lo han seguido anteriormente al Kali-Yuga, vestigio por lo demás forzosamente obscurecido, puesto que el ser que posee «de derecho» desde su nacimiento la cualidad de «hombre verdadero» o la que corresponde a un menor grado de realización ya no puede desarrollarla «de hecho» de una manera enteramente espontánea e independiente de toda circunstancia contingente. IRE SABIDURÍA INNATA Y SABIDURÍA ADQUIRIDA

Aquí todavía, nos encontramos con la consideración de las dos caras: este paso es una muerte en relación a uno de los dos estados, mientras que es un nacimiento en relación al otro; pero esta muerte y este nacimiento coinciden en realidad, y su distinción no existe sino en relación a los dos estados, de los cuales uno tiene su fin y el otro su origen en ese mismo punto. IRE LAS DOS NOCHES

La analogía es evidente con lo que, en las consideraciones precedentes, concernía, no a dos estados particulares de manifestación, sino a la manifestación total en sí misma y al Principio, o más precisamente al paso del uno a la otra; por lo demás, conviene agregar que, aquí también, el sentido inverso de la analogía encuentra su aplicación, ya que, por un lado, el nacimiento a la manifestación es como una muerte al Principio, y por el otro, inversamente, la muerte a la manifestación es un nacimiento o más bien un «renacimiento» al Principio, de suerte que el origen y el fin se encuentran invertidos según se consideren en relación al Principio o en relación a la manifestación; esto, bien entendido, siempre en la relación de uno con el otro, ya que, en la inmutabilidad del Principio mismo, no hay, ciertamente, ni nacimiento ni muerte, ni origen ni fin, sino que él mismo es el origen primero y el fin último de todas las cosas IRE LAS DOS NOCHES

La analogía es evidente con lo que, en las consideraciones precedentes, concernía, no a dos estados particulares de manifestación, sino a la manifestación total en sí misma y al Principio, o más precisamente al paso del uno a la otra; por lo demás, conviene agregar que, aquí también, el sentido inverso de la analogía encuentra su aplicación, ya que, por un lado, el nacimiento a la manifestación es como una muerte al Principio, y por el otro, inversamente, la muerte a la manifestación es un nacimiento o más bien un «renacimiento» al Principio, de suerte que el origen y el fin se encuentran invertidos según se consideren en relación al Principio o en relación a la manifestación; esto, bien entendido, siempre en la relación de uno con el otro, ya que, en la inmutabilidad del Principio mismo, no hay, ciertamente, ni nacimiento ni muerte, ni origen ni fin, sino que él mismo es el origen primero y el fin último de todas las cosas, sin que, por lo demás, entre ese origen y ese fin haya una distancia cualquiera en la realidad absoluta. IRE LAS DOS NOCHES

lo demás, conviene agregar que, aquí también, el sentido inverso de la analogía encuentra su aplicación, ya que, por un lado, el nacimiento a la manifestación es como una muerte al Principio, y por el otro, inversamente, la muerte a la manifestación es un nacimiento o más bien un «renacimiento» al Principio, de suerte que el origen y el fin se encuentran invertidos según se consideren en relación al Principio o en relación a la manifestación; esto, bien entendido, siempre en la relación de uno con el otro, ya que, en la inmutabilidad del Principio mismo, no hay, ciertamente, ni nacimiento ni muerte, ni origen ni fin, sino que él mismo es el origen primero y el fin último de todas las cosas, sin que, por lo demás, entre ese origen y ese fin haya una distancia cualquiera en la realidad absoluta. IRE LAS DOS NOCHES

Aquí, somos conducidos de nuevo a lo que hemos explicado precedentemente sobre el tema del paso de un estado a otro: por un lado, es el nacimiento al estado humano, y, por el otro, es la muerte al estado «prehumano»; o, en otros términos, es el punto que, según el lado en que se considere, aparece como el punto de conclusión de un estado y como el punto de partida del otro. IRE LAS DOS NOCHES

Además, podemos señalar de pasada que la Dualidad no puede existir sin el Ternario, ya que si el Principio, diferenciándose, da nacimiento a dos elementos — que por lo demás sólo son distintos en tanto que nosotros los consideremos como tales , éstos dos elementos y su Principio común forman un Ternario, de suerte que en realidad es el Ternario y no el Binario quien es inmediatamente producido por la primera diferenciación de la Unidad primordial. RGM EL DEMIURGO

Es lo que constituye el segundo nacimiento. RGM EL DEMIURGO

Sin embargo, propiamente hablando, éste no es más que el nacimiento al Mundo psíquico, por el cual el hombre se hace consciente de los dos planos, pero sin alcanzar todavía el Mundo pneumático, es decir sin identificarse con el Espíritu universal. RGM EL DEMIURGO

“Es Brahma, el que una vez visto, no deja otro objeto que contemplar; habiéndose identificado con El, ya ningún nacimiento es experimentado; habiéndolo percibido, no hay nada más que percibir.” RGM EL DEMIURGO

La acción implica cambio, es decir la destrucción incesante de formas que desaparecen para ser reemplazadas por otras; son las modificaciones que llamamos nacimiento y muerte, los múltiples cambios de estado que debe atravesar el ser que todavía no ha alcanzado la liberación o la transformación final, empleando esta palabra transformación en su sentido etimológico, que es el de pasaje fuera de la forma. RGM EL DEMIURGO

Nota del T)), permite comprender cuál es la naturaleza del error que es susceptible de dar nacimiento al politeísmo: éste, que en suma no es sino el caso más extremo de la “asociación” (Hay “asociación” desde el momento en que se admite que cualquier cosa, fuera del Principio, posee una existencia que le pertenece particularmente; pero naturalmente, de aquí al politeísmo propiamente dicho, puede haber múltiples grados), consiste en admitir una pluralidad de principios considerados como completamente independientes, cuando en realidad ni son ni pueden ser sino aspectos más o menos secundarios del Principio supremo. RGM MONOTEÍSMO Y ANGELOLOGÍA)

Para terminar estas observaciones, destinadas a completar nuestro anterior estudio, citaremos este pasaje de Jacob Boehme, quien, con la terminología que le es particular y con una forma quizá algo oscura, como a menudo ocurre en él, nos parece que expresa correctamente las relaciones entre los ángeles y los aspectos divinos: “La creación de los ángeles tiene un comienzo, pero las fuerzas con las cuales han sido creados jamás ha conocido principio, sino que asistieron al nacimiento del eterno comienzo… Han surgido del Verbo revelado, de la naturaleza eterna, tenebrosa, ígnea y luminosa, del deseo de la divina revelación, y han sido transformadas en imágenes “creaturadas” (es decir, fragmentadas en criaturas aisladas) (Mysterium Magnum, VIII, 1). RGM MONOTEÍSMO Y ANGELOLOGÍA)

Hemos dicho, en nuestro estudio sobre el Demiurgo, que la distinción de la que nace la existencia individual es el punto de partida de la Creación; en efecto, ésta existe en la medida en que el conjunto de los seres individuales, caracterizados por el número cinco, se considera como distinto de la Unidad, lo que da nacimiento al número seis. RGM OBSERVACIONES SOBRE LA PRODUCCION DE LOS NUMEROS

Por el contrario, según la enseñanza conforme a la doctrina ortodoxa, es el Aire el primer elemento, y este Aire, elemento neutro (que no contiene más que en potencia la dualidad activo-pasivo), produce en sí mismo, al diferenciarse por polarización (haciendo pasar esa dualidad de la potencia al acto), el Fuego, elemento activo, y el Agua, elemento pasivo (o podría decirse “reactivo”, es decir, que actúa de modo reflejo, correlativamente a la acción en modo espontáneo del elemento complementario), cuya acción y reacción recíproca da nacimiento (por una especie de cristalización o de precipitación residual) a la Tierra, “elemento final” de la manifestación corporal. RGM LAS CONDICIONES DE LA EXISTENCIA CORPORAL

El nacimiento de Qain precede al de Habel, es decir, la manifestación perceptible del tiempo precede (lógicamente) a la del espacio, al igual que el sonido es la primera de las cualidades sensibles; la muerte de Habel en manos de Qain representa entonces la destrucción aparente, en la exterioridad de las cosas, de la simultaneidad por parte de la sucesión; el nacimiento de Seth es consecutivo a esta muerte, está como condicionado por aquello que representa, y no obstante Seth, o el movimiento, no procede de Qain y Habel, o del tiempo y el espacio, aunque su manifestación sea una consecuencia de RGM LAS CONDICIONES DE LA EXISTENCIA CORPORAL

El nacimiento de Qain precede al de Habel, es decir, la manifestación perceptible del tiempo precede (lógicamente) a la del espacio, al igual que el sonido es la primera de las cualidades sensibles; la muerte de Habel en manos de Qain representa entonces la destrucción aparente, en la exterioridad de las cosas, de la simultaneidad por parte de la sucesión; el nacimiento de Seth es consecutivo a esta muerte, está como condicionado por aquello que representa, y no obstante Seth, o el movimiento, no procede de Qain y Habel, o del tiempo y el espacio, aunque su manifestación sea una consecuencia de la acción del uno sobre el otro (considerando entonces al espacio como pasivo respecto al tiempo); como ellos, nace del propio Adam, es decir, procede tan directamente como ellos de la exteriorización de las potencias del Hombre Universal, quien, como dice Fabre d’Olivet, lo ha “generado por medio de su facultad asimiladora y su sombra reflejada”. RGM LAS CONDICIONES DE LA EXISTENCIA CORPORAL

La extensión, considerada desde el punto de vista substancial, apenas es distinta, en cuanto a nuestro mundo físico, del Eter primordial (Akasha), en tanto que no se produce por un movimiento complejo que determine una diferenciación formal; pero la indefinidad de las combinaciones posibles de movimientos da nacimiento, en esta extensión, a la indefinidad de las formas, diferenciándose todas, tal como hemos indicado, a partir de la forma esférica original. RGM LAS CONDICIONES DE LA EXISTENCIA CORPORAL

Pero hay que decir al menos, para explicar nuestra sorpresa, que esas aserciones provienen, no de un orientalista o de un teosofista cualquiera, sino de un Hindú de nacimiento. RGM LA DIFUSIÓN DEL CONOCIMIENTO Y EL ESPÍRITU MODERNO

Como todo cambia con una rapidez sin cesar creciente, estas supersticiones, así como las teorías científicas y filosóficas a las cuales están quizá ligadas en cierto modo, parecen “usarse” cada vez más rápidamente; también tenemos desde que registrar el nacimiento de una superstición nueva, la del “valor”, que data de hace apenas algunos años, pero que tiende ya a adelantar a las otras. RGM LA SUPERSTICIÓN DEL “VALOR”

El comienzo de este articulo recuerda curiosamente los proyectos de Noah; la continuación es la expresión de un “milenarismo” que no es absolutamente excepcional en las iglesias protestantes, y que, en esta misma región de Nueva Inglaterra, debía también dar nacimiento, hacia 1840, a los “Adventistas del Séptimo Día”. RGM LOS ORÍGENES DEL MORMONISMO

En esas condiciones, no podía evidentemente producirse ningún nacimiento, puesto que no había ningún hombre no encarnado, y fue así en tanto que el hombre no murió, es decir, hasta la “caída”, entendida en su sentido exotérico, como un hecho histórico (Sobre la interpretación esotérica y metafísica de la “caída original” del hombre, véase “Le Démiurge”), pero que se considera sin embargo como “pudiendo representar toda una serie de acontecimientos que han debido desarrollarse en el curso de un período de varios siglos”. RGM LA GNOSIS Y LAS ESCUELAS ESPIRITUALISTAS

«Es así como el hombre puede ser comparado a la bellota y a la encina: el alma embrionaria, no individualizada, deviene un hombre así como la bellota se convierte en una encina, y, del mismo modo que la encina da nacimiento a una cantidad innumerable de bellotas, el hombre proporciona a su vez a una indefinidad de almas los medios para tomar nacimiento en el mundo espiritual. RGM LA GNOSIS Y LAS ESCUELAS ESPIRITUALISTAS

Esto debería bastar para mostrar que es inútil proseguir las búsquedas experimentales más allá de ciertos límites, es decir, en el caso actual, anteriormente al nacimiento del sujeto, o al menos al principio de su vida embrionaria; es sin embargo lo que se pretende hacer, apoyandose, como hemos dicho, sobre la hipótesis preconcebida de la reencarnación, y se ha creído poder «hacer revivir» así a ese sujeto «sus vidas anteriores» incluso estudiando igualmente, en el intervalo, ¡«lo que pasa para el espíritu no encarnado» ! Aquí, estamos en plena fantasía: ¿cómo se puede hablar de las «anterioridades del ser viviente», cuando se trata del tiempo donde ese ser viviente no existía todavía en estado individualizado, y querer llevarlo más allá de su origen, es decir, en condiciones RGM LA GNOSIS Y LAS ESCUELAS ESPIRITUALISTAS

Pero, cualquiera que sea el sentimiento que puede haber dado nacimiento a una tal opinión, lo que nos interesa ante todo, es saber si esta opinión está fundada, o en qué medida lo está. RGOO PREFACIO

En cuanto al sentido relativo del que las mismas palabras son susceptibles, es otra cosa, y, como ese sentido es muy legítimo, no se puede decir que se trate en ese caso de ideas que hayan tomado nacimiento en un momento determinado; poco importa que hayan sido expresadas de una manera o de otra, y, si un término es cómodo, no es porque sea de creación reciente por lo que vemos inconvenientes para su empleo. RGOO CIVILIZACIÓN Y PROGRESO

La moral, cualquiera que sea la base que se le dé, y cualquiera que sea también la importancia que se le atribuya, no es y no puede ser más que una regla de acción; para hombres que no se interesan más que en la acción, es evidente que debe jugar un papel capital, y se apegan a ella tanto más cuanto que las consideraciones de ese orden pueden dar la ilusión del pensamiento en un periodo de decadencia intelectual; esto es lo que explica el nacimiento del «moralismo». RGOO LA SUPERSTICIÓN DE LA VIDA

No hablamos, bien entendido, más que de la religión en el sentido propio de esta palabra, y no de las deformaciones o de las imitaciones que han tomado nacimiento, al contrario, bajo la influencia del espíritu moderno, y que llevan su marca hasta tal punto que son casi asimilables al «moralismo» filosófico. RGOO TENTATIVAS INFRUCTUOSAS

Esto no quiere decir que este contacto deba romperse necesariamente con aquellos cuya intelectualidad ha devenido completamente oriental, y eso tanto menos cuanto que, en suma, son esencialmente representantes del espíritu tradicional; pero su situación es demasiado particular como para que no estén obligados a una gran reserva, sobre todo en tanto que no se haga llamada expresamente a su colaboración; deben mantenerse a la expectativa, como los orientales de nacimiento, y todo lo que pueden hacer en mayor grado que estos últimos, es presentar las doctrinas bajo una forma más apropiada a Occidente, y hacer notar las posibilidades de acercamiento que se desprenden de su comprehensión; todavía una vez más, deben contentarse con ser los intermediarios cuya presencia pruebe que toda esperanza de entendimiento no está irremediablemente perdida. RGOO CONSTITUCIÓN Y FUNCIÓN DE LA ÉLITE

Así pues, todos ignoran igualmente los principios más elementales de la metafísica, puesto que es al contrario la concepción misma del verdadero Infinito metafísico la única que permite rechazar de una manera absoluta todo «infinito particular», si puede se expresar así, tal como el pretendido infinito cuantitativo, y estar seguro de antemano de que, por todas partes donde se le encuentre, no puede ser más que una ilusión, a cuyo respecto ya no habrá más que preguntarse lo que ha podido darle nacimiento, a fin de poder sustituirla por otra noción más conforme a la verdad. PCI INFINITO E INDEFINIDO

No hay elementos corporales indivisibles, o «átomos» en el sentido propio de la palabra, como no hay, en el orden numérico, fracción indivisible y que no pueda dar nacimiento a fracciones siempre más pequeñas, o como no hay, en el orden geométrico, elemento lineal que no pueda dividirse en elementos más pequeños. PCI «DIVISIÓN AL INFINITO» O DIVISIBILIDAD INDEFINIDA

Las palabras Gloria y Pax se refieren respectivamente al aspecto interno, en relación al Principio, y al aspecto externo en relación al mundo manifestado; y, si se consideran así estas palabras, se puede comprender inmediatamente por qué son pronunciadas por los Ángeles (Malakim) para anunciar el nacimiento de «Dios con nosotros» o «en nosotros» (Emmanuel). RGRM CAPÍTULO III

y porque, a este título, puede encontrarse en ellos, así como por toda otra parte, esta figuración del “Hombre Universal” a la que hacíamos alusión en el precedente capítulo; pero, si estos fenómenos son símbolos, es evidente que no son la cosa simbolizada, y que el hecho de tomarlos por ésta constituye una inversión de las relaciones normales entre los diferentes órdenes de realidades ( NA: Es quizás bueno recordar también aquí, aunque ya lo hayamos hecho en otras ocasiones, que es esta interpretación astronómica, siempre insuficiente en sí misma, y radicalmente falsa cuando pretende ser exclusiva, la que ha dado nacimiento a la muy famosa teoría del “mito solar”, inventada hacia el final del siglo XVIII por Dupuis y Volney, reproducida después por Max Müller, y todavía en nuestros días por los principales representantes de una supuesta “ciencia de las religiones” que nos es completamente imposible tomar en serio). RGSC IV

Es en este misterio, origen invisible de todas las cosas, donde el “punto” oculto de quien todo procede toma nacimiento. RGSC IV

así más completa que la primera, pero es evidente que no podemos, a menos de salir de la extensión de tres dimensiones, considerar en ella más que un solo ser, y no ya, como precedentemente, el conjunto de todos los seres del Universo, puesto que la consideración de este conjunto nos forzaría a introducir aquí todavía otra indefinidad, que sería entonces del cuarto orden, y que no podría ser figurada geométricamente más que suponiendo una cuarta dimensión suplementaria agregada a la extensión ( Éste no es el lugar de tratar la cuestión de la “cuarta dimensión” del espacio, que ha dado nacimiento a muchas concepciones erróneas o fantásticas, y que encontraría su lugar más naturalmente en un estudio sobre las condiciones de la existencia corporal). RGSC XII

Los términos extremos de una serie indefinida pueden verse como situados fuera de esta serie, por eso mismo de que establecen su continuidad con otras series: y todo esto puede aplicarse, en particular, al nacimiento y a la muerte de la modalidad corpórea de la individualidad humana. RGSC XV

EL SÍMBOLO EXTREMO ORIENTAL DEL YIN-YANG; EQUIVALENCIA METAFÍSICA DEL nacimiento Y DE LA MUERTE Volviendo de nuevo a la determinación de nuestra figura, no vamos a considerar en suma particularmente más que dos cosas: por una parte, el eje vertical, y, por otra, el plano horizontal de coordenadas. RGSC XXII

Y en realidad, el hombre no es libre, en efecto, de su nacimiento ni de su muerte. RGSC XXII

Para su nacimiento, no es libre ni de la aceptación, ni de la negación, ni del momento. RGSC XXII

Para la muerte, no es libre de sustraerse a ella; y, en toda justicia analógica, no debe ser libre tampoco del momento de su muerte… En todo caso, no es libre de ninguna de las condiciones de estos dos actos: el nacimiento le lanza invenciblemente sobre el círculo de una existencia que ni ha pedido ni ha escogido; la muerte le retira de este círculo y le lanza invenciblemente a otro, prescrito y previsto por la “Voluntad del Cielo”, sin que pueda modificarlo en nada ( Esto es así porque el individuo como tal no es más que un ser contingente, que no tiene en sí mismo su razón suficiente; por eso es por lo que el curso de su existencia, si se considera sin tener en cuenta la variación según el sentido vertical, aparece como el “círculo de la necesidad”). RGSC XXII

Así, el hombre terrestre es esclavo en cuanto a su nacimiento y en cuanto a su muerte, es decir, en relación a los dos actos principales de su vida individual, a los únicos que resumen en suma su evolución especial al respecto de lo Infinito” ( Matgioi, La Vía Metafísica, pp 132-133 — “Pero, entre su nacimiento y su muerte, el individuo es libre, en la emisión y en el sentido de todos sus actos terrestres; en el “circulus vital” de la especie y del individuo, la atracción de la “Voluntad del Cielo” no se hace sentir”). RGSC XXII

Debe comprenderse bien que “los fenómenos muerte y nacimiento, considerados en sí mismos y fuera de los ciclos, son perfectamente iguales” ( NA: Matgioi, La Vía Metafísica, pp 138-139 ( nota )); se puede decir incluso que no es en realidad más que un solo y mismo fenómeno considerado bajo dos caras opuestas, es decir, desde el punto de vista de uno y otro de los dos ciclos consecutivos entre los cuales interviene. RGSC XXII

Por lo demás, eso se ve inmediatamente en nuestra representación geométrica, puesto que el fin de un ciclo cualquiera coincide siempre necesariamente con el comienzo de otro, y puesto que nos no empleamos los términos “nacimiento” y “muerte”, tomándolos en su acepción enteramente general, más que para designar los pasos entre los ciclos, cualquiera que sea por lo demás la extensión de éstos, y ya sea que se trate tanto de mundos como de individuos. RGSC XXII

Estos dos fenómenos, “se acompañan pues y se completan uno al otro: el nacimiento humano es la consecuencia inmediata de una muerte ( a otro estado ); la muerte humana es la causa inmediata de un nacimiento ( en otro estado igualmente ). RGSC XXII

Y, puesto que el tiempo aquí no existe, podemos afirmar que, entre el valor intrínseco del fenómeno nacimiento y el valor intrínseco del fenómeno muerte, hay identidad metafísica. RGSC XXII

En cuanto a su valor relativo, y a causa de la inmediatez de las consecuencias, la muerte a la extremidad de un ciclo cualquiera es superior al nacimiento sobre el mismo ciclo, en todo el valor de la atracción de la “Voluntad del Cielo” sobre este ciclo, es decir, matemáticamente, en el paso de la hélice evolutiva” ( Matgioi, La Vía Metafísica, p 137 — Sobre esta cuestión de la equivalencia metafísica del nacimiento y de la muerte, ver también El Hombre y su devenir según el Vedanta, cap VIII y XVII ). RGSC XXII

Es solo en este último sentido como los Asuras se oponen a los Devas, cuyo nombre expresa la luminosidad de las esferas celestes; en el otro sentido, por el contrario, se identifican en realidad a ellos ( de donde viene la aplicación que se hace de esta denominación de Asuras, en algunos textos Vedicos, a Mitra y a Varuna ); es menester prestar mucha atención a esta doble significación para resolver las apariencias de contradicciones a las que puede dar nacimiento — Si se aplica al encadenamiento de los ciclos el simbolismo de la sucesión temporal, se comprende sin esfuerzo por qué se dice que los asuras son anteriores a los Devas. RGSC XXV

El apego a la multiplicidad es también, en un sentido, la “tentación” bíblica, que aleja al ser de la unidad central original y que le impide alcanzar el fruto del “Árbol de la Vida”; por eso es, en efecto, por lo que el ser está sometido a la alternancia de las mutaciones cíclicas, es decir, al nacimiento y a la muerte). RGSC XXV

Y esto nos recuerda otra similitud del mismo género: en el mito de Adonis (cuyo nombre, por lo demás, significa el Señor’), cuando el héroe es mortalmente herido por el colmillo de un jabalí (colmillo que sustituye aquí a la lanza), su sangre, vertiéndose en tierra, da nacimiento a una flor; pues bien: L Charbonneau ha señalado en Regnabitabit (Ver Regnabit, enero de 1925) “un hierro para hostias, del siglo XII, donde se ve la sangre de las llagas del Crucificado caer en gotitas que se transforman en rosas, y el vitral del. SFCS EL SAGRADO CORAZON Y LA LEYENDA DEL SANTO GRAAL

En el mito de Adonis (cuyo nombre, por otra parte, significa “el Señor”), cuando el héroe es herido de muerte por el colmillo de un jabalí, que desempeña aquí el mismo papel que la lanza ( (Sobre el simbolismo del jabalí y sobre su carácter “polar”, que lo pone precisamente en relación también con el “Eje del Mundo”, véase cap XI:, “El Jabalí y la Osa”)), su sangre, derramándose en tierra, da nacimiento a una flor; y sin duda es encontrarían con facilidad otros ejemplos similares. SFCS LAS FLORES SIMBOLICAS

En todo caso, uno de los aspectos más tenebrosos de los misterios “tifónicos” era el culto del “dios de cabeza de asno”, al cual, según es sabido, se acusó a los primeros cristianos de adherirse (El papel del asno en la tradición evangélica, cuando el nacimiento de Cristo, y cuando su entrada en Jerusalén, puede parecer en contradicción con el carácter maléfico que se le atribuye en casi todas las demás tradiciones; y la “fiesta del asno” que se celebraba en el Medioevo no parece haber sido explicada jamás de manera satisfactoria; nos guardaremos muy bien de arriesgar la menor interpretación sobre este tema tan oscuro. ( SFCS SHET

con desarrollo mucho más amplió, en las civilizaciones tradicionales, con las cuales parecerían a primera vista incompatibles? No es inútil citar aquí algunos ejemplos precisos, y mencionaremos ante todo, a este respecto, ciertas fiestas de carácter realmente extraño que se celebraran en el Medioevo: la “fiesta del asno”, en la cual este animal, cuyo simbolismo propiamente “satánico” es muy conocido en todas las tradiciones (Sería un error querer oponer a esto el papel desempeñado por el asno en la tradición evangélica, pues, en realidad, el buey y el asno, situados a una y otra parte de la cuna en el nacimiento de Cristo, simbolizan respectivamente el conjunto de las fuerzas benéficas y el de las fuerzas maléficas; ambos conjuntos se encuentran nuevamente, por lo demás, en la Crucifixión, bajo la forma del buen ladrón y el mal ladrón. SFCS SOBRE LA SIGNIFICACION DE LAS FIESTAS “CARNAVALESCAS”

En cuanto a los orígenes primeros de este símbolo, parece que haya de reconocérsele proveniencia nórdica, y aun hiperbórea: en efecto, se ha señalado su presencia en Alemania del Norte y en Escandinavia (Cf L Charbonneau-Lassay, “Le Poisson”, en Regnabit, número de diciembre de 1926), y en esas regiones está verosímilmente más cerca de su punto de partida que en el Asia central, a donde fue llevado sin duda por la gran corriente que, salida directamente de la Tradición primordial, debía en seguida dar nacimiento a las doctrinas de India y Persia. SFCS ALGUNOS ASPECTOS DEL SIMBOLISMO DEL PEZ

Sabido es, además, que la salida de Jonás del seno de la ballena se ha considerado siempre como símbolo de resurrección, y por ende de paso a un estado nuevo; y esto debe ponerse en relación, por otra parte, con el sentido de “nacimiento” que, en la Cábala hebrea especialmente, se vincula con la letra nun y debe entenderse en sentido espiritual, como un “nuevo nacimiento“, es decir, como una regeneración del ser individual o cósmico. SFCS LOS MISTERIOS DE LA LETRA NUN

El “nuevo nacimiento” supone necesariamente la muerte al estado anterior, ya se trate de un individuo o de un mundo; muerte y nacimiento o resurrección, son dos aspectos mutuamente inseparables, pues no constituyen en realidad sino las dos faces opuestas de un mismo cambio de estado. SFCS LOS MISTERIOS DE LA LETRA NUN

En efecto, nada más que una preparación para ella puede verse, en estricto rigor, en la muerte al mundo profano seguida del “descenso a los Infiernos”, el cual, claro está, es la misma cosa que el viaje al mundo subterráneo al cual da acceso la caverna; y, en lo que hace a la iniciación misma, lejos de ser considerada como una muerte, lo es al contrario como un “segundo nacimiento“, y como un paso de las tinieblas a la luz. SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

Pero el lugar de este nacimiento es también la caverna, por lo menos en los casos en que la iniciación se efectúa en ella, real o simbólicamente, pues va de suyo que no hay que generalizar demasiado, y que, como en el caso del laberinto, al cual nos referiremos en seguida, no se trata de algo necesariamente común a todas las formas iniciáticas sin excepción. SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

Lo mismo aparece por lo demás, incluso exotéricamente, en el simbolismo cristiano de la Natividad, con igual nitidez que en otras tradiciones; y es evidente que la caverna como lugar de nacimiento no puede tener precisamente la misma significación que la caverna como lugar de muerte o sepultura. SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

Se podría hacer notar, sin embargo, por lo menos para vincular entre sí esos aspectos diferentes y hasta en apariencia opuestos, que muerte y nacimiento no son, en suma, sino las dos fases de un mismo cambio de estado, y que el paso de un estado a otro se considera siempre como que debe efectuarse en la oscuridad (Podría recordarse también, a este respecto, el simbolismo del grano de trigo en los misterios de Eleusis); en este sentido, la caverna sería más exactamente, pues, el lugar mismo de ese tránsito: pero esto, aun siendo estrictamente verdadero, no se refiere aún sino a uno de los aspectos de su complejo simbolismo. SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

La verdad es que, muy lejos de constituir un lugar tenebroso, la caverna iniciática está iluminada interiormente, de modo que, al contrario, la oscuridad reina fuera de ella, pues el mundo profano se asimila naturalmente a las “tinieblas exteriores” y el “segundo nacimiento” es a la vez una “iluminación” (En el simbolismo masónico igualmente, y por las mismas razones, las “luces” se encuentran obligatoriamente en el interior de la logia; y la palabra loka, recién mencionada, se relaciona también directamente con una raíz cuyo sentido primero designa la luz). SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

Ha de hacerse notar aún que, cuando la misma caverna es a la vez el lugar de la muerte iniciática y el del “segundo nacimiento“, debe entonces ser considerada como acceso no solo a los dominios subterráneos o “infernales”, sino también a los dominios supraterrestres; esto también responde a la noción del punto central, que es, en el orden “macrocósmico”, al igual que en el “microcósmico”, aquel donde se efectúa la comunicación con todos los estados superiores e inferiores; y solamente así la caverna puede ser, según lo hemos dicho, la imagen completa del mundo, en cuanto todos esos estados deben reflejarse igualmente en ella; de no ser así, la asimilación de su bóveda al cielo sería absolutamente incomprensible. SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

Pero, por otra parte, si el “descenso a los Infiernos” se cumple en la caverna misma, entre la muerte iniciática y el “segundo nacimiento“, se ve que no puede considerarse a ese descenso como representado por el recorrido del laberinto, y entonces cabe aún preguntarse a qué corresponde en realidad este último: son las “tinieblas exteriores”, a las cuales hemos aludido ya, y a las que se aplica perfectamente el estado de “errancia”, si es lícito usar este término, del cual tal recorrido es la exacta expresión. SFCS LA CAVERNA Y EL LABERINTO

en cuanto el principio se encara según dos puntos de vista diferentes; de estos dos puntos de vista, el de la extrema pequeñez concierne a su estado oculto y, en cierto modo, “invisible”, el cual no es para el ser sino aun una “virtualidad” pero a partir del cual se efectuará el desarrollo espiritual de ese ser; allí, pues, está propiamente el “comienzo” (initium) de ese desarrollo, lo que se halla en relación directa con la iniciación, entendida en el sentido etimológico del término; y precisamente desde este punto de vista la caverna puede ser considerada el lugar del “segundo nacimiento“. SFCS EL CORAZON Y LA CAVERNA

A este respecto, encontramos textos como el siguiente: “Sabe tú que este Agni, que es el fundamento del mundo eterno (principial), y por el cual éste puede ser alcanzado, está oculto en la caverna (del corazón)” (Katha-Upanishad, Valli 1a sruti 14), lo que se refiere, en el orden “microcósmico”, al “segundo nacimiento” y también, por transposición al orden “macrocósmico”, a su análogo, que es el nacimiento del Avatara. SFCS EL CORAZON Y LA CAVERNA

Se trata aquí de ese “germen” espiritual que, en el orden “macrocósmico”, está designado ‘por la tradición hindú como Hiranyagarbha, es decir, literalmente, el “embrión de oro” (Ver L’Homme et son devenir selon le Vedanta, cap XIII); este “germen” es real y verdaderamente el Avatara primordial (A esto se refiere igualmente la designación de Cristo como “germen” en diversos textos de las Escrituras, sobre lo cual volveremos quizá en otra ocasión (ver Apersus sur l’Initiation”, cap XLVIII; y, en la presente compilación, cap LXXIII: “El grano de mostaza”)), y hemos visto que el lugar de nacimiento del Avatara, lo mismo que de aquello que le corresponde desde el punto de vista “microcósmico”, está precisamente representado por el corazón o la caverna. SFCS EL CORAZON Y “EL HUEVO DEL MUNDO”

XIII y XIX)); y ese pinda, en cuanto “germen” permanente e indestructible del ser, se identifica por otra parte con el “núcleo de inmortalidad”, que es denominado luz en la tradición hebrea (Para mayores desarrollos sobre este punto, remitiremos una vez más a Le Roi du Monde; puede notarse también que la asimilación del “segundo nacimiento” a una “germinación” del luz recuerda netamente la descripción taoísta del proceso iniciático como “endogenia del inmortal”). SFCS EL CORAZON Y “EL HUEVO DEL MUNDO”

Verdad que, en general, el luz no se indica como situado en el corazón, o por lo menos ésta no es sino una de las diferentes localizaciones de que es susceptible, en su correspondencia con el organismo corpóreo, y ni siquiera la más habitual; pero no deja de encontrársela, entre las otras, precisamente donde debe encontrársela según lo que llevamos dicho, es decir, donde el luz está en relación inmediata con el “segundo nacimiento“. SFCS EL CORAZON Y “EL HUEVO DEL MUNDO”

inferior” del luz, se alude directamente en la fórmula hermética: “Visita inferiora terrae, rectificando invenies occultum lapidem” (‘Visita las (partes) inferiores de la tierra, (y) rectificando encontrarás la piedra oculta’); la “rectificación” es aquí el “enderezamiento” (redressement) que señala, después del “descenso” el comienzo del movimiento ascensional, correspondiente al despertar de la Kundalini; y el complemento de la misma fórmula designa además esa “piedra oculta” como “veram medicinam” (‘verdadera medicina’), lo que la identifica también con el amrta, alimento o pócima de la inmortalidad); en el corazón, se da la fase inicial de su “germinación”, que es propiamente el “segundo nacimiento“; en el ojo frontal, corresponde a la perfección del estado humano, es decir, a la reintegración al “estado primordial”; por último, en la coronilla, corresponde al paso a los estados supraindividuales; y encontraremos también la correspondencia exacta de estas diversas etapas cuando volvamos al simbolismo de la caverna iniciática (Notemos además que la designación “embrión de oro” sugiere cierta relación con el simbolismo alquímico, confirmada por otra parte por ciertas vinculaciones como las que hemos indicado en la nota precedente; y veremos también, a este respecto, que la caverna iniciática corresponde de modo notable al athanor hermético; no cabe asombrarse SFCS EL CORAZON Y “EL HUEVO DEL MUNDO”

Ahora, falta considerar otra cuestión particularmente importante desde el punto de vista iniciático: hemos hablado de la caverna como lugar del “segundo nacimiento“; pero ha de hacerse una distinción esencial entre este “segundo nacimiento” y el “tercer nacimiento“, distinción que en suma corresponde a la de la iniciación en los “pequeños misterios” y en los “grandes misterios”; si el “tercer nacimiento” se representa también como cumplido en la caverna, ¿de qué modo se adaptará a él el simbolismo, de ésta? El “segundo nacimiento“, que es propiamente lo que puede llamarse la “regeneración psíquica”, se opera en el dominio de las posibilidades sutiles de la individualidad humana; el “tercer nacimiento“, al contrario, al efectuarse directamente en el orden espiritual, y no ya en el SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

Ahora, falta considerar otra cuestión particularmente importante desde el punto de vista iniciático: hemos hablado de la caverna como lugar del “segundo nacimiento“; pero ha de hacerse una distinción esencial entre este “segundo nacimiento” y el “tercer nacimiento“, distinción que en suma corresponde a la de la iniciación en los “pequeños misterios” y en los “grandes misterios”; si el “tercer nacimiento” se representa también como cumplido en la caverna, ¿de qué modo se adaptará a él el simbolismo, de ésta? El “segundo nacimiento“, que es propiamente lo que puede llamarse la “regeneración psíquica”, se opera en el dominio de las posibilidades sutiles de la individualidad humana; el “tercer nacimiento“, al contrario, al efectuarse directamente en el orden espiritual, y no ya en el psíquico, es el acceso al dominio de las posibilidades supraindividuales. SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

el punto de vista iniciático: hemos hablado de la caverna como lugar del “segundo nacimiento“; pero ha de hacerse una distinción esencial entre este “segundo nacimiento” y el “tercer nacimiento“, distinción que en suma corresponde a la de la iniciación en los “pequeños misterios” y en los “grandes misterios”; si el “tercer nacimiento” se representa también como cumplido en la caverna, ¿de qué modo se adaptará a él el simbolismo, de ésta? El “segundo nacimiento“, que es propiamente lo que puede llamarse la “regeneración psíquica”, se opera en el dominio de las posibilidades sutiles de la individualidad humana; el “tercer nacimiento“, al contrario, al efectuarse directamente en el orden espiritual, y no ya en el psíquico, es el acceso al dominio de las posibilidades supraindividuales. SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

El uno es, pues, propiamente un “nacimiento en el cosmos” (proceso al cual corresponde, según lo hemos dicho, en el orden “macrocósmico”, el nacimiento del Avatara) y por consiguiente es lógico que se lo figure como ocurrido íntegramente en el interior de la caverna; pero el otro es un “nacimiento fuera del cosmos” y a esta “salida del cosmos”, según la expresión de Hermes (Cf A K Coomaraswamy, “La Vierge allaitant saint Bernard”, en ET, diciembre de 1937, p 418), debe corresponder, para que el simbolismo sea completo, una salida final de la caverna, la cual contiene solamente las posibilidades incluidas en el “cosmos”, las que el SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

El uno es, pues, propiamente un “nacimiento en el cosmos” (proceso al cual corresponde, según lo hemos dicho, en el orden “macrocósmico”, el nacimiento del Avatara) y por consiguiente es lógico que se lo figure como ocurrido íntegramente en el interior de la caverna; pero el otro es un “nacimiento fuera del cosmos” y a esta “salida del cosmos”, según la expresión de Hermes (Cf A K Coomaraswamy, “La Vierge allaitant saint Bernard”, en ET, diciembre de 1937, p 418), debe corresponder, para que el simbolismo sea completo, una salida final de la caverna, la cual contiene solamente las posibilidades incluidas en el “cosmos”, las que el iniciado debe precisamente sobrepasar en esta nueva fase del desarrollo de su ser, del cual el “segundo SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

El uno es, pues, propiamente un “nacimiento en el cosmos” (proceso al cual corresponde, según lo hemos dicho, en el orden “macrocósmico”, el nacimiento del Avatara) y por consiguiente es lógico que se lo figure como ocurrido íntegramente en el interior de la caverna; pero el otro es un “nacimiento fuera del cosmos” y a esta “salida del cosmos”, según la expresión de Hermes (Cf A K Coomaraswamy, “La Vierge allaitant saint Bernard”, en ET, diciembre de 1937, p 418), debe corresponder, para que el simbolismo sea completo, una salida final de la caverna, la cual contiene solamente las posibilidades incluidas en el “cosmos”, las que el iniciado debe precisamente sobrepasar en esta nueva fase del desarrollo de su ser, del cual el “segundo nacimiento” no era en realidad sino el punto de partida. SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

del Avatara) y por consiguiente es lógico que se lo figure como ocurrido íntegramente en el interior de la caverna; pero el otro es un “nacimiento fuera del cosmos” y a esta “salida del cosmos”, según la expresión de Hermes (Cf A K Coomaraswamy, “La Vierge allaitant saint Bernard”, en ET, diciembre de 1937, p 418), debe corresponder, para que el simbolismo sea completo, una salida final de la caverna, la cual contiene solamente las posibilidades incluidas en el “cosmos”, las que el iniciado debe precisamente sobrepasar en esta nueva fase del desarrollo de su ser, del cual el “segundo nacimiento” no era en realidad sino el punto de partida. SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

Aquí, naturalmente, ciertas relaciones se encontrarán modificadas: la caverna vuelve a ser un “sepulcro”, no ya esta vez en razón exclusivamente de su situación “subterránea”, sino porque el “cosmos” íntegro es en cierto modo el “sepulcro” del cual el ser debe salir ahora; el “tercer nacimiento” está precedido necesariamente de la “segunda muerte”; que no es ya la muerte al mundo profano, sino verdaderamente la “muerte al cosmos” (y también “en el cosmos”), y por eso el nacimiento “extracósmico” se asimila siempre a una “resurrección” (Se encuentra igualmente lo análogo de todo esto en el simbolismo de la crisálida y de su transformación en mariposa). SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

cit), punto cuya “localización” según las correspondencias orgánicas se encuentra en la coronilla (Ver L’Homme et son devenir selon le Védánta, cap XXI), y que se figura también por la abertura superior del athanor hermético (El “tercer nacimiento” podría ser considerado, empleando la terminología alquímica, como una “sublimación”). SFCS LA CAVERNA Y “EL HUEVO DEL MUNDO

parte, tal modo de entrada no convendría para los “grandes misterios”, pues no corresponde propiamente sino al estado inicial, que para entonces ya ha sido franqueado hace mucho; sería necesario más bien, pues, suponer que el recipiendario, entrado por esa vía subterránea para recibir la iniciación en los “pequeños misterios”, permanece luego en la caverna hasta el momento de su “tercer nacimiento“, en que sale definitivamente de ella por la abertura superior; esto es admisible teóricamente, pero de toda evidencia no es posible ponerlo en práctica de modo efectivo (En cierto sentido puede decirse que los “pequeños misterios” corresponden a la tierra (estado humano), y los “grandes misterios” al cielo (estados supraindividuales); de ahí también, en ciertos casos, una correspondencia simbólica establecida con las formas geométricas del cuadrado y del círculo (o derivadas de éstas), que en particular la tradición extremo-oriental refiere, respectivamente, a la tierra y al cielo; esta distinción se encuentra, en Occidente, en la de la Square Masonry y SFCS LA SALIDA DE LA CAVERNA

Haremos notar solo que se puede comprender fácilmente así la razón por la cual el nacimiento del Avatara se considera como ocurrido en la época del solsticio de invierno, época que es la de la fiesta de Navidad en la tradición cristiana). SFCS LAS PUERTAS SOLSTICIALES

De acuerdo con el simbolismo cristiano, el nacimiento del Avatara ocurre no solamente en el solsticio de invierno, sino también a medianoche; está así, pues, en doble correspondencia con la “puerta de los dioses”. SFCS LAS PUERTAS SOLSTICIALES

sino decrecer, y lo que ha llegado a su mínimo no puede, al contrario, sino comenzar a acrecerse en seguida (Esta idea se encuentra, particularmente, expresada varias veces y en formas diversas en el Tao-te King; se la refiere más en especial, en la tradición extremo-oriental, a las vicisitudes del yin y el yang); por eso el solsticio de verano señala el comienzo de la mitad descendente del año, y el solsticio de invierno, inversamente, el de su mitad ascendente; y esto explica también, desde el punto de vista de su significación cósmica, estas palabras de San Juan Bautista, cuyo nacimiento coincide con el solsticio estival: “Él (Cristo, nacido en el solsticio de invierno) conviene que crezca, y yo que disminuya” (San Juan, III, 30). SFCS ACERCA DE LOS DOS SAN JUAN

Va de suyo que la significación “cósmica” de que acabamos de hablar puede realizarse de múltiples maneras, correspondientes a otros tantos puntos de vista, que darán nacimiento así a “tipos” arquitectónicos diferentes, algunos de los cuales estarán particularmente ligados a tal o cual forma tradicional; pero por el momento no tenemos que considerar sino uno de esos “tipos”, que, por otra parte, aparece como uno de los más fundamentales y que también, por eso mismo, es uno de los más generalmente difundidos. SFCS EL SIMBOLISMO DE LA CÚPULA

El punto de que se trata es, pues, un verdadero Omphalos (nabhih prthivya (sánscrito: ‘ombligo de la tierra’)), en muchísimos casos, allí se sitúa el altar o el hogar, según se trate de un templo o de una casa; el altar, por lo demás, es, también en realidad un hogar, e, inversamente, en una civilización tradicional, el hogar debe considerarse como un verdadero altar doméstico; simbólicamente, en él se cumple la manifestación de Agni, y recordaremos a este respecto lo que hemos dicho acerca del nacimiento del Avatara en el centro de la caverna iniciática, pues es evidente que la significación también aquí es la misma, siendo diferente solo la aplicación. SFCS EL SIMBOLISMO DE LA CÚPULA

Empero, analógicamente y en un sentido relativo, puede hablarse también de “pasar por el ojo de la aguja” (Cf Dante, Purgatorio, X, 16) o de “escapar al pasa”, para designar todo paso de un estado a otro, pues este paso es siempre una “muerte” con relación al estado antecedente a la vez que un “nacimiento” con relación al estado consecuente, según lo hemos explicado ya en diversas ocasiones. SFCS EL “OJO DE LA AGUJA”

El verdadero septenario, pues, está formado aquí por la luz blanca y los seis colores en los cuales se diferencia; y va de suyo que el séptimo término es en realidad el primero, puesto que es el principio de todos los demás, los cuales no podrían tener sin él existencia alguna; pero es también el último, en el sentido de que todos retornan finalmente a él: la reunión de todos los colores reconstituye la luz blanca que les ha dado nacimiento. SFCS LOS SIETE RAYOS Y EL ARCO IRIS

En sánscrito, la palabra dratu sirve también para designar la ‘raíz’ verbal, como ‘simiente’ cuyo desarrollo da nacimiento al lenguaje íntegro (cf L’Homme et son devenir selon le Vedanta, cap XI)), porque, en cierto modo, solo esta virtualmente en ese ser, hasta tanto la “Unión” se haya realizado de modo efectivo SFCS EL GRANO DE MOSTAZA

El resultado de esa búsqueda es lo que se denomina propiamente “conocimiento del corazón” (harda-vidya), y éste es al mismo tiempo el “conocimiento de la cavidad” (daharda-vidya ), equivalencia que se manifiesta en sánscrito por el hecho de que las palabras respectivas (harda y dahara (siendo a=a+a)) están formadas por las mismas letras dispuestas en orden diferente; es, en otros términos, el conocimiento de lo más profundo e interior en el ser (Con respecto a la cavidad o “caverna” del corazón, considerada más en particular como el “lugar” donde se cumple el nacimiento del Avatara, ver también Aperçus sur l’Initiation, cap XLVIII). SFCS EL ÉTER EN EL CORAZÓN